Sin la menor duda, lo más interesante que nos ofrece “Samurai Pop” de Oriol Estrada y Jonathan López-Vera no es la abundante información que nos ofrece sobre esta figura histórica del Japón sino la forma de presentarla al lector, contrastando los hechos históricos documentados con la mitificación de estas figuras y las numerosas leyendas que se han construido a su alrededor. Realidad y ficción, una frente a otra. Sería interesante que otros muchos libros divulgativos optaran por esta metodología de trabajo.

Las representaciones que el cine, el manga, el anime o los videojuegos han hecho de la figura del samurai han basculado entre su idealización romántica y su representación más realista. Figuras míticas y honorables, caracterizadas por su gran sentido de lealtad, son ya un icono fundamental en la cultura popular universal.
Este libro ofrece una visión global de cómo la ficción ha tratado el mito del samurai a partir de algunas obras maestras y de otras que los autores, desde un exhaustivo y probado conocimiento de la cultura nipona, consideran interesantes por ofrecer un retrato poliédrico de tan emblemático personaje.

La pasión por el lejano oriente ha seducido a la cultura occidental desde hace muchos años, desde que se abrieron los puertos de Japón al comercio internacional a mediados del siglo XIX. Durante este tiempo el influjo de la nación insular se reflejó primero en el arte y, con el tiempo, se extendió a otros aspectos de nuestra cultura como el vestuario, la gastronomía o a su filosofía animista y su forma de vida. Hoy en día su exotismo y sus costumbres siguen ejerciendo una gran fascinación en el mundo occidental y el cine, la literatura o el cómic no dudan en inspirarse o ambientar algunas de sus historias en el archipiélago de las seis mil ochocientas islas.

El mundo de los samurais, en concreto, ha despertado la curiosidad de Occidente desde siempre. Su momento de mayor relevancia se suele fijar durante el período Sengoku, entre 1467 y 1568, una época de gran inestabilidad y continuas luchas de poder entre los distintos clanes existentes. La caída del shogunato Tokugawa y el fracaso de la rebelión Satsuma, allá por el 1867, significó su fin. Se abolieron sus privilegios sociales y legales, y fueron borrados de la faz de Japón. El 24 de septiembre de 1877 se considera que fallecía el último samurai, Saigo Takamori, abatido por las ametralladoras de la Armada Imperial Japonesa. Cuando los secretos del archipiélago japonés finalmente se desvelaron americanos y europeos, a partir de 1850, el destino de la élite militar que había gobernado el país durante cientos de años ya estaba sellado.

Muchos son los libros que nos han hablado acerca de los samurais, y “Samurai Pop” de Oriol Estrada y Jonathan López-Vera no es el primero y tampoco será el último. Pero es totalmente cierto que la forma de presentarnos la información acerca de estas figuras nos ha sorprendido en positivo. El contraste entre los hechos históricos y la versión idealizada de los samurais, la que la cultura popular nos ha explicado de ellos, que nos presenta a lo largo de casi doscientas setenta páginas, ilustradas a todo color, nace desde el perfil de sus autores. Uno, Oriol Estrada, conocido también por el alias de Capitán Urías, máster en Estudios de Asia Oriental, especializado en sociedad y cultura asiáticas, autor de varios libros sobre la historia del manga. Otro, Jonathan López-Vera, doctor en Historia por la Universitat Pompeu Fabra y graduado en Estudis d’Àsia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona.

Editado en tapa blanda por Redbook Ediciones en su colección divulgativa Look, “Samurai Pop” es un ensayo que se presenta al lector en once capítulos, incluyendo la habitual introducción, dos capítulos de contrast (la reflexión histórica y una perspectiva pop), un glosario de términos y una bibliografía. El cuerpo principal del libro nos ofrece capítulos ordenados cronológicamente, acompañados todos ellos con referencias de películas, animes, videojuegos y mangas ambientadas en aquella época: el periodo Hiean (794-1185) con la serie “The Heike Story” y las películas “Rashomon” y “La puerta del infierno”; el periodo Kamakura (1185-1333) con el videojuego “Ghost of Tsushima”, el anime “Angolmois”, las películas “Nichiren and the great mongol invasion” y el manga “Héroe fugitivo”; los periodos Muromachi (1333-1573) y Azuchi-Momoyama (1573-1603) con las películas “La fortaleza escondida“, “La leyenda de los 8 samuráis”, “Los cuentos de la luna pálida”, “Trono de sangre”, “Ran“, “Eclipse en el tiempo”, “Los siete samuráis” y “El amor bajo el crucifijo”, el videojuego “Shogun: Total War”, los mangas “Yukibana no tora”, “Shingen Takena: El Tigre de Kai” y “Hyouge mono”, y las series de televisión “Furin Kazan” y “Shogun”; el periodo Edo (1603-1868) con las películas “Orochi”, “Los leales 47 ronin”, “Harakiri”, “Samurai”, “Crazy samurai Musashi”, “The tale of Zaitochi”, “Zaitochi“, “The million ryo pot”, “Lady Sazen and the renched shallow sword”, “Samurai reincarnation”, “Samurai fiction”, “Hanzo the razor”, “Samurai hustle”, “Kill!”, “Scabbard samurai”, “Historia de famtasmas de Yotsuya”, “13 asesinos” y “Tiranía”, los animes “Samurai Champloo” y “Anatsubaki yugamite haguruma”, los mangas “Kamui-den”, “El lobo solitario y su cachorro“, “Crónicas del viento”, “La bestia”, “Vagabond”, “Musashi”, “La venganza del guerrero repudiado”, “La leyenda de Kujaku”, “El hombre sediento”, “Takemitsu Zamurai, el samurai que vendió su alma”, “La espada del inmortal”, “Samurai deeper kyo”, “Kei” y “Héroes anónimos”, y la serie de televisión “Lone wolf and cub”; los periodos Bakumatsu (1853-1868) y Meiji (1868-1912) con los mangas “Gintama”, “Shinsengumi”, “Ryugetsusho”, las películas “Samurai assassin”, “Gohatto”, “When the last sword is drawn”, “Haguregumo”, “Yojimbo”, “Sanjuro”, “Sword of the beast”, “El ocaso del samurai”, “Sol rojo” y “El último samurai”, el manga “Rurouni Kenshin”, y el videojuego “Like a dragon”. Y hay un último capítulo para las llamadas ficciones post-samurai. Una abrumadora cantidad de información que requiere de una lectura paciente y atenta. Con una ausencia llamativa: el Usagi Yojimbo de Stan Sakai. Y también “Kagemusha: La sombra del guerrero” de Akira Kurosawa, pero es cierto que ya hay muchos títulos del mítico director japonés y alguno había de quedarse fuera.

En resumen, “Samurai Pop” de Oriol Estrada y Jonathan López-Vera es un libro que hará las delicias de todos aquellos lectores aficionados a la apasionante figura de los samurais, interesados en conocer más acerca de estos iconos esenciales del medievo japonés. Contiene muchísima información pero, como hemos explicado al principio, lo más destacado es como los autores han decidido ordenarla y presentarla: diferenciando claramente lo que son datos históricos y hechos contrastados con aquello que son fabulaciones, leyendas, mitos e interpretaciones libres que se han hecho con posterioridad. Al final, en occidente, hemos acabado por confundir lo que realmente fueron los samurais con aquello que algunos nos han contado sobre ellos, que no es ni cierto ni ajustado a la realidad.

Samurai Pop
Autores: Oriol Estrada y Jonathan López-Vera
Colección: Look
Formato: 17×24cm. Rústica. Ilustraciones y fotografías a color.
Páginas: 268
Precio: 22,00 euros