Cualquier historia es mejor con robots gigantes. No tengo la menor duda que poner uno de estos artefactos mecánicos en un cómic, engancha al lector aficionado al universo de los ‘mechas’. Aunque esta historia, como es el caso de “Iron Shoes” de Rafael Lindem y Andrés Garrido, esté alimentada de ideas, propuestas y diseños que ya hemos visto en otras ocasiones. No importa. Desde el mismo momento que aparecen los robots todo va a mejor.

En un mundo devastado por la guerra, Ronny Matei y Balthasar Mastrand, dos jóvenes valientes desafían la opresión y el despotismo para forjar un nuevo destino, enfrentándose a una travesía por la libertad y la justicia.

En muchas propuestas ambientadas en un futuro distópico la humanidad ha avanzado lo suficiente tecnológicamente como para contar con la ayuda de robots en sus quehaceres diarios. Incluso en algunas de aquellas en las que los seres humanos han caído en la barbarie y han perdido los valores esenciales que nos permitían vivir pacíficamente y en sociedad, a veces los robots están ahí para ayudar a los hombres a matarse mejor entre ellos. En ocasiones estos robots son de gran tamaño, los llamados mechas, enormes vehículos tripulados habituales en las películas de animación japonesas como “Neon Genesis Evangelion“, “Robotech“, “Macross” o “Mazinger Z“. Sin olvidar los espectaculares mechas de “Pacific Rim” que se enfrentan a los kaijus que emergen de las profundidades del océano. También pueden ser artefactos más pequeños y cotidianos como el Número 5 de “Cortocircuito“, Baymax de “Big Hero 6“, los mecanismos de “Sucker Punch” y “Avatar“, el exotraje militar de “Al filo del mañana” o el exoesqueleto de mantenimiento que conduce Ripley en su lucha contra la reina xenomorfa en “Aliens“. A veces son simples vehículos y otras son entes autónomos, capaces de pensar y tomar decisiones.

Nos encantan las historias en las que esta tecnología futurista tiene un papel relevante, bien como protagonista de la función, bien como elementos de diseño de producción. En “Iron Shoes“, un cómic de Rafael Lindem y Andrés Garrido publicado en castellano por la editorial cARTEm Cómics, en su colección Spanish Bombs dedicada a la publicación de trabajos de prometedores autores españoles, este es uno de los elementos principales sobre los que se sostiene el relato. El cómic nos cuenta la historia de los jóvenes Ronny Matei y Balthasar Mastrand, que sobreviven en el año 2136 en un mundo que lleva sesenta años en guerra. Ella vive junto a un viejo borracho que la maltrata y él tiene severos problemas de mobilidad a causa de una enfermedad que sufrió en al poco de nacer. Ambos coinciden y se hacen amigos en la escuela, y se pasan los días jugando en un desguace, ajenos a todo lo que sucede a su alrededor. Hasta que un general caído en desgracia recibe el encargo del gobierno de buscar a un científico y recuperar el proyecto en el que había estado trabajando: un prototípo robótico con capacidad de aprendizaje y capaz de imitar la consciencia humana. Para desgracia de Ronny y Balthasar, el científico y el robot está en su misma casa, y se van a convertir en daños colaterales de la caza del agente Marion Giamati, desesperado por cicatrizar las viejas heridas y las capas de vergüenza que han carga sobre su espalda.

Es evidente, como hemos comentado en la introducción, que seríamos capaces de apreciar semejanzas de personajes, hechos e ideas con otras muchas obras, libros, cómics y películas, como la misma introducción confirma, pero el mérito de Rafael Lindem y Andrés Garrido es aprovechar todo este material, este abundante déjà vu, para construir su propia historia, original y con sus propias reglas. Y con un villano de la función que, por su falta de humanidad y haber sido convertido en un despojo sin sentimientos, se lleva la atención del lector mientras que los dos chiquillos a la fuga solamente se han ganado nuestra lástima y el deseo de que tengan un destino mejor, cosa que no será muy difícil visto el panorama que dejan atrás. Todo ello con un dibujo correcto, aunque muy mejorable, pero hay que ser generoso en la crítica y ver que en las manos del dibujante hay potencial y hay talento listo para aflorar, y que es cuestión de ir siguiendo su trabajo y sus publicaciones a lo largo de los próximos años, que seguro que las habrán, para confirmar lo que parece previsible.

La edición de cARTEm Cómics, como es habitual, es excelente. Tapa dura, un buen papel y numerosos extras, incluyendo un montón de bocetos y diseños del dibujante Andrés Garrido y “Hecho pedazos“, un relato del guionista Rafael Lindem de trece páginas, además de un prólogo de Raúl Cerezo, cineasta, guionista y productor, y una introducción que sirve para poner en contexto a los lectores. Forma parte de la colección Spanish Bombs, y se suma a “Destrozados“, “Somos Probetus” y “File Number. Las sombras de Board Hills“, que llegaron antes. En conjunto, un buen cómic con un final abierto, que nos deja a expensas de una hipotética segunda entrega para aclarar el destino de Ronny, Balthasar y su robot.

Iron Shoes
Autores: Rafael Lindem y Andrés Garrido
ISBN: 978-84-127345-8-4
Formato: 21×29,7cm. Cartoné. Color
Páginas: 88
Precio: 21,95 euros