“Al filo del mañana” (Doug Liman, 2014)

Lo de Tom Cruise daría para una tesis doctoral puesto que pese a que un halo de misterio envuelva su vida privada, a sus extraños matrimonios con Mimi Rogers, Nicole Kidman y Katie Holmes o a su vinculación con la secta de la Cienciología de L.Ronald Hubbard, el actor sigue siendo una de las estrellas más rutilantes de los cielos de Hollywood y, además, suele acertar con las películas en las que se involucra. El tipo tiene buen olfato o se deja aconsejar muy bien, no se puede negar.

En el año 2014 nos ofreció la efectiva y efectista “Al filo del mañana” (“Edge of tomorrow“), una entretenidísima epopeya de ciencia-ficción y viajes en el tiempo ambientada en un futuro no muy lejano, durante una invasión implacable a nuestro planeta por parte de una raza extraterrestre hostil, basada en la novela “All You Need Is Kill” de Hiroshi Sakurazaka y que, en apariencia, es una mezcla entre “Starship Troopers” y “Atrapado en el tiempo“, esa inolvidable comedia dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell que evocaba, a su manera, el mito de Sísifo y la maldición de la eterna repetición.

Dirigida por Doug Liman, responsable de la saga de “El caso Bourne”, y coprotagonizada por Emily Blunt, Jeremy Piven, Bill Paxton y Lara Pulver, al principio de “Al filo del mañana” veremos como el soldado William Cage, que nunca ha participado en combate, es abatido durante una misión suicida contra los alienígenas que estan atacando la Tierra pero, inexplicablemente, no muere pues se encuentra encerrado en un bucle del tiempo que le obliga a revivir, una y otra vez, el mismo combate donde falleció. Pero con cada una de las repeticiones, Cage adquiere conocimiento y habilidad, y cada batalla revivida se convierte en una nueva oportunidad para aprender y vencer al enemigo. Junto a Rita Vrataski, guerrera de las fuerzas especiales, cada combate repetido y cada batalla revivida se convierte en una nueva oportunidad para aprender y les acerca más en la victoria contra el, en apariencia, invencible adversario.