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El sueño de la razón produce monstruos“. Este es el título de un grabado de la serie los Caprichos del pintor español Francisco de Goya, del año 1799, que encajaría perfectamente en la búsqueda literaria de los autores de la literatura gótica, un género relacionado estrechamente con el de terror, misterio y suspense, propio del siglo XVIII y XIX, sobretodo de origen anglosajón, alimentado por la fantasía del folklore y de los cuentos tradicionales. Nombres como Horace Walpole, Mary Shelley, John William Polidori, Victor Hugo, Gaston Lerroux o Edgar Allan Poe, entre otros, dieron forma con sus mentes inquietas, alimentadas por la fantasía del folklore y de los cuentos tradicionales, a criaturas horrendas y monstruos sobrenaturales que aterrorizaron los sueños de sus contemporáneos, dando lugar a pesadillas que, aún hoy, duermen inquietas en el fondo de nuestro inconsciente.

En “Una pandilla alucinante” (“The monster squad” en su versión original en inglés), un grupo de niños aficionados a las películas clásicas de monstruos que han fundado el club ‘The Monster Squad‘ deberán enfrentarse a monstruos clásicos como Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, La Momia y el Monstruo de la Laguna Negra que han llegado a su pequeña y pacífica ciudad. Estas criaturas legendarias pretenden apoderarse de un amuleto mágico que controla el equilibrio entre el bien y el mal y que les permitirá conquistar el mundo y solamente Sean, Patrick, Horace, Rudy y Eugene, el grupo de inadaptados integrantes de ‘The Monster Squad‘, serán capaces de detener sus planes.

Dirigida por Fred Dekker (su segunda película tras ”El terror llama a su puerta”), escrita por Shane Black (el responsable de una de las peores películas del UCM como es “Iron Man 3” que se labró una sobresaliente carrera como guionista) y protagonizada por Andre Gower, Robby Kiger, Stephen Macht, Duncan Regehr, Tom Noonan y Brent Chalem, “Una pandilla alucinante” es una más de aquellas películas para adolescentes de los años ochenta que incorporaban en su trama elementos propios del género fantástico y el terror. “Gremlins“, “Posesión Infernal“, “Pesadilla en Elm Street“, “Re-animator“, “Noche de miedo“,… En este caso la fórmula era bien simple: cine de terror para consumo adolescente, un entretenimiento que proponía un cruce entre las películas de monstruos que produjo la Universal en los años cuarenta y las comedias ‘teen‘ de los ochenta. No es una de las mejores, pero tampoco de las peores, y además cuenta con el trabajo del maestro del maquillaje y los efectos visuales Stan Winston.

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