Dentro del cine de terror hay un montón de subgéneros, cada uno con sus propias características: slasher, folk horror, found footage, falso documental, muertos vivientes, exorcismos, muñecos malditos, monstruos radioactivos, criaturas hostiles del espacio exterior, psicópatas asesinos, casas encantadas,… Muchos de ellos están construidos sobre estereotipos, clichés y tópicos, películas en las que todo lo que se podía contar ya está contado. Casi todas ellas parten de las mismas ideas, repiten los mismos esquemas y se imitan unas a otras hasta la saciedad, aunque hay excepciones que irrumpen por sorpresa, ofrecen ideas originales siendo fieles a la herencia recibida, renuevan la esperanza de los aficionados más veteranos y suman nuevas generaciones a las filas de los aficionados al género. Lamentablemente, a día de hoy, se hacen pocas películas de miedo y la mayoría son de factura mediocre.
El subgénero de las películas de casas embrujadas en concreto tiene muchísimos ejemplos de películas emblemáticas, como “La leyenda de la casa del infierno“, “The Haunting“, “El Resplandor“, “Expediente Warren“, “Al final de la escalera“, o “Poltergeist“. Incluso me atrevería a añadir “Bitelchús” a la lista, pero de otra manera. Todas ellas parten de la misma premisa: lugares malditos en los que ha sucedido algo terrible y en los que sus habitantes no pueden vivir en paz.
“House“, dirigida por Steve Miner (“Viernes 13 Parte II”, “Viernes 13 Parte III”, “Warlock”, “Mandíbulas”,…) a partir de un guión del más tarde director Fred Dekker (“Una pandilla alucinante“, “El terror llama a su puerta” y “Robocop 3”) y protagonizada por George Wendt, Kay Lenz, Mary Stavin, Michael Ensign, Richard Moll y William Katt, entre otros, nos contaba el periplo de Roger Cobb, veterano de la guerra del Vietnam y escritor de novelas de terror de éxito traumatizado por la misteriosa desaparición de su hijo Jimmy durante una visita a casa de su tía, al que busca obsesivamente desde entonces. Tras la trágica muerte de su tía, que se ha suicidado, y afectado por su reciente divorcio Roger se instala en la vieja casa de su tía para escribir su nueva novela, pero terribles visiones y otros fenómenos sobrenaturales le hacen intuir que su hijo está prisionero en algún lugar de la casa. Empieza entonces a luchar contra fuerzas diabólicas que tienen su origen… en el botiquín de primeros auxilios del cuarto de baño.
Aunque “House” no es ninguna maravilla, recuerda irremediablemente al “Evil Dead” de Sam Raimi y abusa de las herramientas más habituales del género (música inquietante, sustos previsibles, monstruos de látex) también incluye una buena dosis de humor negro y algunos giros alocados que arrancarán una risa a los espectadores. Fue un éxito de taquilla en su estreno: costó 3 millones de dólares y recaudó más de 20. Quizás por ese motivo se rodaron hasta tres secuelas (“House II: The Second Story” en 1987, “House III: The Horror Show” en 1989 y “House IV“, en 1992),… pero no os recomendaría ninguna de ellas.
Pienso que si hay algo sobre lo que hablar son las acciones hostiles de organizaciones conservadoras como el Observatorio para…