El norteamericano Tony DiTerlizzi, conocido por sus trabajos de ilustración para la obra de autores tan conocidos de la literatura fantástica como J.R.R. Tolkien, Anne McCaffrey, Peter S. Beagle y Jane Yolen, así como los juegos “Magic: El Encuentro” o “Dungeons & Dragons” de la editorial norteamericana Wizards of the Coast, unió su talento al de la escritora Holly Black para dar forma a “Las Crónicas de Spiderwick“, una saga de fantasía juvenil que ha vendido más de seis millones de ejemplares en todo el mundo. Ambientada en la mansión Spiderwick, un viejo caserón es inmenso y portentoso, repleto de escondrijos y lleno de extraños ruidos, antigua residencia del tío abuelo de los hermanos Jared, Simon y Mallory Grace, en cuya biblioteca secreta descubrirán el misterioso “Cuaderno de campo del mundo fantástico”, una misteriosa guía de animales sobrenaturales que les permitirá introducirse en un universo de fantasía pero mucho más arriesgado de lo que ellos habían nunca imaginado cuando el malvado ogro Mulgarath les quiera arrebatar la guía.
La saga tuvo una buena adaptación cinematográfica homónima dirigida por Mark Waters e interpretada por Freddie Highmore, Mary-Louise Parker, Nick Nolte y Sarah Bolger, apta para todos los públicos: mientras que los más pequeños encuentran fantasía, criaturas mágicas, monstruos entrañables y la dosis justa de terror sobrenatural apto para todas las edades, los adultos pueden disfrutar con una historia entretenida y entrañable, sencilla y sin pretensiones, con unos buenos efectos visuales, que reivindica el cine de aventuras y descubimientos que en los años ochenta, con “Los Goonies“, “Exploradores” o “Regreso al futuro“, sedujeron a toda una generación. De hecho “Las Crónicas de Spiderwick” (“The Spiderwick Chronicles“) consiguió aquello que “La brújula dorada“, “Percy Jackson” o “Las crónicas de Narnia” intentaron alcanzar sin éxito pero, es sorprendente, la propuesta de Mark Waters basada en las novelas ilustradas de Tony DiTerlizzi y Holly Black no disfrutó de una merecida secuela.
Frank Miller. :-)