Un Batman no apto para estómagos sensibles, por el singular estilo de dibujo de John Bolton y su historia sobre personajes desfigurados en la que el Joker tiene su boca, literalmente, en la nuca. No es para nada una obra desaconsejable, pero es muy diferente a lo habitual y, como poco, la podemos calificar de desasosegante.

Cuando el Joker despierta de forma imprevista en Londres descubre algo horrible incluso para él: su boca está, literalmente, en su nuca. ¿Qué podría haberle llevado a esa atroz situación? En un viaje alucinante a través de la capital británica, el villano asumirá el papel de su antagonista y se convertirá en un inaudito detective dispuesto a aclarar lo ocurrido. Pero Batman tampoco permanecerá impasible ante todo eso…

El villano conocido como Joker ha aparecido en distinos de los cómics de Batman que hemos reseñado últimamente. Es lógico, puesto que es uno de los antagonistas recurrentes del Caballero Oscuro y uno de los personajes más interesantes de los cómics de superhéroes. En mi opinión, es el mejor villano que ha salido de DC Comics.
El Joker, el hombre de la risa perpétua, es un sádico, un asesino y un terrorista, despreciable y astuto. En resumen, un demente. Su obra criminal, retorcidos planes cargados de sentido del humor macabro, negro, prosaico y sumamente cruel, tienen siempre un toque de genialidad pero también incorporan la inevitable semilla del fracaso, de la recurrente derrota ante el Hombre Murciélago. Sus enfrentamientos se saldan siempre con la victoria del héroe enmascarado y el regreso del villano a las celdas de Arkham y el guión pocas veces se sale de la senda determinada.

En el caso del Joker clásico, sus planes estaban inevitablemente destinados al fracaso y su protagonismo en las historias está subordinado al del héroe de turno, casi siempre Batman, que llegaba en el momento adecuado para poner fin a sus retorcidas maquinaciones. Pero las cosas han cambiado.
El primer Joker, creado por Jerry Robinson, Bill Finger y Bob Kane en los años cuarenta, era un villano que se enfrentaba al orden establecido, destructor de los valores de la sociedad norteamericana de la posguerra, enemigo del ‘american way of life‘ y del bienestar alcanzado tras la victoria de la Segunda Guerra Mundial. Era, en realidad, un bufón de crueldad absurda, un payaso desquiciado sin un plan establecido, pero el personaje ha ido evolucionando en paralelo a los cambios que ha ido sufriendo la sociedad occidental desde entonces. Y es al llegar a los años noventa, con “La Broma Asesina” de Alan Moore y Brian Bolland y el “Asilo Arkham: Un lugar sensato en una tierra sensata” de Grant Morrison y Dave McKean como momentos culminantes, que el Joker cambia, evoluciona, se transforma. Ya no es el egocéntrico bufón vestido de colores, sino un maníaco homicida.
El Joker del siglo XXI también cambia, y ya no es un asesino sádico sino que se convierte en icono del anarquismo, de la destrucción del sistema establecido, que considera a la ciudad, la urbe, como una fuente de la maldad que debe ser erradicada. Es el Joker interpretado por Heath Ledger en la película “The Dark Knight” de Christopher Nolan, el segundo acercamiento del director norteamericano a Batman, y el “Joker” de Brian Azzarello y Lee Bermejo. Este Joker de hoy alude a las necesidades de una sociedad en crisis que ha puesto en cuestión sus valores. Más demente que nunca, pero calculador y perverso, como personificación del caos.

El Joker de “Batman: Intercambio” (“Batman / Joker: Switch“) que nos proponía el guionista Devin Grayson en el año 2003, y que ECC Ediciones ha recuperado en noviembre del 2016, es el centro de atención y el protagonista de la historia. Es un Joker que vive al margen de todas las identidades que hemos enumerado con anterioridad, y sus reacciones ante los sucesos a los que se enfrenta no pueden encajarse ni en el perfil del payaso burlón de Robinson, Finger y Kane, ni el perturbado de Moore o Morrison, ni siquiera en el anarquista de Nolan o Azzarello. El payaso demente que se despierta en Londres mutilado, desfigurado, con la boca en la nuca, en lugar de volverse loco con la atroz transformación que ha sufrido como reaccionaría cualquier persona normal, decide enfrentarse con entereza a la situación y encontrar una solución a su problema, imitando los métodos del Detective para descubrir quién y porqué.
Una historia tan absurda y confusa que necesita de un dibujo como el de Bolton para adquirir coherencia. La violencia,
el estilo peculiar e inimitable de John Bolton, realista, que mezcla la fotografía digital y los pinceles de colores brillantes con fondos difuminados, que permite que los personajes resalten por encima de la escena que los enmarca. Su estilo recuerda al de Richard Corben o al del pintor Francis Bacon, figurativo y ambiguo, que representa al cuerpo como un objeto mutilado y en lienzos que representan el hombre despojado de su humanidad, el hombre como un animal. De hecho la misma historia de “Batman: Intercambio” parece alimentarse de los cuadros del pintor irlandés, de sus cuerpos contorsionados, mutilados, deformes, que se desmoronan. Como hemos dicho al principio, no apto para estómagos sensibles, no aconsejable para los aficionados a la versión más clásica del murciélago enmascarado, absolutamente desaconsejable para aquellos que no gustan de las aventuras que se salen del camino recto.

Completa el tomo una historia independiente escrita por Ann Nocenti, dibujada en blanco y negro por Bolton, y publicada originalmente en el número 38 de “Gotham Knights“. Nada del otro mundo, sin relación con “Batman: Intercambio“, pero que sirve para dar suficientes páginas a un tomo de la imprescindible línea “Grandes autores de Batman” de ECC Ediciones, una prolífica colección en la que nos recuperan las etapas más destacadas en los setenta y tantos años de historia del personaje en un formato de lujo, en tapa dura y con numerosos extras para completar el volumen.

El Joker es uno de los grandes personajes del cómic de superhéroes, quizás el mejor villano que ha salido de DC Comics. Pese al tono oscuro y siniestro de sus crímenes, derrocha carisma. Pese a ser un agente del caos, su causa nos seduce. Pese a su locura, sus actos a veces nos provocan comprensión. Con el rostro de César Romero (en la lisérgica serie de televisión de los años sesenta), Jack Nicholson (en la versión cinematográfica de Tim Burton), el añorado Heath Ledger (en la segunda entrega de la versión de Batman de Cristopher Nolan) y, una decepción inesperada, Jared Leto (en “El Escuadrón Suicida” de David Ayer), cada uno con sus correspondientes matices (que dan respuesta al momento y el contexto en que aparecieron), el Príncipe de los Payasos encarna una crítica encubierta al sistema de orden de la sociedad actual pero en “Batman: Intercambio” la delirante historia nos lo lleva por otros derroteros, donde su problema con la reubicación de su boca de su lugar habitual a su cogote de la némesis del Caballero Oscuro se convierte en el ‘leitmotiv‘ del cómic y el papel de Batman se convierte en el secundario.

Grandes autores de Batman: Devin Grayson y John Bolton. Intercambio.
Guión: Ann Nocenti y Devin Grayson
Dibujo: John Bolton
Edición original: “Batman / Joker: Switch” y “Batman: Gotham Knights #38”
Fecha de publicación: Noviembre de 2016
ISBN: 978-84-16901-30-2
Formato: Cartoné. Color.
Páginas: 80
Precio: 10,95 euros