El trabajo limpio, pulcro, sensible, poético y muy zen, del japonés Jiro Taniguchi (Tottori, 1947-2017) alcanzó su cenit con “Barrio lejano“, aunque sería difícil afirmar que ésta es la mejor obra del maestro japonés de manga no comercial, autor de “El Olmo del Cáucaso”, “El almanaque de mi padre”, “El Caminante”, “Los años dulces”, “Cielos Radiantes”, “Un zoo en invierno”, “Mi año”, “Sky Hawk”, “Furari”,… entre muchas otras.
En “Barrio lejano” (“Harukana machi-e“) Jiro Taniguchi nos habló de las segundas oportunidades, de la nostalgia, los recuerdos y los remordimientos, porqué ¿quién no ha pensado nunca en revivir el pasado para corregir errores o cambiar algunas decisiones cruciales? Esa es la posibilidad que se le presenta a Hiroshi Nakahara, cuando regresa a su infancia, con todos sus recuerdos y conocimientos de adulto intactos. Mientras busca un sentido a lo sucedido, los recuerdos acerca de su niñez le atenazan y comienza a formularse preguntas… ¿Volverá a desaparecer su padre sin dar explicación alguna? ¿Volverá a casarse con su mujer? ¿Si cambia sus decisiones de antaño las consecuencias de tus nuevos actos resultarán ser incluso peores?
En Francia el éxito de “Barrio lejano” fue tan grande que, además del premio Alph’Art del mejor guion en el Festival del Cómic de Angoulême, se realizó una versión cinematográfica y también una obra de teatro. Aquí recibió el premio al Mejor Cómic Extranjero publicado en España en el Salón del Cómic de Barcelona del año 2004.
Las obras de Taniguchi, con un estilo cercano al del cómic francobelga, sirvieron de introducción al manga en Occidente para muchos lectores adultos y en Francia lo llegaron a calificar como “el poeta del manga”. Le añoramos.
A ver, la de abogados cristianos (me la agarras con la mano) me parece tan estúpido... en fin, además ahora,…