Cuando Studio Ghibli cerró su departamento de producción, algunos de sus trabajadores, con Hiromasa Yonebayashi a la cabeza, se unieron para dar forma a un nuevo estudio de animación, al que llamaron Studio Ponoc. Este proyecto inauguró su andadura en el año 2018 con la película “Mary y la for de la bruja” (“Meari to majo no hana“), adaptación cinematográfica de la novela “The Little Broomstick“, de la escritora británica Mary Stewart, creadora de la “Trilogía de Merlín”. La película consiguió un gran éxito en su estreno en Japón y posicionó a Studio Ponoc como los potenciales herederos de Studio Ghibli, pues en esa época Hayao Miyazaki había anunciado su jubilación (aunque luego se desdijo) e Isao Takahata acababa de fallecer (en abril de 2018).
“Mary y la flor de la bruja” nos contaba la historia de la una bruja novata Mary en su fantástico viaje hasta la escuela de magia Endor College, donde no todo es lo que parece y se oculta en gran peligro. Un día, mientras pasa las vacaciones de verano con su tía abuela, Mary sigue a unos gatos hasta un bosque cercano, donde se topa con unas flores con un extraño poder luminiscente. Estas acaban dando vida a una escoba, que lleva volando a Mary por encima de las nubes hasta la escuela de magia conocida como Endor College. La directora Madame Mumblechook asume que Mary es una nueva estudiante y la conduce hasta el campus de Endor College, donde acaba demostrando unas sorprendentes y prometedoras habilidades mágicas. Sin embargo, pronto descubre que en la escuela no todo es lo que parece y es que allí se llevan a cabo extraños experimentos, que la llevan a enfrentarse cara a cara con un gran peligro y a tomar una decisión que le cambiará la vida.
El director de “Mary y la flor de la bruja” fue Hiromasa Yonebayashi, también conocido como Maro, que trabajó en muchas películas de Studio Ghibli como técnico de animación y jefe de animación (“El viaje de Chihiro“, “Ponyo en el acantilado” y “El castillo ambulante“), que con “Arrietty y el mundo de los diminutos” se convirtió en el director más joven de la productora japonesa y que por su segunda película, “El recuerdo de Marnie“, fue nominado al Óscar a mejor película de animación en 2015 (que se llevó “Inside Out“). Este joven director parecía destinado a convertirse en el heredero de la poética del maestro Miyazaki, incluso por delante de su propio hijo Goyo, aunque nadie esperaba que sería en Studio Ponoc.
La película es sencilla, con ideas que recuerdan mucho a otros títulos de Studio Ghibli como “El viaje de Chihiro“, “Mi vecino Totoro” o “Nicky, la aprendiz de bruja” (folklore japonés, paisajes montañosos, una bruja novata, una protagonista femenina con gran carisma e intuición,…) y a otras obras literarias clásicas y no tan clásicas (la escuela de magia de Endor College de Madam Mumblechook recuerda mucho a Hogwarts), pero quizás en eso reside su encanto. No es Miyazaki, pero es más Miyazaki que cualquiera de los que se han postulado a ser su heredero y dominar su alquimia.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…