Aunque hay quien adora el cine de Quentin Tarantino también hay quien lo detesta, pero es un hecho que cada una de sus películas es un acontecimiento cinematográfico que merece la atención porque en ellas ejerce de autor, incluso de Autor con A mayúscula, pues su éxito y ser una estrella mediática le ha granjeado la posibilidad de contarnos lo que se le antoja y como se le antoja en cada momento, siempre con una inmejorable capacidad narrativa y técnica y un estilo propio e inimitable. Un mundo muy personal construido ensamblando piezas a veces provenientes de material de derribo de otros directores ya olvidados y cinematografías bastante desconocidas en occidente, como la asiática. Ganador de dos premios Óscar, dos Globos de Oro y la Palma de Oro del Festival de Cannes, nominado en numerosas ocasiones como guionista y director, autor de obras maestras del cine como “Reservoir Dogs“, “Pulp Fiction” o las dos entregas de “Kill Bill“, Quentin Tarantino no ha hecho ninguna película mala, y eso es digno de elogio.
Es conocido que antes de ser director, Quentin Tarantino fue guionista. Y un buen guionista, sin duda, y un cinéfilo empedernido. Y “Amor a quemarropa” (“True Romance“) es uno de sus trabajos más destacados como guionista, una road movie cargada de violencia y sexo protagonizada por Christian Slater, Patricia Arquette, Christopher Walken y Denis Hopper, con una aparición fugaz de un debutante Brad Pitt, en la que nos contaban como el día de su cumpleaños, como de costumbre, el joven y solitario Clarence va a un viejo y destartalado cine de Detroit a ver una película de artes marciales. En esa misma sala conoce a Alabama, una rubia explosiva con quien acaba compartiendo una noche de pasión. Al descubrir que se trata de una prostituta pagada por un amigo como regalo de cumpleaños, decide alejarla de ese mundo y es entonces cuando tendrá que enfrentarse a su proxeneta y lidiar con una maleta repleta de cocaína.
“Amor a quemarropa” es una película dirigida por el malogrado Tony Scott, hermano pequeño de Ridley Scott que se suicidó en el 2012 a los 68 años, que antes de su desaparición se había labrado una filmografía repleta de títulos de acción de calidad con un notable éxito comercial entre los que sobresalieron “Top Gun“, “Marea Roja“, “Spy Game“, o “El último Boy Scout“, entre otras. Para algunos Tony era el hermano Scott con menos talento, pero si uno revisa la totalidad de la filmografía de los dos hermanos se demuestra que Ridley solo tiene tres grandes películas a principios de los años ochenta (“Alien“, “Blade Runner” y “Los duelistas“), tres buenas películas (“Thelma & Louise“, “Black Rain” y “Black Hawk Derribado“) y un montón de películas mediocres. El bueno era Tony, que mantuvo el listón muy alto en casi cada encargo que le cayó en sus manos.
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…