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El cine de ciencia-ficción de los años cincuenta fue una maravilla: monstruos gigantes, la Guerra Fría, extraterrestres, bombas atómicas, invasiones alienígenas,… El contexto histórico, político y social de los EE.UU. en esa época, la feliz posguerra del bando vencedor, el miedo ante la amenaza nuclear, el temor al enemigo soviético que acechaba al otro lado del océano, la curiosidad ante los avances científicos y la expectación por lo desconocido abrieron la veda a unas películas que fabulaban sobre todo ello, en la que sería la Era Dorada del género en la gran pantalla.

En 1951 se estrenó “Cuando los mundos chocan” (“When worlds collide“), dirigida por Rudolph Maté y protagonizada por Richard Derr, Barbara Rush, Peter Hansen, John Hoyt, Larry Keating, Rachel Ames, Stephen Chase, Frank Cady, Hayden Rorke y Sandro Giglio, entre otros, donde nos contaron que el fin del mundo era una posibilidad a tener en cuenta y que la humanidad no estaba preparada para sobrevivir a ello. En concreto una estrella gigante, Bellus, está a punto de chocar con la Tierra. El Gobierno rehúsa escuchar a los científicos, pero un grupo de empresarios financia la construcción de una nave espacial con el fin de transportar a un número limitado de personas a un nuevo planeta, Zyra, para crear allí una nueva civilización. A medida que se aproxima el fin, los elegidos tendrán que luchar no sólo contra el tiempo, sino también contra el pánico de los que están condenados a quedarse en la Tierra a morir.

No hay que olvidar que “Cuando los mundos chocan” es una película que llegó a los cines en unos años convulsos para Hollywood, los de la histérica caza de brujas del senador McCarthy, en los que abundaron los films de terror y ciencia-ficción donde el enemigo estaba en casa, que ahondaban en la idea de la desconfianza en el vecino. En aquello del ‘homo homini lupus‘, la locución latina que nos dice que el hombre es un lobo para el hombre y que no te puedes fiar de nadie.

Ganadora del Oscar por sus efectos especiales, “Cuando los mundos chocan” es una película interesante, sobretodo porqué es un ejemplo perfecto de una época de paranoia y miedo. Pero aunque la salvación llega de la mano de la ciencia no se esconde ni el tono conservador ni el discurso religioso, que la hace una peligrosa herramienta de propaganda. De hecho la película empieza recordando como Dios mandaba el Diluvio Universal, y solamente avisaba a Noé para que se pusiera a salvo, y termina con los elegidos que se salvan de la destrucción de la Tierra a bordo de un arca espacial (todos de raza blanca, por cierto) llegando al Paraíso. Ciencia-ficción neobíblica.

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Where to watch Cuando los mundos chocan