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Marea Roja” (“Crimson Tide“) es una película dirigida por el malogrado Tony Scott, hermano pequeño de Ridley Scott que se suicidó en el 2012 a los 68 años, que antes de su desaparición se había labrado una filmografía repleta de títulos de acción de calidad con un notable éxito comercial entre los que sobresalieron “Top Gun“, “Amor a quemarropa“, “Spy Game“, o “El último Boy Scout“, entre otras. Jerry Bruckheimer es el productor de la cinta, quizás el productor con más exito de la historia del cine: más de once mil millones de dólares recaudados por sus películas durante los años ochenta y noventa avalan a Mr. Blockbuster. Primero junto a su socio Don Simpson y, cuando Simpson falleció en 1996, en solitario.

Nominada a tres Oscar técnicos (montaje, edición de sonido y sonido), este thriller bélico está protagonizado por un quinteto de lujo formado por Denzel Washington, su actor fetiche con quien Tony Scott trabajó en cinco ocasiones, Gene Hackman, Viggo Mortensen, James Gandolfini y Ryan Phillippe, y cuenta (con la colaboración no-acreditada de Quentin Tarantino) como, durante los años posteriores a la Guerra Fría, el submarino U.S.S. Alabama de la Marina de los EE.UU. se dirige a aguas rusas a causa de un conflicto diplomático, pues un grupo rebelde ultranacionalista ruso ha tomado el control de una instalación de misiles nucleares. El submarino recibe la mitad de un mensaje que parece indicar que tienen que lanzar sus misiles nucleares sobre Rusia, pero hay discrepancias entre los mandos: el capitán Frank Ramsey decide que deben lanzar sus misiles pero su segundo, el teniente Coronel Ron Hunter, cree que deben esperar la confirmación. Sus discrepancias llevarán a la tripulación del submarino al conflicto, mientras sobre el mundo se cierne la amenaza de una guerra nuclear. Lo peor de la situación es que, a su manera, tanto Hunter y Ramsey tienen razón.

La película es un duelo interpretativo cargado de tensión entre unos inmensos Gene Hackman y Denzel Washington, con el añadido de ubicar todo el metraje en el escaso y claustrofóbico espacio de un submarino nuclear. Es, en resumen, “El motín del Caine” de los noventa convertido en un thriller espectacular, con toques de género bélico y de acción, de la mano de un director mayúsculo. Para algunos Tony era el hermano Scott con menos talento, pero si uno revisa la totalidad de la filmografía de los dos hermanos se demuestra que Ridley solamente puede salvar tres títulos de la quema. El bueno era Tony.

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