A día de hoy, y al menos hasta el año 2052, es inconcebible la posibilidad que un autor recoja la obra de Hergé y de forma a una historia sobre un Tintín mayor de edad, cercano a los cuarenta, con una esposa, un hijo, y viviendo nuevas aventuras junto a su primogénito. Es evidente que esta opción es una hipótesis inviable por los impedimentos que puso en su momento el autor belga, y que respeta la Fundación Moulinsart que gestiona su legado, pero Jacques Martin, fallecido en Suiza hace tres años, no puso ningún límite a esta posibilidad.
La paz que reina en Italia sólo es aparente. El mismísimo emperador casi es asesinado por un loco que decía obrar en nombre de… ¡César!
Treinta años después de su asesinato en el Senado, el dictador habría reaparecido en Egipto. Locura, mistificación o verdadero regreso, Alix y sus hijos deberán descubrirlo en una odisea que les llevará desde los suntuosos palacios de Alejandría, hasta la misteriosa Madre de las Pirámides.
La editorial Casterman y la sociedad Moulinsart, gestores de los derechos sobre la obra de Georges Remi ‘Hergé’ y su creación más destacada, Tintín, cumplen con mano de hierro lo establecido por el dibujante belga, que no quería que otros crearan nuevas historias del personaje después de su muerte. Tanto Casterman como Moulinsart se encargan de proteger y promover el legado de Hergé, pero también de comercializarlo y enriquecerse con él, de manera que su fidelidad a los deseos de Hergé a los treinta años de su muerte son, en cierta manera, hipocresía comercial y pura demagogia.
Por fortuna, Jacques Martin (Estrasburgo, 1921 – Orbe, 2010) pensaba de manera muy diferente. Fallecido en enero del año 2010, a los 88 años de edad, los personajes más célebres del autor francés, con el joven galo-romano Alix al frente, le sobrevivieron y a día de hoy siguen viviendo emocionantes aventuras que nos seducen casi como antaño, aunque con otros artistas, miméticos al maestro Martin, en el guión y el dibujo. De hecho, en el acuerdo firmado entre el comité Martin que custodia y gestiona su patrimonio y la editorial Casterman, vigente hasta el próximo año 2015, se estableció que la editorial publicaría un álbum de Alix cada año y desde entonces cuatro álbumes han visto la luz: “El Testamento de César” de Marco Venanzi, “La Conjura de Baal” de Christophe Simon y Michel Lafon, “La Sombra de Serapis” Marco Venanzi y François Corteggiani, y la “La Última Conquista” de Marc Jailloux y Géraldine Ranouil. Todas ellas editadas en francés por Casterman y en castellano por la editorial catalana Netcom2 Ediciones.
Por si fuera poco, Casterman creó una nueva serie en el año 2012, un spin-off que imagina un Alix que ha llegado a su madurez, y a sus cincuenta años es ya un reputado senador del Imperio Romano, que tiene poco de los venerables y hedonistas senadores romanos a los que contrasta su origen humilde, no romano, y su sed de aventuras aún intacta. Este galo-romano Alix Graccus es ahora un personaje maduro y responsable, cuya sabiduría y arrojo se manifiesta con la misma intensidad que de costumbre, mientras que son los dos adolescentes bajo su tutela (su hijo Titus y el hijo de Enak, Kefrén) los que le llevarán a tomar decisiones imprudentes y poco juiciosas. Pero pese al paso del tiempo, el cambio en el dibujante y un estilo de colorismo diferente al acostumbrado, Alix es perfectamente reconocible. Luce una toga blanca de senador romano en lugar de su tradicional túnica roja y sus cabellos rubios lucen venerables canas propias de un hombre entrado en la madurez, pero el dibujante Thierry Démarez ha sido capaz de mantener los rasgos propios del personaje.
Este Alix de Démarez y Mangin vive en el año 12 antes de Cristo, durante el reinado de Octavio Augusto, sobrino de Júlio César, Emperador y Gran Pontífice. Es una época de paz en Roma, conocida como la Paz romana o Pax Augusta en su honor. Salvo por las constantes guerras fronterizas, la sociedad romana, desde la Galia hasta Siria, desde Hispania hasta Egipto gozó de un ambiente pacífico durante más de dos siglos.
Es en este contexto que el Emperador pide a su amigo Alix que esté a su lado con el fin de ayudarle a gestionar todas las intrigas de su pontificado, pues Octavio Augusto reúne ahora en su persona todo el poder de Roma. Y es que, tal como se pudo leer en el primer volumen de la serie “Las águilas de Roma”, Agrippa, el yerno de Augusto, fue asesinado salvajemente por un águila, el pájaro de Júpiter, y Alix debió descubrir lo que se ocultaba tras esa misteriosa muerte. Con la ayuda de Titus, su hijo, y de Kefrén, el de su compañero Enak desaparecido, descubrirá que un terrible enemigo había construido su nido en las mismísimas entrañas de Roma.
Este misterio le lleva en “Alix Senator: El Último Faraón” hasta las cálidas arenas de Egipto, en compañía de los dos muchachos. La historia trazada por la guionista Valérie Mangin empieza frente al mítico Faro de Alejandría, una de las siete maravillas del mundo antiguo, donde atraca el barco que lleva a Alix, Titus y Kefrén en busca de un rumor que asegura que César está vivo treinta años después de su muerte frente el Senado y de un asesino, Quintus Rufus, el responsable de las muertes de Agrippa, el sucesor designado por Octavio y Marcus Aemilius Lepidus, el gran pontífice de Roma.
Desde allí, en compañía de misteriosos aliados (¿o enemigos?) como el tuerto Heb, el prefecto Barbarus o el maestre bibliotecario Ptathmosis, tendrán que enfrentarse a halcones, mentiras, traiciones, intrigas palaciegas, conjuras para derrocar a un Emperador y poderosos enemigos para llegar hasta la mítica Madre de las Pirámides en el corazón del desierto (inspirada en la pirámide escalonada del faraón Zoser), al hijo de Horus y al ejército con el que el ‘renacido César’ pretende resucitar la antigua gloria de la tierra de los faraones.
La prolífica guionista e historiadora Valérie Mangin (“Luxley”, “KGB”, “Le fléau des dieux”, “Trois christs”, “Drakko”, “Le livre de Skell”, “Imperator”, “Mortemer”), veterana pese a no pasar aún de los cuarenta, y el dibujante Thierry Démarez (“La geste des chevaliers dragons”, “Marie des dragons”, “Promethee”) siguen aquí la historia que nos presentaron en “Las águilas de Roma”, y empiezan a coger con firmeza el pulso a la obra de Martin tras haber colaborado ya en los dos álbumes de Alix Senator ideados por Denis Bajram, pero también gracias un trabajo anterior en común, la mezcla de ciencia-ficción con aires mitológicos “Crónicas de la era galáctica: El último troyano” (publicado en castellano por Planeta DeAgostini Comics), un cómic de aires clásicos libremente inspirado en la Odisea de Homero y en la Eneida de Virgilio, que relataba los orígenes legendarios de una Roma ‘galáctica’.
El resultado es una obra fantástica, uno de los mejores cómics del género ‘peplum’ que se ha publicado con “Murena” de Jean Dufaux y Philippe Delaby, “Vae Victis!” de Simon Rocca y Jean-Yves Mitton (que pronto publicará Yermo Ediciones en castellano) y “Las águilas de Roma” de Enrico Marini, que quizás se podría enmarcar en el género de la línea clara, pero tal vez en los márgenes o en la periferia. Y es que el color de Démarez presenta un estilo muy moderno, acuarelizado y digno de la paleta de un pintor, que mejora mucho (pese a quien pese) el color plano propio de la obra de Jacques Martin y de la escuela de Bruselas. También la capacidad de reconstrucción de un lugar y una época, y la habilidad de Démarez para dar la tridimensionalidad a las escenas hiperrealistas le acercan tanto como le alejan de Martin y compañía.
De la recreación majestuosa de Roma del primer álbum, con viñetas enormes repletas de reconstrucciones y ambientaciones históricas constantes, pasamos aquí a una historia narrada con planos más cortos y dibujos más cercanos, donde abundan las escenas de interiores, la representación de costumbres de la antigüedad, y los juegos de sombras y brillos producidos en los rostros, en las construcciones de adobe y las paredes de piedra de los templos egipcios por la luz titileante de las antorchas, y exteriores bajo el sol y en pleno desierto. De nuevo, como en “Las águilas de Roma”, la paleta de colores es la que narra la historia, y es el dibujo el que marca el ritmo.
La serie de “Alix Senator”, que está previsto que termine con el tercer volumen titulado “La conjura de los rapaces”, es una dignísima heredera de la obra de Jacques Martin y toda una lección para la misma editorial Casterman que la publica en Francia y la sociedad Moulinsart, herméticos gestores de un patrimonio inmortal y eterno como la obra de Hergé. Si la obra de Martin ha ganado en nobleza, modernidad y reconocimiento con la aportación honesta, siempre desde el respeto a la memoria, al espíritu de una obra que ha vendido 25 millones de álbumes en sus 70 años de vida y al maestro, de los nuevos autores y las nuevas historias, ¿qué no podría conseguirse con Tintín?
El Último Faraón.
Guión: Valérie Mangin
Dibujo y color: Thierry Démarez
Título original: Le dernier pharaon
Serie: Alix Senator num.2 (www.alixsenator.com)
Editorial: Netcom2 Editorial
ISBN: 978-84-15773-48-1
Formato: 23x32cm. Cartoné.
Páginas: 48
Precio: 16,00 euros
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…