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El cine bélico fue, durante muchos años, coto privado de la épica. En algunos casos nos mostraron los horrores de los conflictos armados y el drama humano tras las trincheras, pero en la mayoría de las ocasiones se centraron en las acciones heróicas de un puñado de valientes que conseguían, contra todo pronóstico, cumplir su arriesgada misión contra una horda de enemigos armados hasta los dientes. A partir de los años setenta la cosa fue diferente. Quizás “MASH” fue una de las primeras en tomarse a broma un conflicto bélico (Vietnam en este caso), y pronto siguió su sendero “Los violentos de Kelly” de Brian G. Hutton, una divertidísima desmitificación de la guerra que reivindicamos desde aquí como una de las mejores comedias bélicas, si es que este género existe.

Protagonizada por Carroll O’Connor, Clint Eastwood, Don Rickles, Donald Sutherland, Gavin MacLeod y Telly Savalas, entre otros, “Los violentos de Kelly” (“Kelly’s Heroes“) nos contaba la historia de un grupo de soldados americanos dispuestos a robar un banco tras las líneas enemigas durante la Segunda Guerra Mundial. La película, en concreto, nos situa en Francia y poco antes del final del conflicto bélico, tras el desembarco de Normandía. Aquí, Kelly, un ex-teniente degradado a soldado muy respetado por sus compañeros, captura al coronel Dankhopf de la inteligencia alemana y le sonsaca que hay una fortuna de dieciséis millones de dólares en lingotes de oro en un banco tras las líneas enemigas, en la ciudad de Claremont. Para conseguir el botín Kelly reclutará a su particular ‘Dirty Dozen‘, un atajo de sinvergüenzas formado por el sargento ‘Big Joe’. el oportunista ‘Crapgame’, el excéntrico ‘Oddball’ y algunos soldados cansados de tanta guerra y con ganas de hacerse ricos.

Los violentos de Kelly” es una película divertidísima, aún hoy. Han pasado más de cincuenta años desde su estreno, y su tono gamberro y desenfadado siguen vigentes. En 1999 David O. Russell intentó contarnos una historia parecida en “Tres Reyes“, con George Clooney, Mark Wahlberg e Ice Cube, pero la cosa no salió tan perfecta como aquí, pues la solvente y eficaz dirección de Brian G. Hutton y el ingenioso guión de Troy Kennedy Martin cuentan con unas interpretaciones excelentes de los actores protagonistas (especial mención a Donald Sutherland) y la maravillosa música de Lalo Schifrin. No podemos ignorar, sin embargo, que Clint Eastwood fue muy crítico con el montaje, pues según él se quedó en la sala el marcado carácter antibélico que tenía el guión original. Una opinión discutible.

No se llevó ningún Óscar, de hecho no obtuvo ni una sola nominación, pero sigue siendo una película bélica mucho mejor que algunas de las que volvieron a casa con una estatuílla dorada bajo el brazo. Y mil veces más divertida, con una misión suicida que no tiene nada que envidiar a “Doce del patíbulo” ni “El desafío de las águilas“.

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