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Artista prolífico, inclasificable y multidisciplinar, con la muerte de Jean Giraud (1938-2012) perdimos a un autor irrepetible, genio del noveno arte y maestro de maestros, cuyo trabajo ha influido a generaciones enteras de creadores. Su estilo claro, limpio y depurado como pocos, adaptativo y múltiple como Moebius, Jean Giraud y Gir (según el estilo empleado en el dibujo firmaba de una manera o de otra), brillaba en cualquier proyecto que cayese en sus manos: “Arzach“, “El mundo de Edena“, “El Garaje Hermético“, la serie del Teniente Blueberry, colaboraciones de muchos quilates con Jean-Michel Charlier en “Jim Cutlass“, con Alejandro Jodorowsky en “El Incal” y “La loca del Sagrado Corazón“, o con Stan Lee en “Estela Plateada: Parábola“…. También fue fundador, con Jean-Pierre Dionnet y Philippe Druillet, de la mítica revista francesa “Métal Hurlant“, donde desarrollará sus obras más importantes y reconocidas y realizó participaciones puntuales en el cine, casi siempre en obras esenciales del género de la ciencia-ficción y la fantasía, como diseñador de personajes, escenarios y storyboards en “Alien”, “Tron”, “Blade Runner”, “Masters del Universo”, “Willow”, “The Abyss” o “El quinto elemento”, así como en el campo de la animación en “Les maîtres du temps”, “Little Nemo” o “Arzach Rhapsody”. Moebius era un genio.

Uno de sus cómics más conocidos es “El Garaje Hermético” (“Le Garage Hermétique de Jerry Cornelius“), cuyas historias se publicaron en la revista “Métal Hurlant” entre los años 1976 y 1980, en entregas de dos o cuatro páginas. La historia no tiene un argumento coherente, y en parte se debe a que Moebius fue improvisando el cómic a medida que lo iba dibujando, como si fuera un músico de jazz en el escenario. En todo caso, si se busca un hilo conductor, se puede decir la experimental e imaginativa “El Garaje Hermético” nos cuenta que Jerry Cornelius ha desaparecido y hay que encontrarle antes que el Mayor Grubert. Cornelius es un personaje simbólico creado por Michael Moorcock y el Mayor Grubert, hombre de ciencia y explorador, busca al humano originario de la Tierra conocido como Jerry Cornelius moviéndose por los mundos superpuestos que él mismo ha creado en un asteroide artificial que orbita la constelación de Leo, un universo dividido en tres niveles (el inconsciente, el consciente y el superconsciente) con ciudades, desiertos y lugares extraños poblados por numerosas criaturas, algunas dotadas con una poderosa fuerza espiritual. ¿Habéis entendido alguna cosa? ¡No importa! Os propongo que tampoco os esforcéis por hacerlo. Nada tiene sentido en “El Garaje Hermético“. Este cómic es un placer para la vista, dibujado de forma magistral por un dibujante que tenía un dominio del blanco y negro como ninguno antes ni después de él, y cada nueva entrega es una historia de ciencia-ficción surrealista que desorienta tanto como un viaje de LSD, con nuevos personajes, detalles y subtramas que aparecen de repente sin ningún tipo de sentido o propósito para volver a desaparecer después. Una magistral locura, o una locura magistral.

El Garaje Hermético” se publicó de forma serializada en “Métal Hurlant“, y luego en forma de álbum, y después llegaron varias secuelas tan surrealistas y magistrales como su precedente. En 1979 se publicó “Mayor Fatal“, un álbum que recopilaba todas las entregas publicadas en “Métal Hurlant” añadiendo otras que habían aparecido en “France-Soir” y “Fluide Glacial“, y en 1995 y 2008 aparecieron otros dos álbums ambientados en el universo de “El Garaje Hermético” (“L’Homme du Ciguri” y “Le Chasseur Déprime“, respectivamente). En 1987 el sello Epic de Marvel Comics publicó este cómic en los EE.UU. como “Airtight Garage“… aunque el público norteamericano ni estaba preparado, ni lo está hoy, para comprender la magnitud de la maestría de Moebius.

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