Muchos autores distintos han querido dar su versión de una de las historias de amor más grandes de la historia de la literatura: el trágico romance entre una pirata y un bárbaro que llegaría a ser rey. Sí, el encuentro entre el cimmerio Conan y Bêlit, capitana de los fieros corsarios negros y reina de la Costa Negra, se convirtió en una de las más importantes sagas del cimmerio creado por Robert E. Howard.

«Yo solo sé una cosa: si la vida es una ilusión, yo también lo soy. En consecuencia, la ilusión también es real para mí. Vivo, ardo de vida, amo, mato… y estoy contento».
Conan celebra 40 años en Planeta con la nueva edición de sus historias con Glenat, adaptando las novelas originales de Robert E. Howard, trayendo el mejor Conan, el más auténtico y el que sus seguidores más valoran a día de hoy. En una colección de álbumes que siguen el original hasta el mínimo detalle.

Pelo negro, ojos fieros y con una espada en la mano, habitualmente manchada con la sangre de sus enemigos. La figura de Conan, el bárbaro, es inconfundible. Como ya debéis saber, el personaje fue creado en 1932 por el escritor Robert E. Howard para una serie de relatos destinados a la revista de relatos pulp “Weird Tales” y enseguida se convirtió en el personaje más popular de un nuevo género bautizado como Sword and Sorcery. En el año 1970, cuando Marvel Comics buscaba nuevos territorios para explorar en sus cómics, encargó su adaptación al guionista Roy Thomas y gracias a su labor, y a la de los dibujantes que le acompañaron, éste se convirtió en un formato que recogió con brillantez las novelas de Robert E. Howard.

Han pasado ochenta años de la muerte de Robert E. Howard y, según está estipulado en las leyes, los derechos de autor se liberan. El cómic europeo, aquel al que también llamamos cómic francobelga, ha acogido con los brazos abiertos, y por primera vez, a Conan y lo ha puesto en manos de dos de sus autores más reconocidos. Aquel que en manos de Roy Thomas y John Buscema adquirió la fama en el mundo del cómic es ahora un personaje del guionista Jean-David Morvan y el dibujante Pierre Alary. Y el color de Sedyas.
Pierre Alary es uno de los autores favoritos de ViaNews. Formado en la prestigiosa escuela de artes gráficas parisina de Gobelins y curtido como animador en los estudios Disney de Montreuil (participando en “El jorobado de Notre Dame”, “Hércules” y “Tarzán”). De hecho, y como también le sucede a Juanjo Guarnido, su estilo bebe de la línea cartoon de Disney para dotar a su trazo de dinamismo, estilizado dibujo y una caracterización de personajes excelente. Su curriculum empieza a ser extenso, y su trabajo en la trilogía de “Belladona”, “Simbad” con Scotch Arleston y Audrey Alwett, “Mi traidor”, las dos entregas de “Silas Corey“, “Don Vega” o su personal reinterpretación del clásico de Hermann Melville “Moby Dick”, con guion de Olivier Jouvray, le han merecido numerosos elogios. Los nuestros, también.
Y de Jean-David Morvan hay tanto que contar que nos ahogamos ante el reto. Es un escritor prolífico, capaz de tocar cualquier tecla con brillantez aunque se mueve con más comodidad en la fantasía y la ciencia-ficción. Y aunque en sus inicios se orientó a la labor de dibujante, se consagraría a la profesión de guionista y ya cuenta con más de doscientos cincuenta títulos en su bibliografía: “Troll”, con dibujos de Olivier Boiscommun, “Le Cycle de Tschaï”, con dibujos de Li-An, “Trop de bonheur”, con dibujos de Lejeune, “La Mandiguerre”, con dibujos de Tamiazzo, “7 sécondes”, con dibujos de Gérard Pradel, “Zorn & Dirna”, con dibujos de Bessady y Trannoy, “Continuum”, con dibujos de Ponce, “Helldorado“, con dibujos de Ignacio Noé, y “Sir Pyle”, “Estela”, “Merlin” y varias historias de “Spirou y Fantasio”, con dibujos de José Luis Munuera, entre muchos otros. Es uno de los grandes guionistas del cómic francobelga de todos los tiempos.

Jean-David Morvan y Pierre Alary han empezado su andadura al frente de las aventuras de Conan para Éditions Glénat con una de sus historias más emblemáticas: la historia de amor y muerte de Conan y la reina de la Costa Negra. Es la misma historia que todos conocemos, que hemos leído en más de una ocasión, con un nuevo enfoque. ¿Mejor o peor? Diferente. Lamentablemente el primer número de “Conan: El Cimmerio #1: La reina de la Costa Negra” cojea. El dibujo de Pierre Alary parece apresurado y poco elaborado, alejado de sus mejores trabajos, y el guión de Jean-David Morvan otro tanto. Como ejemplo, el primer encuentro entre la pirata y el bárbaro, que construye una de las historias de amor más grandes de la literatura fantástica con un amor a primera vista poco realista. Y la resuelven en apenas 48 páginas, mientras que Roy Thomas y John Buscema dedicaron muchas páginas y muchos años a contarnos la vida de ambos guerreros. Pero, eso es cierto, el talento de Pierre Alary no se puede esconder debajo de la alfombra y su representación de la ciudad perdida en la selva, inundada en las aguas del río Zarkheva, es una maravilla.

El primer encuentro de Conan y Bêlit se produjo en las páginas “La reina de la Costa Negra” (“Queen of the Black Coast“), un relato de Robert E. Howard publicado en la revista “Weird Tales” en 1934. Aquí Howard nos contó como, mientras Conan viajaba como pasajero a bordo de un barco mercante, sufría el ataque de la Tigresa, el barco de la pirata Bêlit. Durante la confrontación, y aunque el fiero cimmerio estaba dispuesto luchar hasta el final, Bêlit se encaprichaba del bárbaro, le perdonaba la vida y lo convertía en su amante. Tras su encuentro casual, Conan y Bêlit pasaron tres largos años juntos (según la cronología desarrollada por L. Sprague de Camp), más de mil días de aventuras trepidantes, sangre y muerte, de venganzas y profecías cumplidas, de enemigos ocultos en las sombras y aliados imprevistos, de astutos ardides y planes traicioneros, desde la Costa Negra hasta Estigia, del archipiélago de Nakanda Wazuri al lejano Turán, de Messantia al venenoso río Zarjiba en el que la historia llegará a su final. Tres años en los que la pirata y su guerrero cimmerio con ojos azules, rebautizado como Amra, el León, se convirtieron en el azote de los mares de la Era Hiboria.

La muerte de Bêlit significó un nuevo punto y aparte en las aventuras de Conan, el del pelo negro y los ojos sombríos, que recuperaría la senda solitaria que había caracterizado sus primeras historias. Con la espada en la mano, el bárbaro, el ladrón, el saqueador, el asesino, el de las gigantescas melancolías y enormes alegrías, que llegó desde Cimmeria para pisotear con sus sandalias los enjoyados tronos de la Tierra, volvería a recorrer los reinos de la Era Hiboria en solitario, con el imborrable recuerdo de la shemita en el corazón, a la que amó profunda y sinceramente.

En resumen, la primera incursión de Conan en el cómic europeo es muy decepcionante. Cierto es que el listón estaba alto, y que la versión de “La reina de la Costa Negra” de Roy Thomas y John Buscema, con su sobrio blanco y negro, es una sombra demasiado alargada para Jean-David Morvan y Pierre Alary. La justificación de Patrice Louinet en los artículos que acompañan al álbum son insuficientes. No estamos de acuerdo. Hubiesen debido elegir otro relato de Howard como carta de presentación de su Conan. Pero eso no es todo, puesto que las 48 páginas de extensión a la que se limita habitualmente el cómic francobelga comprime el relato, complica el diseño de los personajes, excluye directamente a los secundarios y omite a algunos de los más relevantes, minimiza la profundidad de la historia y se queda en una simplificación pobre de las ideas de Robert E. Howard. En este caso les hubiese aconsejado seguir la senda elegida por Julien Blondel, Didier Poli, Robin Recht y Jean Bastide con su versión de Elric de Melniboné.

Entre los años en los que los océanos anegaron la Atlántida y sus resplandecientes ciudades y aquellos en los que se produjo la ascensión de los hijos de Aryas, hubo una época insospechada en la que por el mundo se extendían reinos maravillosos como mantos azulados bajo las estrellas: Nemedia, Ofir, Brithunia, Hiperbórea; Zamora con sus muchachas de oscuros cabellos y sus torres plagadas de arácnidos misterios; Zingara y sus caballeros; Koth, limítrofe con las tierras pastoriles de Shem; Estigia con sus tumbas custodiadas por sombras, e Hirkania, cuyos jefes vestían acero, seda y oro. Pero el más soberbio de todos era Aquilonia, que destacaba de forma suprema en el majestuoso Oeste. Y fue entonces cuando llegó Conan el Cimmerio, de pelo negro, ojos hoscos y con una espada en la mano. Un ladrón, un saqueador, un asesino triste y ufano al mismo tiempo dispuesto a pisotear con sus sandalias los enjoyados tronos de la Tierra.

Conan: El Cimmerio #1: La reina de la Costa Negra
Autores: Robert E. Howard, Jean-David Morvan y Pierre Alary
Traducción: Albert Agut Iglesias
Fecha de publicación: Junio de 2022
ISBN: 978-84-1112-052-4
Formato: 23×31,1cm. Tapa dura. Color.
Formato:
Páginas: 64
Precio: 18,95 euros