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Durante un viaje a la gran ciudad, un niño de una comunidad amish es testigo del brutal asesinato de un hombre en los aseos de una estación de tren. El detective John Book, encarnado por Harrison Ford, será el encargado de proteger al testigo y a su viuda madre, y para ello convivirá con ellos durante un tiempo en esta pequeña y recóndita comunidad religiosa. Mientras intenta protegerle de los asesinos que van tras él para silenciarlo y que no se desvele una trama de corrupción en el seno de la policía, el policía de Nueva York vivirá una historia de amor prohibido con su madre, Rachel.

Con un reparto que contaba con Kelly McGillis, un año antes de su mayor éxito internacional como instructora de vuelo en “Top Gun”, Joseph Sommer, Lukas Haas, Alexander Godunov, Danny Glover y Viggo Mortensen, además del mencionado Harrison Ford en la cima del estrellato tras encarnar a Indiana Jones y a Han Solo pocos años antes, este magnífico thriller cargado de tensión del año 1985 titulado “Único Testigo” (“Witness“), dirigido por el australiano Peter Weir (“Gallipoli“, “El año que vivimos peligrosamente“, “El club de los poetas muertos”, “Master and Commander“,…) y escrito por William Kelley, con la espléndida fotografía de John Seale y la música de Maurice Jarre, ganó merecidamente los premios Oscar al mejor guión original y montaje.

A destacar la elección de ambientar la película en los amish, una comunidad religosa protestante desconocida en nuestros lares, conocidos principalmente por su estilo de vida sencilla, vestimenta modesta y tradicional, y su resistencia a adoptar comodidades y tecnologías modernas, de manera que la película de Weir va más allá del género ‘noir‘, con tintes de western y toques de drama romántico, y nos presenta también el conflicto de las identidades culturales y del cuerpo extraño.

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