Las comedias inglesas no tienen nada que ver con el resto de comedias. El humor inglés no tiene nada que ver con el del resto del mundo. Y el resto del mundo tiene opiniones muy dispares sobre el humor de los británicos: o se ama o se odia. En su sentido del humor confluyen la sátira social, lo absurdo, el humor negro, la autocrítica y algo de excentricidad, y bebe de clásicos de la literatura y el teatro como Geoffrey Chaucer o William Shakespeare, aunque con el paso del tiempo ha ido contaminando las más diversas formas de la creación cultural contemporánea. El cine, la televisión o el cómic, sobre todo, son la primera línea de batalla contemporánea del humor inglés. En cuanto a su contenido, las obras u los autores más recientes han evolucionado hacia tonos más salvajes y políticamente incorrectos, con Ricky Gervais al frente, pero no hay que olvidar que hace cincuenta años los Monty Python ya lo hacían.
La película “Un funeral de muerte” (“Death of a funeral“) es un buen ejemplo de comedia inglesa, aunque su director inglés se ha curtido en el cine norteamericano (Frank Oz), y su reparto de actores ingleses tiene en su filmografía muchas visitas a Hollywood (Matthew Macfadyen, Keeley Hawes, Andy Nyman, Ewem Bremner y Daisy Donovan, todos británicos). Es una comedia británica con aspecto de película norteamericana. Como una mezcla entre el absurdo delirante de “Fawlty Towers” y la rigidez formal de un capítulo de “Friends“. Una mezcla extraña, pero que funciona. En ella nos cuentan como, durante el funeral del padre de la familia, todo lo que podría salir mal, sale mal. Daniel, uno de sus hijos, descubrirá un incómodo secreto de su padre; su hermano Robert, escritor de éxito, llega de Nueva York con sus propios conflictos y problemas sin resolver; un hombre enano a quien nadie parece conocer se presenta en el funeral; y el estirado novio de Martha, la prima de Daniel y Robert, consume accidentalmente una droga de diseño y se dedica a pasear desnudo por la casa familiar.
“Un funeral de muerte” es divertidísima, y por ello hay que elogiar el libreto de Dean Craig (londinense, para más señas) y la habilidad de Frank Oz, un director de mil registros (desde “Cristal Oscuro” hasta “La tienda de los horrores“, pasando por “Un par de seductores” o “Bowfinger“), actor y titiritero (con Jim Henson), que domina el slapstick, el vodevil y la comedia de puertas y gags como nadie. En una hora y media nos ofrece de forma dosificada un montón de personajes con sus particularidades, y mantiene el ritmo de la función dispersando con habilidad los gags cómicos y las sorpresas a lo largo de todo el metraje.
Es probable que este “Un funeral de muerte” no necesitara un remake 100% americano, y que nadie lo había pedido, pero pese a ello lo hicieron. Apenas tres años después, en 2010, dirigido por Neil LaBute y protagonizado por Martin Lawrence, Chris Rock y Zoe Saldaña, entre otros. Innecesario. Un mero trámite. Puestos a elegir, escoged la de Frank Oz y no perdáis el tiempo con la segunda.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…