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El ‘Sueño Americano‘ es la idea de que en los EE.UU. la gente con talento puede salir adelante por sus propios méritos, aunque al principio el termino se acuñó para recordar a los estadounidenses los ideales de justicia social, igualdad y oportunidad. En síntesis es el éxito individual y el sueño del inmigrante: cualquiera puede llegar a los Estados Unidos y convertir su vida en un éxito. Lamentablemente solo uno de entre un millón alcanzan esta cima mientras que el resto malviven y se arrastran por los sucios y violentos suburbios de las ciudades norteamericanas.

En 1992 Hollywood descubrió a Robert Rodríguez, un joven director mejicano que, con cuatro pesos y mucha imaginación, construyó una brillante película que le lanzaría al estrellato: “El Mariachi“. El éxito de su film llevó al joven director hasta Hollywood y su cine chicano y desvergonzado, rapadrinado por Quentin Tarantino, pudo seguir creciendo. Con “Abierto hasta el amanecer“, “The Faculty“, “Desperado“,… y “Sin City“.

Con esta estética en blanco y negro, tan elegante como desoladora, “Sin City” es la adaptación cinematográfica de los cómics de Frank Miller. Codirigida por el propio Frank Miller, con la participación especial de Quentin Tarantino, protagonizada por Bruce Willis, Clive Owen, Mickey Rourke, Jessica Alba, Benicio Del Toro, Brittany Murphy, Rosario Dawson, Michael Madsen, Powers Boothe, Michael Clarke Duncan, Elijah Wood, Rutger Hauer, Carla Gugino y Nick Stahl, entre otros, la película nos traslada a la ciudad de Sin City, una ciudad que vive entre la luz y la oscuridad, donde se dan cita policías corruptos y mujeres de curvas sensuales. Algunos están buscando venganza, algunos redención, y otros, ambas cosas. Allí, Marv intenta vengar la muerte de su único amor. Dwight, un investigador en horas bajas intenta dejar sus problemas atrás pero terminará en medio de una guerra callejera entre un grupo de prostitutas, mercenarios, la mafia y la policía y John Hartigan, el único policía honesto que queda en la ciudad, intenta hacer cumplir la ley y proteger a una joven de un asesino perturbado, el sádico hijo de un senador. Estas tres historias son las adaptaciones de “El duro adiós“, “La gran masacre“, “Ese bastardo amarillo“, pero el film también cuenta con una cuarta historia, a modo de introducción y cierre basado en el sexto libro de la serie de cómics, titulado “El cliente siempre tiene la razón“.

Las violentas historias de la ciudad del pecado creadas por Frank Miller, mezcla de noir y pulp, con una primera entrega publicada en abril de 1991, fueron publicadas por Dark Horse Comics en impecable blanco y negro a lo largo de varios álbums e historias cortas. La conjunción de Miller, Rodriguez y Tarantino consiguió lo impensable, una cuidadosa, preciosista reproducción, casi viñeta a viñeta, frase a frase, de las aventuras impresas. Un esmerado ejercicio de caligrafía audiovisual que convierte el cine en un tebeo como nadie lo había hecho antes. Todavía hay muchas páginas en internet donde se pueden encontrar comparativas entre viñetas del cómic y fotogramas de la película, y comprobar el fabuloso trabajo que hicieron.

Casi diez años después Frank Miller y Robert Rodríguez volvieron a encargarse de la dirección y el guión de una tardía secuela “Sin City: Una dama por la que matar” (“Sin City: A dame to kill for“), donde los actores Josh Brolin, Joseph Gordon-Levitt y Jamie Chung fueron las caras nuevas en esta secuela junto al reparto de la entrega anterior. Fue un fracaso: si la primera película obtuvo 159 millones de dólares, que resplandecían ante los 40 millones en los que se presupuestó su realización, su secuela apenas obtuvo 39 millones frente a los 65 invertidos.

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