El éxito de “El Mariachi” llevó al joven director mexicano Robert Rodríguez hasta Hollywood y su cine chicano y desvergonzado, rodado con cuatro pesos y mucha imaginación, apadrinado por Quentin Tarantino, pudo seguir creciendo. Con “Abierto hasta el amanecer” (“From Dusk Till Dawn“), una comedia gamberra salpicada con litros de sangre escrita por Tarantino, Rodríguez dirigió su mejor película, la más entretenida, divertida, violenta, delirante e inolvidable de su filmografía. Una filmografía que, la verdad, ha seguido una curva descendente de la que parece que no hay salida.
Protagonizada por George Clooney, Quentin Tarantino, Harvey Keitel, Juliette Lewis, Ernest Liu, Salma Hayek, Danny Trejo, Cheech Marin (que interpreta a tres personajes distintos) y Tom Savini, entre otros, “Abierto hasta el amanecer” son dos películas distintas en una, dos historias ‘grindhouse’ que tienen su punto de encuentro en un siniestro bar de carretera: una polvorienta road movie por un lado y una de terror con vampiros por otro. La segunda, una exagerada y desfasada broma gore. La película, en su conjunto, gamberra y divertidísima. Y repleta de autoreferencias (las hamburguesas Big Kahuna de “Pulp Fiction“, los cigarrillos Red Apple de “Amor a quemarropa“, la cerveza Chango de “Desperado“,… o el papel de Michael Parks como Earl McGraw, que también interpreta en “Kill Bill“, “Death Proof” y “Planet Terror“). Era inevitable que se convirtiera en una película de culto, como así fue, y su éxito dio lugar a dos secuelas (muy mediocres, y en la que solamente repite Danny Trejo), cómics e incluso una serie de televisión homónima que se puede ver en Netflix.
La película comienza con los hermanos Seth y Richard Gecko, dos peligrosos criminales que huyen de la policía tras atracar un banco. En su camino se apropian de una autocaravana y toman como rehenes a la familia Fuller, formada por un ex-reverendo y sus dos hijos, Scott y Kate. Junto a ellos cruzan la frontera mexicana y, convencidos de estar a salvo, se adentran en un siniestro local de nombre sugerente: La Teta Enroscada (“Titty Twister” en la versión original). Y ahí termina la primera parte de la película y la historia da un vuelco. A partir de este punto, los hermanos Gecko y la familia Fuller deberán luchar contra una horda de vampiros sedientos de sangre con todos los medios a su alcance, en una orgía de sangre y vísceras que durará hasta el amanecer y que dejará solamente a unos pocos supervivientes con vida. La orgía de violencia del segundo segmento no es apta para todos los públicos.
La película lanzó al estrellato a dos de sus protagonistas: el actor George Clooney, hasta entonces conocido solamente por su papel de pediatra Doug Ross en la serie de televisión “Urgencias“, y la mexicana Salma Hayek, que ofrecía uno de los bailes más sensuales que se recuerdan en la historia del cine, al ritmo de “After Dark” de Tito & Tarántula,… con permiso de Rita Hayworth en “Gilda”. La Hayek con una serpiente y la Hayworth con un guante. Y Quentin Tarantino se reservó el papel de Richard, el hermano demente de los Gecko, exagerado y sobreactuado, ¡donde demostró que lo suyo es la dirección, y solo la dirección.
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…