En los jóvenes está el cambio. En sus manos está la posibilidad de enderezar este mundo de mierda que les estamos dejando los adultos, contaminado, ahogado de calor con el cambio climático, con guerras por doquier, un uso irresponsable de los recursos naturales, con racismo, xenofobia, discriminaciones y desigualdades en todas partes. Pero es terrible pensar que estos adultos que han dejado el planeta hecho unos zorros fueron jóvenes en algun momento, unas pocas décadas atrás, y entonces fueron ellos la esperanza para arreglar el estropicio que les dejaban sus adultos.
En los años sesenta ser jóven no debía ser tan distinto como serlo ahora: rebeldes, en busca de la autoafirmación, insatisfechos y descontentos con el mundo que les había tocado vivir. Este malestar motivaría a miles de jóvenes a reunirse en grupos muy específicos, en ocasiones marginales, desde donde canalizar la protesta y su crítica a la sociedad. La novela de Susan E. Hinton “The Outsiders“, publicada en 1967, sobre unos chicos de barrio que luchan por salir adelante, sigue siendo tan impactante como vigente. La violencia, el consumo de drogas, entornos disfuncionales con familias rotas, jóvenes sin futuro y desarraigados,… la jovencísma Susan E. Hinton (empezó a escribir la novela con 15 años, la acabó con 16 y la publicó con 18) podría estar ambientada en los años sesenta o en la actualidad.
En 1983, el director Francis Ford Coppola adaptó la novela de Susan E. Hinton al cine, con un reparto encabezado por C. Thomas Howell, Matt Dillon, Patrick Swayze, Ralph Macchio, Rob Lowe, Tom Cruise, Diane Lane, Emilio Estevez y Leif Garrett, entre otros. Aquí nos contó la historia de Ponyboy, Sodapop y Darry Curtis, tres hermanos huérfanos de Tucsa, Oklahoma, que junto a sus amigos se instalan en una destartalada casa que les sirve de refugio y de lugar de reunión. Llevan el pelo engominado, asumiendo con ironía y orgullo el sobrenombre de los “greasers“. En escaramuza con la banda rival de los “socs“, Ponyboy y su amigo Johnny matan a un chico de los ‘socs’ y, con la ayuda de Dallas Winston, huyen de la ciudad. Pero el destino, caprichoso, hace que pasen de fugitivos a héroes cuando, de regreso a la ciudad, salvan a un grupo de niños de un incendio en una pequeña escuela rural. Lamentablemente, Johnny, herido tras caerle el techo de encima, no sobrevivirá.
“Rebeldes” es una gran película, aunque la prolífica y excelente filmografía de Francis Ford Coppola pueda habrla dejado, injustamente, entre sus obras menores o menos conocidas. De hecho me atrevería a decir que debería ser una obra de culto, pero sobretodo porqué puso en el escaparate a una joven generación de actores que iban a sacudir Hollywood hasta sus cimientos: Matt Dillon, Patrick Swayze, Ralph Macchio, Rob Lowe, Tom Cruise o Emilio Estevez, por ejemplo. Ahí es nada.
Pocos meses después, Francis Ford Coppola estrenaría otra historia de pandillas juveniles con “La ley de la calle“, con Dennis Hopper, Diane Lane, Matt Dillon, Mickey Rourke o Nicolas Cage, que también era una adaptación cinematográfica de una novela de Susan E. Hinton. Personalmente me quedo con la primera.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…