Entre los acontecimientos narrados por George Lucas en “Star Wars III: La venganza de los Sith” y la primera película de la trilogía original, “Una nueva esperanza”, el universo de la popular franquicia cinematográfica vivió unos tiempos oscuros y turbulentos durante los cuales los secuaces del Emperador, con Darth Vader al frente, persiguieron y cazaron a los Jedis supervivientes por toda la galaxia. Era la Gran Purga Jedi.
Después de la orden 66, pocos Jedi se atreven a aventurarse fuera de las sombras. Se extienden los rumores sobre el oscuro y terrible Darth Vader cazando incluso desde el despertar de cada día. Pero algunos Jedi encuentran esta vida de miedo insoportable, por lo que una pequeña banda de Jedi se ha puesto de acuerdo para reunirse y discutir qué se debe hacer para oponerse al imperio y a sus Señores Sith. Sin embargo, el Imperio está siempre observando, y el mismo Vader está impaciente por enfrentarse a cualquier Jedi que pueda acercarlo al lugar donde se encuentra su traidor, Obi-Wan Kenobi.
Hace ya treinta y cinco años que la película “La Guerra de las Galaxias” (“Star Wars IV: A New Hope”) de un joven y visionario director norteamericano de Modesto, California, con sólo dos trabajos a sus espaldas (“THX 1138” y “American Graffitti”), consiguió crear a su alrededor un fenómeno de aficionados y seguidores nunca visto hasta entonces en la historia del cine, que no se limitó a las tres cintas estrenadas en las pantallas de todo el mundo desde 1977 hasta 1983 sino que creció y se expandió mucho más allá. La película “La Guerra de las Galaxias” fue la primera semilla, pero el fruto de esta simiente primigenia fue un inmenso y robusto árbol que tenía muchas ramas, sólidas y largas: la rama sobre la que se sostenía una nueva forma de entender el cine como espectáculo de masas, llevado hasta un nivel tan elevado que solamente el Rey Midas de Hollywood e íntimo amigo de George Lucas, Steven Spielberg, sería capaz de hacer subir un peldaño más arriba; la rama sobre la que se sostenía una nueva manera de integrar los efectos visuales y los efectos de sonido en la pantalla, en la misma trama de la película, dando origen a las empresas Industrial Light & Magic y Lucasfilm Ltd. THX Sound System que tantos dividendos le darían a George Lucas; la rama sobre la que se sostenía un lucrativo sistema de comercialización y la explotación de los productos asociados a la película, dando origen a la industria del merchandising (para disgusto de la productora 20th Century Fox, que le cedió todos los derechos de comercialización de productos de merchandising al director de la película); y la rama sobre la que se sostiene trasladar la idea a otros formatos (libros, cómics,…) o a nuevos formatos incipientes a los que se le detectan potencial (videojuegos, juegos de rol,…).
Posiblemente, sin quitar importancia a ningún aspecto de los anteriores, pioneros en sus respectivos campos y faro de referencia para quienes llegaron detrás, la aportación con más potencial (comercial, creativo, artístico) de “Star Wars” fue la última de ellas, a la que se ha denominado el Universo Expandido, porqué permitió expandir el arco cronológico de los acontecimientos de la saga galáctica hacia atrás y hacia adelante, desde el lejano pasado hasta el ignoto futuro, desde los ancestros hasta los descendientes de los descendientes, y romper así las cadenas que acotaban todos los productos generados alrededor de la trilogía original a los escasos cuatro años de sucesos que hay entre el asalto imperial a la corbeta coreliana rebelde Tantive IV de la Princesa Leia hasta la derrota ¿definitiva? del Imperio en las lunas de Endor, en el año 4 dBY (después de la Batalla de Yavin, según la cronología del Universo Expandido).
Se considera que la primera aventura del Universo Expandido apareció en 1978, en un cómic que narraba una pequeña historia sobre Han Solo y Chewbacca escapando de unos cazarrecompensas. Era la primera vez que un autor se salía del camino trazado por la película, pero una vez abierta la puerta no volvería a cerrarse: la novela “Splinter of the Mind’s Eye” (“El Ojo de la Mente”) de Alan Dean Foster publicada en 1978 por DelRey que fue escrita como secuela de la primera película por si no llegaba a fructificar la trilogía que George Lucas tenía prevista, las series de animación “Droids” y “Ewoks” en 1985, la atracción “Star Tours” del parque de atracciones Disneyworld, el videojuego para PC “X-Wing: Space Combat Simulator” de 1993,…
El crecimiento de este Universo Expandido en los últimos quince años ha sido abrumador y se ha sostenido en tres pilares fundamentales, ramas de ese embrión inicial que antes hemos mencionado. La primera rama sería los libros, centrados sobretodo en los acontecimientos inmediatamente posteriores a la caída del Emperador como la lucha contra los restos de las fuerzas imperiales reunidas alrededor del Gran Almirante Thrawn, la boda de Han Solo y la princesa Leia, el nacimiento sus hijos Jaina, Jacen y Anakin, la relación de Luke Skywalker con la asesina Mara Jade, la muerte del wookie Chewbacca, la instauración de la Nueva República, la creación de la Nueva Orden Jedi… La segunda rama sería los cómics, que en su mayoría trasladan a su formato historias narradas en videojuegos y libros. Y la tercera y última rama sería los videojuegos, que desde principios de los años 90 se convirtieron en la experiencia más directa para trasladar a los aficionados a la saga ideada por George Lucas hasta el Universo Expandido, y que recientemente han vivido su salto más ambicioso con las dos entregas de “Star Wars: El poder de la fuerza” y, sobretodo, el MMORPG “Star Wars: The Old Republic” de Bioware. Todo este material del Universo Expandido ampliaba y continuaba las historias contadas en las películas canónicas (tres al principio, seis tras el estreno de la segunda trilogía en forma de precuela), y añade otras muchas, siempre dentro de la cronología oficial y sin contradecir a cualquier otro elemento del Universo Expandido ni a las películas.
En el marco concreto de los cómic ambientados en el universo expandido de “Star Wars”, y como suele suceder con cualquier producto derivado de un marco mayor, hay de todo. Se pueden encontrar joyas (como “Los Jedis contra los Sith” de Macan, Bachs y Fernández o la adaptación al cómic de la trilogía literaria de Timothy Zahn “Heredero del Imperio”) pero también hay un montón de papel desaprovechado para plasmar historias que no estan a la altura del precedente al que deben rendir pleitesía (como “Imperio Oscuro”, “Star Wars: Rebelión” o “Imperio Carmesí”). Entre unos y otros, con algunos detalles que merecen la pena pero sin alcanzar la brillantez, títulos como “Star Wars: Tiempos Oscuros”, “Star Wars: Caballeros de la Antigua República”, “Star Wars: Legado”, “Star Wars: Imperio” o el título que nos ocupa en esta ocasión: “Star Wars: Purga” (“Star Wars: Purge”).
La Gran Purga Jedi, también conocida como la Purga Jedi o el Gran Exterminio Jedi, narra los acontecimientos sucedidos a partir del año 19 ABY (antes de la Batalla de Yavin, según la cronología oficial del Universo Expandido), desde el ascenso del sith Darth Sidious al trono del Imperio Galáctico, en su esfuerzo por eliminar de la galaxia cualquier resto de la Orden Jedi.
Con el señor oscuro de los sith Darth Vader al frente de los agentes imperiales encargados de la caza y exterminio de los Jedi, la Gran Purga implicó la práctica aniquilación del Lado Luminoso de la Fuerza en toda la galaxia. Lo que comenzó en Corsucant con las muertes de los maestros Mace Windu, Kit Fisto, Agen Kolar y Saesee Tiin a manos de Darth Sidious, la ejecución de la Orden 66 por parte de las tropas clon, y la masacre del Templo Jedi por parte del jedi renegado Anakin Skywalker, se extendió hasta los confines de todo el universo durante unos largísimos diecinueve años,… con la única excepción de Obi-Wan Kenobi, escondido en los desiertos de Tatooine, y el maestro Yoda, oculto en el planeta pantanoso de Dagobah, que sobrevivieron a la Purga de los enemigos del Imperio hasta la aparición de Luke Skywalker y la Alianza Rebelde, en el 0 ABY.
“Star Wars: Purga” de John Ostrander, Doug Wheatley, Jim Hall, Haden Blackman y Chris Scalf recopila tres historias breves de las misiones de Darth Vader en busca de los Jedi supervivientes durante La Gran Purga Jedi. John Ostrander es el guionista responsable de dos de las historias, con dibujo de Doug Wheatly (“Purga”) y Jim Hall (“A segundos de la muerte”), mientras que Haden Blackman y Chris Scalf se encargan de la tercera (titulada “La espada oculta”).
Las tres historias están protagonizadas por unos caballeros Jedi desconocidos para el gran público, supervivientes de la Orden Jedi que no tuvieron un papel protagonista (ni siquiera secundario) en las películas de la saga cinematográfica, pero en los tres relatos aparece un Darth Vader sediento de venganza contra el que fuera su maestro Obi-Wan Kenobi como nexo de unión entre ellos y eje vertebrador del volumen.
La era del Imperio ha comenzado.
Los pocos jedis que han sobrevivido se ven forzados a observar desde las dombras si no quieren enfrentarse a la extinción. No obstante, algunos no quieren vivir atemorizados ni reconocer que el reinado de los siths es absoluto.
En “Purga” (“Last Stand of the Jedi” en su edición original en inglés), la historia que da título al volumen y que cuenta con una maravillosa portada de Adam Hughes, Darth Vader llega al planeta Kessel en busca de Obi-Wan Kenobi, pero un grupo de Jedis supervivientes se han unido para tenderle una trampa y, con su fuerza combinada, derrotar a la mano derecha del Emperador. Son el Cónclave en Kessel, ocho jedis liderados por una maestra Shadday sedienta de venganza y entre los que se cuenta el venerable maestro Choi del planeta Aleen, que parecen una fuerza formidable capaz de doblegar al lord oscuro de los sith,… pero Darth Vader tiene un maestro que sabe cuando y como debe cuidar de su desobediente y aventajado aprendiz. Un falso rumor de que su antiguo maestro, Obi-Wan Kenobi, estaba entre los Jedi, motivó a Vader a actuar contra las órdenes del Emperador Palpatine.
La “orden 66” dio pie a la era del Imperio. Mientras la República se aseguraba la victoria contra los separatistas, los jedis sufrían el ataque de sus propias tropas en el campo de batalla. Los pocos que escaparon a la purga tuvieron que ocultarse.
Pero una joven superviviente del ataque al templo se ha cansado de esconderse y ha decidido actuar. Si consigue matar a Vader y ocupar su puesto junto a Palpatine, habrá una oportunidad de salvar la galaxia,… de vivir. Pero si fracasa… solamente le quedarán unos segundos de vida.
En “A segundos de la muerte” Sha Koon del planeta Dorin, sobrina del miembro del Consejo Jedi Plo Koon que murió asesinado durante los acontecimientos narrados en “Star Wars III: La venganza de los sith”, tiene habilidades telepáticas y de premonición del futuro que, tras esconderse en las entrañas del Templo Jedi, espera utilizar para derrotar al lord sith Darth Vader en un duelo a muerte para ocupar su lugar junto al Emperador. Y, desde allí, salvar a la galaxia de su funesto destino.
La “orden 66” dio pie a la era del Imperio. Mientras la República se aseguraba la victoria contra los separatistas, los jedis sufrían el ataque de sus propias tropas en el campo de batalla. Pocos escaparon a la purga.
El Imperio ha construido una fábrica para la construcción de AT-ATs en el planeta Otavon XII, un lugar lleno de bosques densos y exhuberantes. Los nativos, los otavis, son pocos, pero luchan por expulsar el Imperio de su planeta natal.
Los ataques de los otavis han ocasionado retrasos en el trabajo y el emperador Palpatine ha decidido enviar a Darth Vader para que los obreros se pongan manos a la obra, Pero Vader presiente que detrás de estos ataques no solo hay nativos…
Y en “La espada oculta”, cuya portada de Chris Scalf sirve también para encabezar el volúmen de tres historias, nos habla de un Darth Vader desquiciado que ignora las órdenes de su Emperador para lanzarse a la caza y captura de un jedi oculto en las peligrosas junglas del planeta Otavon XII dejando desprotegida la base imperioal donde se aloja una fábrica para la construcción de AT-ATs, esencial para el Imperio. Su obsesión, hilo conductor de esta historia y de la primera (“Purga”), ponen de manifiesto la sumisión del Lord Sith con respecto al Emperador, que es más frío y calculador, y que no se mueve por motivos personales.
“Star Wars: Purga” es un nuevo ejemplo de como los aficionados a la franquícia galáctica creada por George Lucas a finales de los años setenta, a los cómics de “Star Wars”, y al universo expandido de la saga, siguen teniendo en la editorial Planeta DeAgostini Comics a una fiel aliada, puesto que durante los últimos años ha ido publicando abundante material de Dark Horse. Hay productos mejores, hay historias de calidad menor, y hay cómics de “Star Wars” infumables, pero es satisfactorio constatar como todas ellas llegan a las tiendas con una cuidada edición en castellano, en formatos sencillos y a precios relativamente asequibles.
Star Wars: Purga
Autores: John Ostrander, Doug Wheatley, Jim Hall, Haden Blackman y Chris Scalf
Título original: “Star Wars: Purge”
Formato: 16,8×25,7cm. Rústica. Color.
Páginas: 80
Precio: 14,95 euros
Bueno, puede que seas un gafe (evidentemente aquí has gafado a “Una memoria llamada Imperio”) pero, por otra parte, estoy…