“El Libro de los Cinco Anillos” es un célebre tratado sobre el camino del samurai escrito por el maestro Miyamoto Musashi durante su retiro y finalizado poco antes de su muerte, en el año 1645. El libro se divide en cinco volúmenes donde Mushashi deja por escrito los principios del Camino de la estrategia del Niten Ichi Ryu. Cinco capítulos, cinco ciclos, Agua, Tierra, Fuego, Viento y Vacío, tal y como lo hace Hub con las aventuras de Okko, el ronin y cazador de demonios que recorre las tierras del Imperio de Pajan.
Okko, el ronin sin señor, recorre las tierras del Imperio de Pajan encabezando un pequeño grupo de cazadores de demonios formado por Noburo, un singular gigante que esconde su identidad tras una máscara roja, y el monje Noshin, un bonzo lunático, amante del sake y capaz de comunicarse con las fuerzas de la naturaleza.
Le había dado muchas vueltas, pero tras finalizar la lectura del quinto y último volúmen de “Okko” decidí que la obra maestra de Hub debía reseñarse como un conjunto sólido y homogeneo, en lugar de disgregar el análisis de su saga en los cinco ciclos que lo componen. Una visión global para una única historia contada en cinco actos. La pentalogía del autor francés Humbert Chabuel ‘Hub‘ y el colorista Stephan Pelayo publicada originalmente por la editorial francesa Delcourt entre los años 2005 y 2015, nos narra las aventuras del cazador de demonios Okko y a su fieles acompañantes, el gigante Noburo, el monje Noshin y el joven Tikku, que ambienta sus emocionantes aventuras en un periodo tumultuoso, conocido como la Era Asagiri o la Era de la Bruma, del imperio de Pajan, una suerte de Japón fantástico donde aún existen fuerzas mágicas y los seres sobrenaturales. Quizás suelo abusar del calificativo de ‘obra maestra’ para describir trabajos que alcanzan la excelencia, pero si en una ocasión creo que debo usar esta expresión para calificar el ‘Magnum opus‘, la mejor o la más renombrada producción de un autor, es esta y además la edición en castellano de Yermo Ediciones sirve para dar un formato de lujo a una obra mayúscula.
Como hemos comentado al principio, antes de empezar a hablar de Hub y de “Okko” es indispensable mencionar a Miyamoto Musashi (1584-1645), un célebre samurai que vivió durante el siglo XVII en Japón y que dejó plasmado sus pensamientos, su filosofía, los principios de su escuela y del arte del combate en “El Libro de los Cinco Anillos“, cuya lectura aconsejo a los lectores más ‘japonistas’ y que entre los hombres de negocios japoneses se usa como un manual de gestión empresarial, de la misma manera que “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu se usa como manual de negociación.
Musashi no Kami Fujiwara no Genshin, célebre maestro del arte de la espada (y, en concreto, su habilidad para el combate con dos espadas de madera, un bokken y un kodachi) fue, según se define a sí mismo, un guerrero entrenado por la experiencia que le concedieron las mil y una batallas que libró, y de las que nunca salió derrotado. Escrito durante su vejez, cuando se retiró a vivir como un ermitaño, “El Libro de los Cinco Anillos” (“Go-Rin No Sho“), a lo largo de otros tantos capítulos o rollos que lo componen (Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío, los cinco elementos del Universo del Budismo) expone la filosofía práctica del comportamiento que el samurái debe mantener ante un duelo o un combate y ofrece al lector una enseñanza extraordinaria para comprender la esencia del bushido, lo que le convierte en una lectura imprescindible para conocer una época esencial y muy representativa de la cultura japonesa. También se atribuye a Musashi una obra titulada “Dokukodo“, en la que da consejos básicos sobre el espíritu del bushido, el estricto código de los guerreros japoneses.
También es importante poner en contexto a “Okko“, éxito de público y crítica en Francia, en el marco de la pasión por todo lo japonés que invade el continente europeo desde hace ya muchos años, una mezcla de curiosidad y fascinación que no parece tener fin. Occidente ha caído rendido ante la fascinación del lejano Oriente desde que se abrieron los puertos de Japón al comercio internacional, a mediados del siglo XIX, y millones de niños, jóvenes y adultos de todo el mundo consumen con avidez mangas y animes, comen sushi, udon, sashimi o teriyaki, practican kárate, judo o aikido en academias de artes marciales, aprenden la delicada disciplina del arreglo floral llamada ikebana, destruyen los tímpanos de sus vecinos con el karaoke, visten cómodos kimonos para andar por casa o aprenden el pulcro arte de la caligrafía japonesa y sus complicados kanjis en escuelas oficiales de idiomas.
Son muchos los que se han preguntado acerca de como ha sido posible que la industria cultural de un país que tiene códigos tan especialmente propios y aparentemente inexportables, como los de Japón, haya penetrado tan profundamente en Occidente y a este fenómeno desconcertante lo han llamado ‘japonismo’. Siguen buscando las claves y los secretos que les permitan comprenderlo.
Y para cerrar el análisis previo de la pentalogía de Hub es preciso mencionar que la Era de la Bruma del imperio de Pajan donde suceden las aventuras del ronin y cazador de demonios Okko se podría asimilar perfectamente al siglo XVII japonés, la época del samurai Miyamoto Musashi, que empezó con la llegada al poder del primer Shogun del clan Tokugawa, Ieyasu Tokugawa, que decidió gobernar desde su castillo situado en Edo, la ciudad que hoy conocemos como Tokio. Durante este periodo de paz, llamado Edo, se cerró y aisló todo el país a cualquier tipo influencia extranjera, y solo la ciudad portuaria de Nagasaki se dejó abierta al comercio exterior. Este aislamiento despertó la curiosidad de Occidente y cuando por fin, tras la restauración Meiji, los ojos de los europeos pudieron volver a ver los secretos que durante doscientos cincuenta años les habían estado vetados descubrieron cosas tan sorprendentes como el colorido teatro kabuki, los grabados policromáticos ukiyo-e, los castillos fortificados shori, los majestuosos torii de acceso a los recintos sagrados, los jardines zen como manifestación espiritual de su cultura, la delicada ceremonia del té, las poesías haiku, el teatro de marionetas bunraku, los samurais y su riguroso código moral conocido como el bushido, los ronin, los misteriosos y letales ninjas, las geishas, etc…
En el caso de los samurais, su momento más destacado había tenido lugar unos doscientos años antes, en el período Sengoku, entre 1467 y 1568, una época de gran inestabilidad y continuas luchas de poder entre los distintos clanes existentes, y durante la restauración Meiji su luz ya se estaba apagando. La caída del shogunato Tokugawa y el fracaso de la rebelión Satsuma significó su fin, se abolieron sus privilegios sociales y legales, y fueron borrados de la faz de Japón. El 24 de septiembre de 1877 se considera que fallecía el último samurai, Saigo Takamori, abatido por las ametralladoras de la Armada Imperial Japonesa. Cuando los secretos del archipiélago japonés finalmente se desvelaron americanos y europeos, a partir de 1850, el destino de la élite militar que gobernó el país durante cientos de años ya estaba sellado.
Dicho todo esto…
“Okko” es una obra maestra del cómic en cinco actos, publicados originalmente en forma de diez álbums: “El Ciclo del Agua“, “El Ciclo de la Tierra“, “El Ciclo del Aire“, “El Ciclo del Fuego” y “El Ciclo del Vacío“. Cada uno de ellos nos presenta una historia autoconclusiva que se puede leer perfectamente de forma independiente del resto, pero la visión conjunta de todo el tapiz ofrece un resultado tan satisfactorio que recomendamos encarecidamente a todos. Tal y como decía Aristóteles, “el todo es más que la suma de las partes“.
En “El Ciclo del Agua” (“Le Cycle de l’eau“, publicado en 2005 y 2006), el secuestro de una geisha llamada Pequeña Carpa lleva a Okko a conocer a Tikku, un joven pescador, hermano de Pequeña Carpa, capaz de ir hasta el fin del mundo por la geisha… o de ofrecerse para servir a Okko a cambio de que el ronin rescate a su hermana.
Con este primer número podremos conocer al protagonista y a sus compañeros. Son Noburo, el singular gigante que esconde su identidad tras una máscara roja, el borrachuzo monje Noshin, que puede invocar y comunicarse con las fuerzas de la naturaleza pero cuya pasión por el sake alejan del camino recto demasiado a menudo, y Tikku, un joven pescador que se convertirá en miembro del grupo y en sirviente de Okko a cambio de la vida de su hermana, a quien Noshin convierte en aprendiz y enseñará los misterios de su arte bonzo y de los espíritus kami.
En “El Ciclo de la Tierra” (“Le Cycle de la terre“, publicado en 2007 y 2008), durante la época de mayor belicismo entre dos de los grandes clanes del Imperio, Okko y sus compañeros se lanzan a la persecución de dos monjes que se escabullen entre los monasterios perdidos de las montañas, hasta verse mezclados en una verdadera guerra de religiones.
La segunda aventura nos permite entender con mayor detalle el Imperio de Pajan, la magia y las fuerzas místicas que existen en este lugar de fantasía, y el precario equilibrio que sostiene esta nación oriental. Las traiciones, los engaños y las conspiraciones entre las familias más poderosas asoman en el ciclo dedicado a la Tierra, aunque este mismo argumento regresará con más fuerza en el ciclo dedicado al fuego, donde será la protagonista central de los acontecimientos. Y también empezamos a ahondar un poco en el pasado de Okko, lleno de sombras y secretos, un elemento que se irá repitiendo en cada uno de los ciclos, en forma de pinceladas, que no nos permitirán entender el lienzo en su totalidad hasta el espectacular cierre.
En “El Ciclo del Aire” (“Le Cycle de l’air“, publicado en 2009 y 2010), la hija de la dama Mayudama no pronuncia ni una sola palabra y ningún médico del imperio ha sabido diagnosticar su enfermedad. El último recurso para sanarla es Okko, pero el ronin también deberá hacer frente a dos fantasmas salidos directamente de su pasado para acabar con él.
El tercer episodio nos reserva el más poderoso e interesante de los antagonistas a los que se ha tenido que enfrentar Okko, un rival con quien mantiene un vínculo más profundo de lo que podría parecer. Así, Okko volverá a su pasado en un pueblo donde se derramó sangre. Al tiempo que los malos presagios se multiplican, deberá enfrentarse al hijo de un hombre a quien asesinó hace muchos años, y salvar la vida de Noburo, el hombre-demonio de la máscara de kabuki roja, que es acechado por Kubban Kiritsu, un temido y legendario cazador de demonios.
En “El Ciclo del Fuego” (“Le Cycle du feu“, publicado en 2011 y 2012), los dos grandes clanes del Imperio han pactado de forma secreta un matrimonio para sellar una alianza de gran poder que ponga fin a la devastadora era de las Brumas. El resto de clanes quiere impedir que se celebre la boda, por lo que Okko y sus compañeros deberán tomar cartas en el asunto.
Y es que en este cuarto álbum el célebre ronin Okko y su fiero par Noburo, acompañados por los inseparables Noshin y Tikku, serán contratados como guardaespaldas para garantizar que nadie se entromete en el enlace que han pactado los clanes Pajan y Yommo. Sobretodo los agentes de otros dos clanes rivales, los Bashimon y Ataku, que no tienen el menor interés en permitir que el matrimonio se celebre. Como antes hemos mencionado, en el ciclo del fuego las traiciones y las intrigas políticas serán las protagonistas, pero será la muerte y la sangre que cubrirá las manos de nuestros héroes lo que empujará a Okko y sus compañeros hasta el último capítulo de sus aventuras.
Y en “El Ciclo del Vacío” (“Le Cycle du vide“, publicado en 2014 y 2015), veremos que la vida para Okko y sus compañeros se ha convertido en un sinónimo de huida constante, durante la cual deben matar por cualquier nimiedad hasta el punto de que Okko siente que sus reacciones empiezan a escapar a su control. Por este motivo, Okko decide envainar su katana y retirarse de forma definitiva en un monasterio.
Con este quinto y último número el círculo se cerrará, se desvelaran muchos de los secretos que envuelven a Okko y sus compañeros de fatigas, se descubriran identidades, motivaciones, el pasado se desvelará y el futuro se presentará ante ellos cuando Okko decida que ha llegado el momento de envainar la katana y retirarse. ¿Quién es Noburo? ¿Cómo se convirtió Okko-San en el ronin más famoso del imperio de Pajan? ¿Cómo se conocieron Noshin y Okko? ¿Qué vínculo secreto existe entre Okko y Noburo? ¿Quién era en realidad Kubban Kiritsu, a quién conocimos en “El Ciclo del Aire”? La luz iluminará los secretos y todos serán dueños de su destino. Despedida y cierre. Telón y aplausos.
Sobre “Okko” en Francia también se ha publicado un artbook (titulado “Okko. Artbook, 10 ans de dessins“), un libro de ciento sesenta páginas repleto de los bocetos, dibujos, portadas, pruebas y demás de Hub, un dibujante mayúsculo nacido en 1969 en Annecy, una ciudad muy conocida por su histórico idilio con los dibujos animados pues allí se celebra el festival de cine de animación más importante del mundo, considerado el Cannes de la animación. Para redondear su formación, en la escuela de arte de esta pequeña localidad en los Alpes franceses, hay que destacar su colaboración con Moëbius y Mézières para “El Quinto Elemento” de Luc Besson. ¡Ahí es nada! En nuestro país y en nuestro idioma de Hub ya hemos podido disfrutar con anterioridad en la divertídísima epopeya vikinga “Aslak: El Ojo del Mundo“, creada con Fred Weytens y Emmanuel Michalak, publicada también por Yermo Ediciones y que en breve publicará su segunda entrega (“El mundo de la nada”).
La pasión por el lejano oriente ha seducido a la cultura occidental desde hace doscientos años. Durante este tiempo el influjo de Japón y de China se reflejó primero en el arte y, con el tiempo, se extendió a otros aspectos de nuestra cultura como el vestuario, la gastronomía o a su filosofía animista y su forma de vida. Hoy en día su exotismo y sus costumbres siguen ejerciendo una gran fascinación en el mundo occidental y el cine, la literatura o el cómic no dudan en ambientar algunas de sus historias en el archipiélago de las seis mil ochocientas islas. “Okko” es uno de los exponentes más destacados del ‘japonismo’ en el cómic occidental, junto a “Kogaratsu” de Bosse y Michetz y de “El viento de los dioses” de Patrick Cothias y Adamov, y el trabajo de Hub es inmenso. El diseño de personajes, tanto protagonistas como secundarios, y de localizaciones, de objetos y de vestuario, el detalle y el trazo de su dibujo (y el color de Stephan Pelayo, por supuesto), la composición de las páginas, la narración y el ritmo, las escenas de acción, el uso del tiempo, de los flashbacks y la elipsis,… Creo que no había disfrutado tanto con un cómic de la escuela francobelga desde “La Búsqueda del Pájaro del Tiempo“.
Okko.
Autor: Hub
Color: Stephan Pelayo
Editorial: Yermo Ediciones
Formato: 22,3×31,2cm. Cartoné. Color
ISBN: 978-84-16428-29-8 (“El Ciclo del Agua”), 978-84-16428-49-6 (“El Ciclo de la Tierra”), 978-84-16428-62-5 (“El Ciclo del Aire”), 978-84-16428-00-7 (“El Ciclo del Fuego”) y 978-84-16428-76-2 (“El Ciclo del Vacío”)
Páginas: 96 (“El Ciclo del Agua”, “El Ciclo de la Tierra” y “El Ciclo del Aire”) y 128 (“El Ciclo del Vacío” y “El Ciclo del Fuego”)
Precio: 25,00 euros (“El Ciclo del Agua”, “El Ciclo de la Tierra” y “El Ciclo del Aire”) y 30,00 euros (“El Ciclo del Vacío” y “El Ciclo del Fuego”)
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…