Se acabó. La decimoquinta edición del Salón del Cómic de Zaragoza cerró anoche sus puertas tras tres maratonianos días en los que el tebeo, en todas sus versiones, fue el protagonista y donde los fans tomaron la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza al asalto superando las cifras de anteriores ediciones.
Anoche, a las 21:00 horas, cerraba sus puertas la XV edición del Salón del Cómic de Zaragoza. Un evento que, un año más, ha resultado ser un éxito de visitas, entradas vendidas y ventas en stands. Seguramente aquellos asiduos visitantes de eventos como el Salón del Cómic de Barcelona, Metrópolis Gijón (algún año iré) o el Heroes Cómics Madrid se preguntarán a qué fin viene tanto escándalo, si el Salón del Cómic de Zaragoza apenas reúne a 22.000 visitantes y vende 12.000 entradas.
Pues dejadme decir que tanto el Salón del Cómic de Barcelona como, seguramente, Expocómic tienen que aprender del de Zaragoza en cosas como el grupo de animación para los más pequeños, la decisión de que la entrada sirva para los tres días (por no mencionar que el precio de la entrada es simbólico), la preocupación de NO permitir que falsificaciones de mercha, etc, tengan stand en el Salón, el que las sesiones de firmas de autores tengan uno de los sitios privilegiados del Salón (otro lo tiene Malavida y el otro el escenario), la zona para niños, los espacios para charlas integrados en el propio espacio del salón, etc.
El buen rollo del Salón del Cómic de Zaragoza puede deberse a que en Zaragoza, más o menos, nos conocemos todos, pero es que los foráneos vienen con el mismo buen rollo y buena actitud. Algo a lo que, quizás, contribuyen el personal de animación del Salón (este año a cargo de Titánicas Company que hicieron un gran papel involucrado a visitantes y currantes en su teatrillo) o que, sencillamente, entre las aspiraciones del Salón no esté el atraer a más y más stands tengan, o no, que ver con el mundillo del cómic (mucho stand dedicado a videojuegos, cine, películas, etc, veo en Salones como el de Barcelona, aislando los del cómic). Todo gira en torno al cómic, las actividades, las charlas, las firmas, los invitados, los stands… si queremos un Salón del Cine de Zaragoza ya haremos uno, pero no lo mezclamos con el del Cómic, no señor.
En lo personal os diré que he pasado un año más encerrado dentro de un stand, trabajando, pero que aún así he disfrutado muchísimo con las visitas de amigos, familiares, autores, editores… es tragicómico el no poder dedicar más tiempo a la gente que pasa a saludar, pero la alegría de ver a amigos, editores (como Alberto Santos que tuvo a bien tentarme con un par de libros de autores españoles de fantasía que me dejaron con la curiosidad subida) y autores de nuevo hace que todo sea más llevadero, que no menos agotador.
Las impresiones desde dentro del stand hablan de familias, muchísimas familias, que acuden acompañadas de los más pequeños a los que comienzan a introducir en el mundillo y que en muchas ocasiones degeneran en un chaval desilusionado al no poder adquirir el tebeo que le interesa por el alto precio (sé que los cómics de ECC de Rebirth a 1 € volaban de los stands que aún tenían unidades, o los tebeos de Enrique Vegas, un crack para los críos… y para sus padres) pero tremendamente ilusionados de ver tanto cómic, tanto disfraz y tan buen ambiente. Hay que hacer más para engancharlos y fidelizarlos.
Ahora bien, hay una franja horaria del Salón del Cómic de Zaragoza que no entiendo, la que va de las 9 de la noche a las 10 los viernes y domingo. La afluencia baja muchísimo, apenas se mueve material y obliga a que los que estamos trabajando allí salgamos, con suerte, a las 22:15/30… como para encontrar dónde cenar sentados por las inmediaciones… Lo ideal sería cerrar a las 21:00 horas.
Tengo entendido que las charlas fueron eventos de gran importancia y asistencia completa, me alegra comprobar que el ingenio e inteligencia a la hora de programar las charlas funcionó, a ver si consigo algún audio porque hubo dos o tres charlas (Guerra Civil y cómics, David López en la que fuese, la de Bruguera, etc) que me interesaban especialmente.
El nivel de los disfraces, o cosplayers, tuvo momentos épicos como esa War Machine, el casting casi completo de Arrow o, mi favorita, la Jane Foster-Thor que estaba espectacular y con la que lamenté, profundamente, no poderme hacer una foto. Del mundo manga y anime también hubo mucho disfraz, algunos muy trabajados y otros puramente testimoniales.
Ahora retomemos el tema de la asistencia. Resulta interesante comprobar cómo algunos usuarios escarmentados optaron por acudir el viernes (tengo la impresión de que aumentó la afluencia con respecto a otros años) y nos invadieron el sábado y el domingo. Hubo un par de momentos en los que hubo que cerrar puertas dada la gran cantidad de público (aquí es cuando pienso que habilitar una zona de “guardarropa” de carritos de bebés “mayores” sería un acierto, me refiero a aquellos que hacen de carros de la compra, por supuesto, no a los que llevan bebés incorporados) y la verdad es que, desde el stand, resultaba agobiante.
Lo que sí tengo claro es que el Salón del Cómic de Zaragoza debe mirar de aumentar su espacio y la mejor opción sería el sacar el escenario a una carpa externa, eso crearía espacio para algún stand más, dejaría la sala de exposiciones para las exposiciones y, quizás (si la cafetería de arriba no se puede abrir por problemas de accesibilidad) también permitiría dedicar parte de esa zona a una cafetería que no parezca Siberia. Incluso haría que esa carpa tuviese acceso directo desde el propio recinto del Salón, lo que fuese para sacar al karaoke fuera (no sabéis lo que esos chillidos, aullidos y demás hacen a los que no podemos alejarnos del stand, os lo resumo: no es sano, ¡no puede serlo!).
Lo cierto es que ideas para mejorar el Salón del Cómic de Zaragoza tengo (como todos), pero no sé si sería capaz de organizar un evento tan fantástico como el que la Organización consigue ofrecernos cada año. Aún no estoy deseando que llegue la próxima edición (por puro agotamiento) pero dadme unos días.
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…