¿Estamos preparados para viajar al ultramundo, un lugar donde habitan extraños seres y donde todo es posible? Acompañemos al protagonista de la novela gráfica “Niño oruga“, publicada por Desfiladero Ediciones, para comprobarlo. Ojalá no nos perdamos por el camino.

Portada de Niño OrugaNiño oruga, un viaje al ultramundo, a enfrentarse con uno mismo, para trascender el estado actual, planteado con toda la fuerza de un blanco y negro depuradísimo y un universo con unas imágenes potentísimas, con las que Pedro Mancini se ha distinguido como una de las voces punteras del nuevo cómic argentino y una firma a seguir en el panorama mundial. Enraizado con el surrealismo y múltiples referencias, desde David Lynch a Moebius, pasando por Thomas Ott, se nos presenta un universo cuyas autoría reconocemos al primer golpe de vista, señal de que Mancini ha sabido hacerla suya. Se alternan páginas con diálogos con otras en las que solo reina la imagen, el dibujo, en un proceso de inmersion cuya lectura implica alejarse de lo trillado para adentrarse en el subsconsciente del protagonista. Se facilitan suficientes claves para desentrañar esta historia que nos enriquece como personas al tiempo que no se renuncia, al contrario, la placer estético que bridan sus imágenes imperecederas.

De Desfiladero Ediciones hemos reseñado publicaciones como la excelente “La torre de los siete jorobados” o la magistral “La pista Atlántica“, pero nada tan raro como este “Niño oruga” que ahora nos ofrece. La lectura de la obra de Pedro Mancini supone toda una experiencia que podía ser equiparable a una pesadilla o a un “viaje” de esos que no requieren equipaje. Pero no nos confundamos, “Niño oruga” contiene una trama que tiene varias lecturas y mueve a la reflexión.

Antes de analizar la obra, hay que hablar un poco de Pedro Mancini. Este bonaerense es una figura destacada en la renovación de la historieta argentina. “Paranoia Normal” (2012), “Disparo rayos por los ojos” (2014) y la novela gráfica con guion de Dario Fantacci “Hermano” (2016) son algunas de sus obras más destacadas. En “El jardín creíble” (2016) y en “Alien Triste” (2015) mostrará su gusto por el surrealismo y la línea depurada, tal y como veremos en “Niño oruga“.

Como hemos reiterado, “Niño oruga” es una obra singular de carácter surrealista. La protagoniza un chico que se siente extraño entre el resto de los humanos, algo que nos ha pasado a todos en muchas ocasiones (o eso quiero creer). Según comenta el propio autor, en esta obra se reflejan elementos autobiográficos, como la escena que dispara la historia, que es literal. El niño llamado Víctor come con sus padres y su progenitor le avanza que debe irse a vivir con su abuelo, un hombre que necesita cuidados. Esto moverá la imaginación del chaval hasta límites insospechados.

En la secuencia introductoria podemos ver a Víctor leyendo un extraño libro titulado “Las reglas del mundo”, con imágenes perturbadoras. Una cucaracha avanza por el respaldo de su cama y esto provoca que al chaval le salgan unos apéndices de ojos, nariz y boca. Antes el espejo, Víctor se describe como un chico tranquilo de dieciséis años, demasiado callado por fuera y por dentro, lleno de caos y confusión, nervios y desconfianza.

Como si de “Alicia en el País de las Maravillas” se tratara, Víctor viaja hasta el ultramundo, un lugar plagado de criaturas que le ayudarán o le rechazarán, según se dé el caso. Esto sucederá una vez llegue a casa de su abuelo, lugar tétrico y que prende la imaginación del chico. El abuelo se presenta con un extraño gorro que simula un par de orejas de ratón y una actitud nada cooperativa. Iván, una especie de avestruz con cabeza enmascarada a lo bondage le ayudará a desplazarse por el ultramundo, que primeramente parece un bosque de altos árboles. Son siete capítulos los que componen este libro, todos ellos igual de enigmáticos.

El estilo de Pedro Mancini recuerda mucho al de Jean Giraud ‘Moebius‘, sobre todo al de su obra más surrealista “Inside Moebius“. El trazo y la limpieza de la línea son similares. Además, otras referencias van de David Lynch a William S. Borroughs, pasando por el pop televisivo, según apunta el autor en las entrevistas. Roland Topor, Edward Gorey y Thomas Ott también suponen otras influencias en el estilo de dibujo de Mancini. El blanco y negro de “Niño oruga” construye perfectamente los espacios, con un dibujo muy sintético y que va al grano. No nos imaginamos esta obra realizada de otra manera.

Desfiladero Ediciones nos ofrece una edición exquisita en formato de tapa blanda con solapas. Incluyen jugosos extras. Primero, una entrevista al autor realizada por Anna I. Montesinos y Pablo Herranz. Además, Anna nos ofrece en dos páginas un profundo y acertado análisis de “Niño oruga“, que nos ayuda a comprender todas sus claves.

¿Puede que a esta novela gráfica le falte humor o algo de diálogos? Definitivamente no son necesarios. La travesía de Víctor está narrada de una manera impecable, dejando al lector que ejerza su poder imaginativo para completar los huecos y sacar sus propias conclusiones. “Niño oruga” supone una sorpresa, un trabajo ‘delicatessen‘ de Pedro Mancini, lleno de personalidad y osadía.

Niño oruga
Autor: Pedro Mancini
Fecha de publicación: Marzo de 2022
Formato: Rústica. Blanco y negro.
Páginas: 176
Precio: 15,90 euros