No hay nadie en el universo capaz de derrotar al Metabarón. ¿Nadie? Podría ser que el sádico tecnoalmirante Wilhelm-100 haya encontrado el arma definitiva para acabar de una vez por todas con más temible de todos los guerreros: Khonrad, el antibarón. Descubre el final del primer ciclo de las nuevas aventuras del Metabarón en esta obra magnífica de Jerry Frisen y Valentin Sécher, basada en los personajes creados por Alejandro Jodorowsky, Moebius y Juan Giménez en “El Incal” y “La casta de los Metabarones“.
Durante años, la única persona capaz de derrotar a un metabarón ha sido el propio hijo de este, dispuesto a heredar su manto. Ahora, el Imperio Tecnotecno ha ideado un plan macabro para que el Metabarón cumpla con su destino y deje de ser una amenaza para sus proyectos de expansión interespacial. ¿Qué papel juega en ello Khonrad, el antibarón?
El Metabarón tiene su origen en la saga de “El Incal” del guionista chileno Alejandro Jodorowsky y Jean Giraud ‘Moebius’, obra cumbre del cómic europeo contemporáneo y un clásico indiscutible del género de ciencia-ficción. Este misterioso guerrero, el último de los Metabarones, el Sin Nombre, aquel que decide no tener descendencia para asegurar su supervivencia, era uno de los numerosos personajes que se cruzaba en el camino del detective John Difool, enviado por Tanatah para matar al portador del Incal Luz, pero que se convirtió en un personaje de enorme atractivo y con carisma suficiente como para ganarse su propia obra. Así, Jodorowsky recuperó al Metabarón y a la familia de los guerreros perfectos en “La Casta de los Metabarones” donde, a lo largo de varios volúmenes, siguió el retorcido árbol genealógico de esta legendaria casa familiar de mutilados (“Othon, el tatarabuelo”, “Honorata, la tatarabuela”, “Aghnar, el bisabuelo”, “Oda, la bisabuela”, “Cabeza de Hierro, el abuelo”, “Doña Vicenta Gabriela de Rokha, la abuela”, “Aghora, el padre-madre” y “Sin Nombre, el último Metabarón”), revisando su historia así como sus tradiciones, sus amores y sus ancestros, junto al talento inconmensurable del dibujante argentino Juan Giménez. Esta crónica de la vida de cinco Metabarones que completó con los spin-offs “Cathaka” con Das Pastoras, los ocho volúmenes de “Los Tecnopadres” con Zoran Janjetov y “Las armas del Metabarón” con Travis Charest y, de nuevo, Zoran Janjetov.
Sí, la historia de los Metabarones está inevitablemente ligada a su co-creador, Alejandro Jodorowsky Prullansky (Chile, 1929), dramaturgo, director de cine, guionista, novelista, psicomago, filósofo, experto en tarot, farsante para algunos y loco para otros. Un artista multifacético que nació en Chile en 1929 que con veinticinco años llegó a la multicultural y artísticamente inquieta París, donde ha residido la mayor parte de su vida y donde ha desarrollado su obra. En 1975, un proyecto de llevar a la pantalla “Dune” de Frank Herbert, le puso en contacto con el dibujante francés Moebius, quien le abrió las puertas del mundo del cómic, y a la revista “Métal Hurlant“, al ilustrarle su historia de “Los ojos del gato”. Una vez abiertas, las puertas no se volvieron a cerrar. El tiempo lo ha convertido en un referente esencial y una influencia indispensable del cómic europeo contemporáneo, pero su enorme trascendencia en este medio será realmente elogiada y dimensionada cuando ya no esté.
En este “Metabarón 2: Khonrad, el antibarón” (“Khonrad, The Anti-Baron“), como sucedió en la primera entrega “Metabarón 1: Wilhelm-100, el Tecnoalmirante“, Jodorowsky aparece acreditado como creador de la idea original pero en realidad los autores de la obra son Jerry Frisen y Valentin Sécher que aprovechan, eso es cierto, el prolífico universo creado por el chileno para ofrecernos una nueva vida al personaje nacido en las páginas de “El Incal“. Todo forma parte del ambicioso plan de la editorial francesa Les Humanoïdes Associés para crear una nueva saga de cómics sobre el Metabarón, que consiste en publicar un volumen cada seis meses para acabar completando la serie, en Francia, en junio de 2018. Y en nuestro país Yermo Ediciones no piensa quedarse atrás con la edición en castellano, procurando no distanciarse de la edición francesa más que para el periodo necesario de edición.
Así, el dibujante francés Valentin Sécher, un artísta mayúsculo a quien algunos descubrieron en su debut en un título completo “Khaal. Crónicas de un emperador galáctico”, se ha encargado del dibujo de los dos primeros números, pero cuando echamos un vistazo al resto de dibujantes de la saga nos daremos cuenta de que con autores como Niko Henrichon (“Los leones de Bagdad”, “Noah”, “Sandman”, “Fábulas”), Mukesh Singh (“18 días”, “Game Keeper”) y el croata Esad Ribic (“Secret Wars”, “Loki”, “Sub-Mariner: The Depths”) la calidad está mucho más que garantizada. En cuanto al guión, la tarea recae en los hombros del belga Jerry Frisen, que en “Metabarón 1: Wilhelm-100, el Tecnoalmirante” y “Metabarón 2: Khonrad, el antibarón” nos ha demostrado que sabe recoger y dar forma a las ideas originales de Jodorowsky siendo fiel al espíritu de personaje.
Tras el primer número de “Metabarón” ya lo avisamos: lo mejor aún está por llegar. El primer número nos presentaba a los personajes de la función, sus héroes y villanos, y la segunda entrega se encarga de poner la épica y la acción, y un desenlace explosivo. El más terrible e imprevisible de los enemigos a los que se había enfrentado jamás el Sin Nombre, el sádico y demente Wilhem-100 del Imperio Tecnotecno, tenía como objetivo poner fin a la casta de los temibles Metabarones, los guerreros más poderosos del universo que jamás han sido derrotados por ningún soldado ni ejército,… salvo por ellos mismos. Ahí residía su debilidad, su talón de Aquiles, su punto débil. Habíamos dejado a los enemigos del Metabarón preparando un plan retorcido para derrotarle. El más fiel sirviente del tecnoalmirante consiguió obtener una muestra de sangre del Metabarón, material genético más que suficiente como para clonar a un guerrero de la estirpe. Lo más difícil ya estaba hecho, y ahora solamente queda pendiente encontrar un vientre en el que engendrar el antibarón, criarlo de forma cruel y despiadada para convertirlo en el asesino más eficiente del universo, e indicarle donde encontrar a su objetivo.
El trabajo de Sécher y Frisen es sobresaliente, como lo era en el primer álbum. El guionista recupera la esencia de la historia creada por Jodorowsky, el eterno destino trágico de los Metabarones o el enfrentamiento ritual de padres e hijos, siempre con la evidente sombra del “Dune” de Frank Herbert sobrevolando la obra, así como las habituales escenas macabras y sangrientas que salpican de escarlata las páginas de los Metabarones, repletas de mutilaciones, parricidios, genocidios y asesinatos varios, y añade ideas tan originales como el planeta Hex que vende a sus bellas mujeres o el sangriento parto del antibarón, que recomendamos no leer después de comer.
El dibujante, por otro lado, nos seduce con la caracterización de los personajes principales y secundarios, pocos pero muy bien desarrollados (el Sin Nombre, Wilhelm-100, Khonrad, el patético Tetanus, la escolta Nora o la bella y arisca Eris de Hex) y también con el elaborado trabajo de diseño y producción de los elementos que envuelven la historia de Frisen, como los lugares (el espacio profundo y los paisajes estelares donde sucede la mayor parte de la función, los planetas donde se sucede la educación del joven Khonrad, las singulares arquitecturas de cada civilización,…), los vehículos o las armas, entre otros muchos elementos que dan cuerpo a la narración.
Sí, el díptico del primer ciclo del “Metabarón” de Frissen y Sécher es una historia destinada sobretodo a los seguidores del universo singular de Alejandro Jodorowsky. Es un volumen independiente de la saga de “La Casta de los Metabarones“, de “Los Tecnopadres” o de “El Incal” pero su lectura necesita algunas inmersiones previas en los códigos particulares del chileno, muy herméticos para los foráneos que, sin embargo, podrán entretenerse con una space ópera en toda regla, una historia de ciencia-ficción repleta de acción, enemigos terribles y combates emocionantes, con un dibujo sobresaliente.
Cerrado el primer ciclo, podemos afirmar que la nueva saga dedicada al guerrero más temible del universo nos ofrece justamente lo que los seguidores de Jodorowsky y los Metabarones estábamos esperando: un nuevo viaje a los mundos de “El Incal“, retomar los acontecimientos finales de la saga de “La casta de los Metabarones“, asistir al enfrentamiento entre el Metabarón y los herederos del Imperio Tecnotecno,… En conclusión, volver a viajar por la épica y la violencia, la aventura y la leyenda, un caldo creativo que bebe de los dramas griegos clásicos que siempre nos ofrecía el Metabarón de Jodorowsky, y que Frissen y Sécher perpetúan y hacen crecer a la altura de las expectativas depositadas.
Metabarón 2: Khonrad, el antibarón.
Guión: Alejandro Jodorowsky y Jerry Frisen
Dibujo: Valentin Sécher (www.valentinsecher.com)
Título original: Meta-baron 2: Khonrad, The Anti-Baron
Fecha Publicación: Septiembre de 2016
Formato: 22,3×31,2cm. Cartoné. Color
ISBN: 978-84-16428-72-4
Páginas: 56
Precio: 16,00 euros
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…