Un joven indio americano que puede hablar con los animales debe resolver los problemas cotidianos de su tribu con ayuda de sus amigos del reino animal. Sí, es “Yakari” de Job y Derib. Una joven amerindia que puede hablar con los animales sufre una maldición que solamente coneguirá eliminar con ayuda de sus amigos del reino animal. Sí, es “Luuna” de Didier Crisse y Nicolas Kéramidas.
image1Dicen las leyendas indias que la tribu mítica de los paumanok es el vínculo entre el mundo de los dioses, la naturaleza y los hombres. Luuna, la hija del gran sachem de los paumanok, sufre la maldición de Unkui, el genio maléfico de la noche: Luuna tiene dos tótems; uno es bueno, pero el otro no… por lo que las noches de luna llena, la joven guerrar hará el mal. Y solo los hechiceros de las grandes tribus del Sur, más allá del desierto, pueden liberarla de la maldición.
Se suele contar que toda fotografía brillante tiene un negativo oscuro, o que a la luz brillante le corresponde una sombra oscura. La dualidad entre el bien y el mal, entre la pobreza y la riqueza en la economía, el enfrentamiento entre la luz y la oscuridad, la contraposición de la materia y espíritu, la duda moral entre la libertad y el deber, entre la justicia y la injusticia en el derecho, la correspondencia entre héroe y antihéroe, son elementos esenciales en muchísimas historias a lo largo de la historia de la Humanidad, narradas, escritas, dibujadas, cantadas o filmadas.
Dualidad. Dos principios independientes, irreductibles y antagónicos. El día y la noche es una de las más evidentes y cotidianas, a la que se pueden sumar todos los demás aspectos de la naturaleza que se pueden entender como estadios intermedios entre dos extremos: el calor y el frío, arriba y abajo, húmedo y seco, acción y reacción, nacimiento y muerte. Son conceptos primarios y muy básicos sobre los que los autores luego construyen argumentos más o menos complejos, como los cuentos clásicos de los hermanos Grimm o de Andersen (las princesas bondadosas frente a las brujas malvadas o los príncipes valerosos frente a los monstruos terribles), libros como “Romeo y Julieta” (el amor de los protagonistas frente a la incomprensión de Capuletos y Montescos), películas como “La ley del silencio” (un arrepentido Maerlon Brando contra los hampones), “Semilla de maldad” (el profesor frente a los alumnos), “King Kong” (la naturaleza indomable frente a la jungla del asfalto), “Caballero sin espada” (políticos idealistas frente a empresarios sin escrúpulos), “Adivina quién viene esta noche” (las mentes cerradas frente a los nuevos tiempos), “Cristal Oscuro” (los sabios Místicos frente a los despreciables Skekses) o “Matrix” (el hombre contra la máquina), o novelas como “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de de Robert Louis Stevenson, “El Señor de los Anillos” (los Pueblos Libres de la Tierra Media frente a Sauron). Incluso “La Biblia” opone fuerzas primarias como el Bien y el Mal que, a su vez, se complementan y no se pueden entender la una sin la otra.
En ocasiones la dualidad la sufre, se concentra y la acoge un único personaje, como el Lord Oscuro del Sith Darth Vader de “La Guerra de las Galaxias” (el ascenso, la caída y la redención de un Jedi que se aventura en el Lado Oscuro de la Fuerza), o el Hombre Murciélago de DC Comics Batman y el mutante de las garras de adamantium de Marvel Comics Lobezno (superhéroes que luchan contra el crimen en precario equilibro sobre el filo de la navaja que separa el bien del mal), Dorian Grey (los pecados de libertinaje y perversión del personaje de Oscar Wilde van reflejándose en su retrato, que se va desfigurando y envejeciendo), o Luuna, la hija del gran sachem de la tribu los paumanok que protagoniza el cómic de Didier Crisse y Nicolas Kéramidas, pero es cierto que en la mayoría de historias no existe el blanco y negro ni la identidad dúplice, sino que todo es gris con su correspondiente paleta de matices, y los personajes son humanos imperfectos de rasgos ambiguos que aciertan, se equivocan, dudan y deciden. Y en los personajes duales esta condición es finita, destinada a romperse, de manera que la supervivencia de uno de los aspectos implica, inevitablemente, la muerte del otro. La doble categoría es entrópica.
Luuna es una joven amerindia, miembro de la tribu mítica de los Paumanok, que durante su rito de madurez debe adentrarse sola en el bosque para encontrar a su tótem, un animal que la acompañará durante el resto de su vida como su espíritu protector. Cada animal representa una esencia única, un espíritu especial, una personalidad característica, un estilo, una manera de ser que lo diferencia del resto de las especies y Luuna, durante su iniciación a la edad adulta en el bosque durante la desafortunada noche del dios oscuro Unkui, el alma negra de la tierra, quedará vinculada a dos tótems, un lobo blanco y un lobo negro. La dualidad que hemos mencionado anteriormente, el equilibrio entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, que transformará a la bondadosa Luuna en una guerrera despiadada durante las noches de luna llena. Los tótems de Luuna son pues una maldición de la que debe desprenderse, y que le obligarán a emprender un viaje lejos de su hogar, en busca de las grandes tribus del sur. Condenada a convivir con su lado oscuro, deberá recorrer el camino con sus dos lobos y los pequeños, tan divertidos como turbulentos, genios del bosque o pipintus Wombat, Wambat y Wimlat, el viaje de Luuna en busca de su curación estará lleno de aventuras y encuentros inesperados, un mundo mágico repleto de criaturas fascinantes y enemigos terribles que pondrán a prueba su temple, parajes de fantasía inspirados en la mitología de los nativos americanos que aquí solemos llamar ‘indios’.
En el primer capítulo, “La noche de los tótems“, conoceremos a la tribu de los paumanok y a la joven Luuna, su innata capacidad de hablar con los animales de los bosques y se nos desvelará como, durante la noche de su iniciación, queda maldita y decide partir en busca de quines puedan curarla. En el segundo capítulo, “El crepúsculo del lince“, Luuna y sus amigos deberán ayudar al atormentado Lince Invisible, un gran narrador de historias con un pasado trágico y heridas abiertas que deben ser cerradas y cicatrizadas antes de seguir adelante en busca de una cura para su maldición. Y en el tercer capítulo, “Tras la pista de Oh-Mah-Ah“, una historia que queda abierta y deja al lector con la miel en los labios y los ojos bien abiertos nos cuenta como Luuna y sus inseparables compañeros de viaje conocerán a Oh-Ah-Mah, un pies grandes tímido y aterrorizado que se esconde en el fondo de una cueva, mientras la paumanok maldita lucha por no caer en las garras de su lado oscuro, que amenaza con destruir todo lo bueno que hay en ella.
Yermo Ediciones ha recuperado esta serie del BD francobelga escrita por Didier Crisse, dibujada por Nicolas Kéramidas y coloreada por Bruno García ‘Nob’ para Soleil que, en su momento, Norma Editorial publicó y dejó a medias. Este primer volúmen integral recoge los tres primeros álbumes de las aventuras de Luuna (“La Nuit des totems” del año 2002, “Le Crépuscule du lynx” del 2003 y “Dans les traces d’Oh-Mah-Ah” del 2004), justamente los mismos que publicó Norma entre los años 2006 y 2007, pero en Francia ya han publicado hasta ocho entregas (“Pok-Ta-Pok” en 2006, “Le Cercle des miroirs” en 2007, “La Reine des loups” en 2010, “La Source du temps” en 2011 y “L’Attrapeur de rêves” en el año 2013) con algunos cambios en el reparto de autores, pues Jean-David Morvan ha recogido el guante de Crissé en la séptima entrega, y Cyril Vicent y Florence Torta se han encargado del color en algunas de las entregas más recientes.
El nombre del dibujante y guionista belga Didier Chrispeels ‘Crisse’ no es desconocido para los lectores y aficionados al bande dessinée de fantasía, e incluso más de uno no dudará en señalarlo como uno de sus principales exponentes y un referente ineludible. De hecho, cuando hacemos un repaso de las obras esenciales del cómic de fantasía francés en cualquier lista que se merezca su nombre aparecen “Lanfeust de Troy” de Arleston y Tarquin, “Las Leyendas de los Pueblos Olvidados” de Chevalier y Segur, “La Búsqueda del Pájaro del Tiempo” de Serge Le Tendre y Regis Loisel, y “La Espada de Cristal” de Crisse, Goupil y Anik. Pero en la carrera de Crissé sobresalen muchos otros títulos, como “Kookaburra“, “Atalanta“, “Cañari” o “Ishanti“, y en la mayoría de ellos Crissé tiene la costumbre de contar con protagonistas femeninas, siempre mujeres libres, independientes y fuertes, capaces de enfrentarse a las dificultades con valor y decisión, sin depender para nada de la ayuda masculina. No son, en ningún caso, las clásicas princesas de Disney desválidas y débiles sino heroínas. Como su Luuna.
El dibujo del parisino Nicolas Kéramidas, un autor formado en los estudios de Disney París conocido por su trabajo en “Leyendas de Troy: Tykko del desierto“, “Alicia au pays des singés” y en “La mazmorra“, tiene estilo desenfadado que suele sorprender y puede llegar a incomodar. Con aires juveniles, un punto cartoon y reminiscencias al Spiderman de Humberto Ramos, su trazo realza los escenarios de fantasía que parecen vivos y es muy efectivo para dar forma a los elementos más humorísticos de la historia, como los genios mágicos del bosque. Aquí es donde se desvela el pasado del dibujante como animador del Studio Disney, y aunque el lápiz de Keramidas es fresco, ágil, detallista y visceral, chirría su encaje con una historia que tiene demasiada oscuridad para los lectores más jóvenes. Por este motivo un servidor opina que el mismo Crisse hubiese obtenido mejores resultados si se hubiera encargado él mismo de la parte gráfica de la obra.
Luuna” es una nueva demostración del buen ojo de Yermo Ediciones, una editorial que se ha consolidado en el panorama nacional con su cuidada selección de BD francobelga de fantasía e histórico que publican siempre con mucho esmero y gran cariño por el producto, en ediciones de gran calidad que, claro, elevan algo el precio. No todo podía ser perfecto. Pero, eso sí, el álbum incluye un portafolio de treinta páginas de bocetos de diseños, páginas y portadas originales de Nicolas Kéramidas que son un extracto del artbook de 128 páginas “Luuna 00” que publicó Soleil Editions en el año 2008 que desvelan curiosidades tan interesantes como que el personaje protagonista empezó siendo una chiquilla prehistórica ideado por Kéramidas y Bruno García y que fue la intervención de Crisse la que recondujo el proyecto hacia su forma definitiva.
En definitiva, un cómic recomendable de presentación impecable, con un guión muy bien trazado por un maestro como Didier Crisse, con ritmo ágil y una combinación equilibrada de aventura, drama y humor, que explora con bastante libertad creativa y poco rigor los rincones y conceptos de una mitología poco conocida, la nativa americana, donde los animales desempeñan un papel muy importante, como corresponde a unas gentes que estaban en continua relación con la naturaleza. Quizás el dibujo de Nicolás Kéramidas, demasiado influenciado por Studio Disney, resuelve con brillantez el escenario, la fluidez de los movimientos, los animales y las criaturas fantásticas que pueblan la historia, pero le confiere un aspecto demasiado cartoon que desdramatiza la historia que nos cuentan en estas tres entregas de Luuna, editadas en un primer volúmen integral.
Una historia donde el drama tiene un papel esencial, pues la protagonista debe resolver los problemas que se van presentando a medida que recorre su camino, lidiando a su vez con su espítiru atormentado, que se debate entre la luz y la oscuridad, el negro y el blanco. Una alma brillante pero corrupta que necesita limpiarse, liberarse de la identidad dual que se manifiesta en dos fuerzas opuestas e irreconciliables. Un lobo blanco y un lobo negro.
Luuna.
Guión: Didier Crisse
Dibujo: Nicolás Keramidas
Color: Bruno García
Editorial: Yermo Ediciones
ISBN: 978-84-16428-01-4
Formato: 31,2×22,3cm. Cartoné. Color.
Páginas: 176
Precio: 34,00 euros