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La aparición de “La ciudad sin ley” en esta sección tiene que ver con que es la primera película firmada por Alan Smithee, uno de los directores más prolíficos y desconocidos de la historia de Hollywood. De hecho Smithee es tan desconocido que, de hecho, ni existe. Aunque entre los años 1969 y 1999 Alan Smithee (o sus variaciones Allen Smithee, Alan Smythee o Adam Smithee) consta como responsable de hasta 82 largometrajes, además de varios cortometrajes, vídeos musicales (el de “I will always love you” de Whitney Houston, por ejemplo) e incluso algún guión, es simplemente una identidad ficticia, el seudónimo con la que los profesionales del cine firmaban aquellas obras que repudiaban.

Protagonizada por Richard Widmark, Carroll O’Connor, Darleen Carr, John Saxon, Lena Horne y Michael McGreevey, “La ciudad sin ley” (“Death of a Gunfighter“) es una película que empezó a dirigir Robert Totten pero que, a causa de la mala relación con el protagonista, fue despedido y reemplazado por Don Siegel que, como compañero y amigo de Totten, se negó a firmar la película. Así, puesto que ninguno de los dos directores quiso hacerse cargo de lo que habían filmado el gremio de directores (el Directors’ Guild of America) aceptó que la película fuese firmada por un director imaginario al que se llamó Alan Smithee, que es quien consta en los títulos de crédito.

La ciudad sin ley” nos contó una historia que sucede en Dodge City, una ciudad del Oeste americano que se ha convertido en un lugar importante gracias a la llegada del ferrocarril. Hasta este punto de encuentro, donde convergen toda clase de viajeros y comerciantes, llega un ex-soldado y guía de caravanas. Como otros muchos, busca un comprador para las reses del ganadero al que representa. Pronto descubre que la población está en manos de un cacique.

Curiosamente, pese a que ni Totten ni Siegel se hicieron responsables del trabajo, la verdad es que “La ciudad sin ley” es un western notable. The New York Times llegó a aplaudir el “ingenioso trabajo de este nuevo director“, ignorando que era un pseudónimo. Esa es una de las principales diferencias respecto a la mayoría de películas firmadas por Allan Smithee, que son bodrios que nadie quiere firmar, todos avergonzados de los resultados finales. Otra excepción es “Dune“, pues David Lynch pidió que se eliminase su nombre de la versión modificada de la película, que recuperaba metraje no incluido en la versión cinematográfica, que la productora realizó para emitir en televisión.

A partir del año 2000 el gremio de directores permitió que las películas pudieran ser firmadas con pseudónimo si un creador no estaba satisfecho con su trabajo, siempre y cuando se pudiera demostrar que no había tenido control creativo sobre éste, de manera que otros nombres sustituyeron al manido Allan Smithee.

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