John Constantine regresa en este tomo de “Hellblazer” al manicomio de Ravenscar para librarse de sus demonios interiores. Pero nada es lo que era en esa institución y el exorcismo podría terminar con la cordura del cínico ocultista. Lo peor es que, si logra salir indemne, aún tendrá que vérselas con la conjunción de un extravagante culto céltico y de un mago africano cuya hambre de poder solo rivaliza con su sed de sangre.
Hellblazer de Andy Diggle
Edición original: Hellblazer núms. 230 a 250 USA
Fecha de publicación: Julio de 2017
Guión: Andy Diggle, China Miéville, Dave Gibbons, Jason Aaron
Dibujo: Dinijel Zezelj, Giuseppe Camuncoli, Leonardo Manco, Sean Murphy, Sean Phillips
Formato: Cartoné, 496 págs.
En mayo de 2007, el guionista Andy Diggle (Green Arrow: Año uno) tomó las riendas de Hellblazer durante una veintena de episodios espléndidamente dibujados por Leonardo Manco, Danijel Zezelj y Giuseppe Camuncoli. Completan este volumen varias historias de Constantine firmadas por autores tan prestigiosos como Jason Aaron, Sean Murphy, Dave Gibbons, Sean Phillips y China Miéville.
Los 20 números en los que Andy Diggle estuvo al frente de la colección se dividen, como ha sido la norma en la larga vida de Hellblazer, en varios arcos argumentales, con un hilo temático en este caso que les confiere una sensación de obra cerrada muy de agradecer.
En el primer arco: En Lo Más Hondo, Constantine le hace un favor “sobrenatural” a un poderoso gangster londinense, un favor que le llevará figurada y literalmente a tocar fondo … para coger impulso. Como viene siendo habitual John no hace favores a cambio de nada y pronto descubrimos que todo forma parte de un complejo plan que nos lleva a la segunda etapa, también de dos números: Ruletas: sistemas de control.
Andy Diggle quiere contarnos su versión del personaje y para ello se toma la molestia de integrar orgánicamente el proceso de metamorfosis en la propia historia. Estas dos sagas son, pues, la crisálida de la que saldrá un Constantine en teoría libre de las cargas que ha ido dejando sobre sus hombros sagas e historias anteriores.
John quiere librarse de un peso que le lastra y para ello acude al que considera origen de sus males: Ravenscar, como símbolo del poso de locura que cree le limita y de los remordimientos y culpabilidades de los que el maestro de artes oscuras se “autoexorciza”, dejándonos un Constantine menos atribulado, más seguro, pero también más cruel.
Con esta historia cerramos el prólogo a la historia que Diggle quiere contarnos realmente y que abarcará el resto del tomo con el que ECC ha recopilado su etapa completa.
De Paseo.
En los cuatro números que integran De Paseo, Andy Diggle pone en marcha el que será su sello narrativo para Hellblazer: las líneas argumentales aparentemente inconexas que terminan convergiendo al final.
En este primer arco seguimos a Constantine quien retoma la investigación de un antiguo “compañero de gremio” en un bloques de edificios baratos en uno de esos barrios dormitorio en el que la Inglaterra posthatcheriana confinó a las clases bajas expulsadas de sus barrios por la incipiente gentrificación y especulación inmobiliaria. Además, también nos muestra a un grupo de”chavs”, jóvenes sin oficio ni beneficio, sin futuro… ni tampoco un presente muy largo; a una pareja que pierde de forma horrible a su hija pequeña y a un extraño culto que concede a sus miembros deseos de venganza y quizá algo más, liderada por único de esos villanos típicamente “hellbazerianos”, un lord con conexiones en el gobierno y los negocios británicos: Lord Burnham .
Para Andy Diggle, Constantine no es tanto el protagonista como el polo magnético que atrae los problemas, el vórtice sobre el que giran. Constantine como una constante, un elemental siempre presente: el descreído, el que señala fraudes y desmonta falsas creencias, el espíritu inconformista de la humanidad, papel que rechaza con su “cualquier capullo puede hacer magia”. Descreído hasta de sí mismo.
Manco se recrea en su trabajo en los primeros planos, brillando con su capacidad para plasmar las expresiones y en su preciso diseño de personajes, a los que dota de una personalidad muy definida. Ello unido a su uso de fotografías en los fondos y detalles y unos encuadres opresivos y cruentos, hacen de sus páginas las más descarnadamente realistas de los muchos números de la serie, ello lo hace muy cruento en ocasiones, pero menos terrorífico que otros dibujantes (punto a favor si leeis este tipo de comics a deshoras)..
Primer Fill in.
Llegamos en este punto del tomo a un número “Niebla” muy interesante, quizá de los mejores números autoconclusivos de Hellblazer. Andy Diggle se mantiene el el guión, pero los lápices pasan a manos de Danijel Žeželj, un artista multidisciplinar croata, con un estilo marcadamente distinto al de Leonardo Manco, más evocador y fantástico frente al realismo del argentino.
En Niebla, Diggle une conceptos de la mitología celta, que hablaba de los espíritus ligados al territorio: espíritus de ríos, de cuevas, que la civilización ha cubierto con su desarrollo, pero que viven bajo ella en una parte de la ciudad oculta “a pocos centímetros, pero que podría estar en el lado oculto de la luna”. En esta caso Mapa, uno de esos espíritus, en su caso el del propio Londres, embarca a Constantine en una misión al “Londres Sombrío” en busca de unos mitos urbanos que se están “solidificando”. Queda tras las 24 páginas de este número una fábula, un cuento breve, cruel y oscuro, pero muy interesante y que encuentra resonancia en temas ya tocados por muchos de los autores clásicos de la colección como el tema del mito y la importancia de la creencia.
El Mago Sonriente.
El Pasaje, prólogo a la saga El Mago Sonriente, de nuevo con el equipo Diggle-Manco al volante de Hellbazer, nos asoma a la realidad de los sangrientos conflictos que azotan el continente africano, en Sudán del sur en este caso y temas como la inmigración o la violencia policial y alumbra un nuevo enemigo, la corporización de la brutalidad y violencia de un continente roto: Mako un ente terrible, directo y amoral, cuya única motivación es la satisfacción de su atroz sed de sangre, que contrasta con la también maldad, pero calculadora, maquiavélica, más “civilizada” del Lord Burnham del arco “De Paseo”, que no ha terminado de dar mal.
Ante la concurrencia de ambas amenazas Constantine, tras pasar por encima de alguno de los pocos “amigos “ que le quedan, tiene la brillante idea de, como quien presenta a dos amigos pensando que se van a llevar bien y luego no se aguantan, que enfrentar a sus dos enemigos los anulará…
Pero resulta que la violencia descarnada y los tejemanejes políticos son hermanos en las tinieblas, a ambas amenazas les unen lazos de oscuridad aunque sus modus operandi sean distintos.
La Mortificación de la Carne.
En La Mortificación de la Carne llegan los lápices de Giusseppe Camuncoli a la colección Hellblazer, dibujante italiano que se acabaría convirtiendo en el más longevo al frente de la colección, que supone un cambio a un estilo más seco y de trazos menos detallistas y más dramáticos en un estilo que en estas primeras obras de quien luego dibujaría a Spiderman con Dan Slott recuerda a 100 Balas con algún toque a lo P. Craig Russell.
El nuevo dibujante y el cambio drástico de escenario (nos vamos ni más ni menos que al Vaticano) hace pensar en un primer momento que estamos ante un nuevo fill in. Sin embargo, a estas alturas ya sabemos que Diggle hila sus historias aunque no tengan aparentemente nada que ver: Constantine llega a Roma para tomar de la Iglesia Católica, una institución que se muestra como corrupta y encerrada en sí misma (John se mueve como pez en el agua), lo que necesita para ese conflicto oculto que subyace en toda la etapa de Diggle. Nos encontramos al Contantine más desapegado, más cruel, al que nunca ha importado menos a quien daña en el camino que se ha marcado.
Segundo fill in.
Es tras los dos números de La Mortificación de la Carne (que no deja de ser una nueva versión del manido “enigma de la habitación de cerrada”) que nos encontramos un nuevo fill in, de dos números con un equipo creativo diferente: Jason Aaron y Sean Murphy. El ahora guionista estrella de tantas colecciones, nos lleva de regreso a Newcastle de la mano de un dibujante de un estilo muy marcado y muy punki (de hecho entre sus obras se encuentra Punk Rock Jesus). Seguimos a un equipo de grabación que quiere documentar la historia de Membrana Mucosa, el grupo musical de Constantine. Se trata de una historia con una estructura interesante: mezclando el material filmado por el equipo con la propia historia y llenando de referencias un arco argumental que podría ser el equivalente punk-rockero de los setenta de “El Nombre de la Rosa”, ya que debe leerse con una enciclopedia del Punk al lado para asimilarlo.
Llegamos a la conclusión: confluyen las tramas.
En “Las Raíces de la Coincidencia” vuelven Andy Diggle y Leonardo Manco, retomando la línea argumental que hilvana la veintena de números que el escritor inglés estuvo al frente de la Colección Hellblazer.
En ella, Contantine se prepara, navegando por la “sincronía” para luchar contra el brutal Mako y el maquiávélico Lord Burnham, que ponen en marcha un plan que pasa por encima de algunos de los amig…. conocidos de John y que acaba de hacer del sanguinario hechicero africano un simple secuaz de la agenda oculta del europeo corrupto.
Promotores de construcción como los malos de la historia. No es algo que nos sea ajeno: apenas acabamos la década de la crisis del 2007 y ya han encontrado una forma de estas particulares “fuerzas del mal” de reencarnarse y volver a pisar la tierra, siguiendo con sus fechorías de desastres ambientales, desahucios, corrupción y gentrificación.
En su afán de cerrar tramas, Andy Diggle aún tiene tiempo en las últimas páginas de trazar conexiones con las etapas anteriores, con referencias a casi todas las etapas anteriores; la colección se encamina hacia su final: los hilos sueltos se están cerrando. Se subrayan casi a modo de epílogo los grandes temas que forman el eje de la historia del mago inglés bajo la perspectiva del propio autor: la posibilidad de librarse de las consecuencias de nuestros propios errores: el poder intrínseco de la creencia en algo o que al ser humano “nos define nuestra propia imperfección”
Cierran el tomo dos pequeñas historias, a modo de fábulas o cuentos morales, a manos de dos equipos creativos: Dave Gibbons (como guionista en esta ocasión) y Sean Murphy y China Miéville con Giuseppe Comuncoli.
Yo me quedé a falta de 2 libros, creo, así que en algún momento tendré que ponerme al día. No…