Desde tiempos ancestrales el hombre ha temido la oscuridad, pues entre las sombras se escondía lo desconocido. Antes de la llegada del fuego, en la oscuridad acechaban los monstruos, esperaba el peligro, el enemigo estaba escondido. Ese miedo primigenio, primario, irracional, ha permanecido en nuestro interior, anclado en nuestra alma, traspasado de generación en generación. Estamos programados para tener miedo.

A lo largo de las épocas, muchos han sido los hombres que se han preguntado si el fabuloso reino de Atlantis existe realmente. Pero pocos de ellos han vivido para lamentar que la mítica ciudad está protegida por un ser capaz de la más salvaje venganza: El Hombre Submarino. Después de que una expedición desaparezca misteriosamente, el legendario aventurero Randolph Stein se embarca en un viaje que cambiará para siempre su vida. Junto a sus hombres, verá prodigios que desafían la imaginación… y atrocidades que ningún hombre debería presenciar.

El temor a la oscuridad es el primer miedo de un niño. Se considera normal en niñas y niños pequeños, y lo habitual es que desaparezca de forma progresiva, aunque la verdad es que nunca dejamos de temer a la oscuridad del todo. El miedo a la oscuridad es una reacción natural de la evolución del ser humano, ya que en la noche cerrada se encontraba en desventaja ante los depredadores nocturnos que lo esperaban agazapados, ya que no tenían capacidad visual sin la presencia de la luz. Muchos autores han explorado el miedo a la oscuridad, y el mismo Sigmund Freud abordó el concepto de lo siniestro en sus estudios sobre la psique humana: “cuando se desvanecen los límites entre fantasía y realidad; cuando lo que entendíamos por fantástico aparece ante nosotros como real, aparece lo siniestro“.

El agua es otro de los grandes miedos de la raza humana. Los mares y los océanos jamas se han sometido a los hombres, pese a los grandes esfuerzos de las civilizaciones que han aprendido a navegar y que se han atrevido a surcar sus aguas. Tienen sus propias reglas, a las que es aconsejable respetar y nunca desdeñar. Son miles los que han perecido ahogados y cuyos cuerpos han alimentado a los peces por haber menospreciado al mar embravecido.

H. P. Lovecraft es uno de los autores que supo unir el miedo a la oscuridad con el miedo al agua. “La emoción más fuerte y antigua de la humanidad es el miedo, y el más fuerte y antiguo tipo de miedo es el miedo a lo desconocido“, decía el escritor de Providence. Y aunque se le asocia a menudo con el concepto del “horror cósmico” no es menos cierto que muchas de las criaturas monstruosas y aterradoras que aparecían en sus relatos surgían del mar o tenían su hogar en las profundas, heladas y oscuras simas oceánicas. La referencia más obvia es la del propio Cthulhu, uno de los Primigenios, uno de los monstruos más reconocidos de la prolífica mitología lovecraftiana y que, según nos cuenta H. P. Lovecraft en varias de sus historias, duerme en las profundidades del océano.

En el fondo del mar, allí donde no llega la luz y la oscuridad es absoluta, está Namor. El Hombre Submarino. Las profundidades del océano, como reza el título del excepcional trabajo de Esad Ribic y Peter Milligan, es un lugar vedado al hombre y él es su feroz protector. Como en el vacío del espacio, la Naturaleza ha establecido que el ser humano no puede vivir bajo el agua.

El Hombre Submarino: Las Profundidades” de Esad Ribic y Peter Milligan se sitúa en los años cincuenta, y nos presenta al doctor Stein, un científico escéptico que se embarca en una expedición en busca de Atlantis a bordo de un opresivo y claustrofóbico submarino con el objetivo de demostrar que en el fondo del mar no hay ninguna ciudad mítica. Un desacreditador, que recibe el encargo de acabar con mitos y leyendas por la fuerza de la razón. Acompañado por marineros supersticiosos que evitan mentar el nombre del protector de Atlantis, y con la misteriosa desaparición de una expedición precedente como amenaza de que algo extraño sucede en las profundas oscuridades abisales, Randolph Stein desdeñará el nombre de Namor y de Atlantis, confrontandolas con el rigor científico que empuña por bandera, aunque poco a poco irá cayendo en el horror y locura, descubriendo que más allá de la realidad hay sombras que acechan en la oscuridad. Namor, una simple superstición marinera, se mostrará como una terrible realidad.

La miniserie de cinco números “El Hombre Submarino: Las Profundidades” (“Sub-Mariner: The Depths“), publicada originalmente por Marvel Comics entre noviembre de 2008 y mayo de 2009, nos cuenta una historia de Namor que no está protagonizada por Namor. Bien podría haber sido ésta la primera historia del Príncipe de Atlantis, uno de los personajes más antiguos de la editorial Marvel Comics. De hecho fue creado antes de que Marvel existiera, en el año 1939, por Bill Everett para la editorial Timely Comics y estaba inspirado en el poema de Samuel Taylor Coleridge “La balada del viejo marinero” (“The rime of the ancient mariner“).

La historia de “El Hombre Submarino: Las Profundidades” está escrita por el guionista irlandés Peter Milligan, creador difícil de encajar, y más difícil de encajonar, capaz de romper costuras y límites, vulnerar normas y reglas no escritas, y sorprender a propios y extraños con piruetas que resultan ser tan innovadoras, ácidas e iconoclastas como coherentes. Su sello es reconocible, y eso ya es todo un elogio. Milligan es un trotamundos, un escritor prolífico y de gran talento que ha demostrado ser capaz de lidiar en cualquier terreno de juego. Como británico que es y como debe ser, forjó su habilidad en la revista “2000AD” o “Judge Dredd”, para saltar luego a los EE.UU. y probar fortuna en el cómic mainstream, pasando por Vertigo, por DC Comics, por Marvel Comics y recientemente por Valiant Comics, dejando a sus espaldas una bibliografía que ya desearía tener la mayoría de escritores de cómics. Aquí nos ofrece una obra de aromas a pulp, que deja voluntariamente atrás la idea del Namor superhéroe (o villano, que en ocasiones también asume este rol) para presentar directamente una historia de terror digna de H. P. Lovecraft.

El dibujo, por su parte, está en manos del dibujante croata Esad Ribic (“Silver Surfer: Requiem“, “Secret Wars“, “El Metabarón”, “Loki: Hermanos de Sangre“, “Thor: El Carnicero de Dioses“,…). Delicado y minucioso, más pictórico que ningún otro dibujante (excepto quizás Alex Ross), el trabajo gráfico de Ribic en “El Hombre Submarino: Las Profundidades” es excepcional. Esos colores fríos que transmiten la temperatuda gélida a los dedos del lector que sostienen el tomo, esas acuarelas negras que insinuan formas en los fondos marinos donde el aventurero Randolph Stein intenta demostrar que la mítica ciudad de la Atlántida es un mito, me dejan con la boca abierta.

En resumen, “El Hombre Submarino: Las Profundidades” es una joya que merece lucir el encabezado dorado de la flamante línea Marvel Must-Have de Panini Cómics, una colección diseñada para contener algunas de las obras más importantes de la historia reciente de la Casa de las Ideas, las aventuras más comerciales de los autores más populares, en una edición en tapa dura y a un precio muy ajustado (18,00 euros). La ocasión ideal para recuperar algunos títulos esenciales que se nos escaparon en su momento. Y éste es, sin duda, un volumen imprescindible para incluir en esta colección.

El Hombre Submarino: Las Profundidades
Autores: Esad Ribic y Peter Milligan
Edición original: “Namor, The Sub-Mariner: The Depths”
Fecha de publicación: Febrero de 2023
ISBN: 9788411019699
Formato: 17x26cm. Tapa Dura. Color
Páginas: 136
Precio: 18,00 euros