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¿Cuál es la peor película de la historia del cine? Muchos señalan a Ed Wood y su delirante “Plan 9 from outer space“, y otros insisten en otorgar el reconocimiento a “The Room” de Tommy Wiseau, “Jack y su gemela” de Dennis Dugan o “Campo de batalla: La Tierra” de Roger Christian, pero no hay debate cuando aparece en escena “Dünyayi Kurtaran Adam“, más conocida como “la Star Wars turca“.

Sí, “Dünyayı Kurtaran Adam” (cuya traducción literal sería “El hombre que salva el mundo”), es una película turca del director Çetin Inanç que es popularmente conocida como “la Star Wars turca” debido al uso no autorizado de escenas, secuencias completas, música y efectos de sonido tomados directamente de “Star Wars” y otras películas de ciencia-ficción como “Star Trek“, “El planeta de los simios“, “Naves misteriosas” o “Battlestar Galactica” e intercalándolas en el montaje. Sin ningún pudor. Por ejemplo el tema principal de la película es “The Raiders March” de “En busca del arca perdida” compuesta por John Williams. El resultado final es una imitación tan patética como ridícula, que invita a la risa y la vergüenza ajena.

Protagonizada por Cüneyt Arkin, Aytekin Akkaya, Füsun Uçar, Hüseyin Peyda y Necla Fide, entre otros, la película nos contaba como dos guerreros espaciales llegan a un extraño planeta en el que se convierten en defensores de una civilización que es amenazada por un temible hechicero.

Dünyayi Kurtaran Adam” forma parte del fenómeno llamado ‘turksploitation‘, películas turcas de bajo presupuesto producidas durante los años setenta y ochenta que combinaban superhéroes, ciencia-ficción, fantasía y artes marciales. Se aprovechaban de la ausencia de leyes en Turquía que protegieran el copyright y fusilaban sin ninguna vergüenza los títulos más taquilleros de Hollywood. Películas extranjeras que, entre los años sesenta y parte de los ochenta, estuvieron prohibidas en la Turquía post-Atatürk. Y “Dünyayi Kurtaran Adam” es la obra cumbre de aquel fenómeno que convirtió a Turquía en la tercera potencia cinematográfica mundial, con una media de trescientas películas anuales.

Dünyayi Kurtaran Adam” se convirtió en todo un símbolo del cine más cutre y esperpéntico (me niego a llamarla ‘película de culto’) hasta el punto que veinticuatro años después se estrenaría una secuela titulada “Dünyayı Kurtaran Adam’ın Oğlu” (“El hijo del hombre que salvó al mundo”), dirigida por Kartal Tibet. Es tan mala como su predecesora, pero prescindió de la apropiación de material ajeno, cosa que desilusionó a la mayoría de seguidores.

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