Hubo una época en la que no había hombre más duro en las pantallas de cine que Chuck Norris. Fue el rey del VHS y de los videoclubs, un ‘action hero’ de los años ochenta que llegó a hacer sombra a Stallone o Schwarzenegger. En su filmografía lo hemos visto pelear contra el mismísimo Bruce Lee (en “El furor del dragón“), rescatar soldados prisioneros en Vietnam (“Desaparecido en combate“), salvar a su país de unos terroristas malvados (“Invasión U.S.A.“), hacer de Indiana Jones de serie B (“El templo del oro“)… Casi siempre interpretando a un tipo duro que resolvía los problemas a la antigua, con sus propias manos, zanjando las discusiones a puñetazos y patadas.
En “Desaparecido en combate” (“Missing in action“), una película del año 1984 dirigida por Joseph Zito, Chuck Norris era el coronel James Braddock, que consiguió escapar de un campo de prisioneros cuando estuvo combatiendo en la guerra del Vietnam pero que deberá regresar para intentar rescatar a varios soldados norteamericanos capturados en el conflicto, y que se sabe siguen en cautividad y vivos tras más de diez años.
Esta fue la primera película de Norris con la distribuidora The Cannon Group, especializada en el cine de serie B, que produjo casi doscientas películas entre 1967 y 1994. Su etapa más conocida, en los años ochenta, estuvo bajo la dirección de los primos hermanos hebreos Menahem Golan y Yoram Globus, que quisieron hacer aquí su versión barata de “Rambo“. Y como “Desaparecido en combate” fue todo un éxito comercial los de Cannon no dejaron pasar la oportunidad de exprimir un poco más la gallina de los huevos de oro y solamente un año después se estrenó una precuela, “Missing in Action 2: The Beginning” (1985), y más tarde una secuela, “Braddock: Missing in Action III” (1988), ambas protagonizadas de nuevo por Chuck Norris. Son, en resumen, películas de una época en la que los vietnamitas y los soviéticos aún eran el enemigo preferido de las películas de Hollywood y en la que los norteamericanos aún no habían superado el conflicto bélico del sureste asiático. Quedaba mucha terapia, mucha pedagogía, y muchas películas para cerrar todas las heridas.
Nos aseguran que el Chuck Norris real no difiería demasiado del Chuck Norris del celuloide: ex-militar de las Fuerzas Aereas estadounidenses, maestro en las artes marciales en Corea del Sur, campeón mundial de Karate Do en 1978, primer occidental en alcanzar el octavo grado en cinturón negro Gran Maestro de taekwondo, cinturón negro en Tang Soo Do, creador del arte marcial llamado Chun Kuk Do,… Sin olvidar los chistes sobre el actor, los llamados ‘Chuck Norris Facts‘, que ironizan sobre su papel de tipo duro. Por ejemplo, “Chuck Norris no cree en Dios. Es Dios quien cree en Chuck Norris” o “Las lágrimas de Chuck Norris curan el cáncer. Por desgracia, Chuck Norris nunca llora“.
Aún no he terminado de leer (y de comprar) todo The Expanse pero a esta nueva trilogía me subo a…