Descubrí a Paolo Bacigalupi con “La chica mecánica” hace ya muchos años, y me dejó aturdido con la densidad y la complejidad de esa propuesta neocyberpunk que le sirvió para ganar un montón de premios, como el Hugo, el Nebula o el John W. Campbell Memorial. Desde entonces le había perdido la pista, y reconozco que había dejado pasar alguno de sus trabajos posteriores que se habían publicado en castellano, pero con “Cementerio de Barcos” lo he redescubierto en su madurez literaria y lo he disfrutado.

Cable de cobre. Planchas de hierro. Chatarra. A veces aceite o incluso un bidón de petróleo, un recurso de otra época. Estos son los tesoros que el joven Nailer rescata de los barcos varados en la playa.
En la costa de lo que una vez fue el golfo de México, la gente sobrevive desguazando antiguos petroleros y buques mercantes, y malvendiendo a las grandes empresas. Nailer y sus compañeros, la «cuadrilla ligera», afrontan el trabajo más arriesgado: meterse en las entrañas de los barcos. Es una profesión dura en un mundo duro, en el que nadie cuida de nadie y gana quien es más rápido. Solo hay una manera de escapar: con un golpe de suerte.
Y la suerte sonríe a Nailer el día que descubre un hermoso velero, uno de los clíperes con los que siempre ha soñado, encallado en las rocas. Con lo que saque del naufragio, podría abandonar la playa. Aunque dentro también hay una chica prisionera: si la mata, será rico; si la ayuda a regresar con los suyos… empezará la aventura.

Cuentan que desguazador barcos es uno de los oficios más peligrosos del mundo. Entre toneladas de metal oxidado y retorcido de los barcos abandonados en los cementerios marítimos de África oriental, Bangladesh, India y Pakistán, los encargados de desmantelar de arriba a abajo muchos de esos gigantes de metal que han surcado los mares durante décadas realizan a diario uno de los trabajos más arriesgados que hay para ganarse la vida. Muchos de estos trabajadores son menores de edad, y eso es porque salen baratos, son menos conscientes del peligro y con sus cuerpos pequeños pueden llegar a los lugares más inaccesibles de los barcos varados. Hundidos hasta las rodillas en el fango contaminado por metales pesados, manchado de gasóleo y alquitrán, y respirando el aire cargado de partículas tóxicas de pintura y amianto, los trabajadores de estos desguaces pueden dedicar varios meses, dependiendo del tamaño del buque, en desmantelar uno de estos cadáveres de barcos. Buques viejos, incluso petroleros y enormes portacontenedores, que han llegado al final de su vida útil.

Todo esto que hemos explicado es real. Existe y se puede ver en los lugares que hemos mencionado, donde la mano de obra es barata y la normativa es mínima. Pero Paolo Bacigalupi ha convertido estos enjambres de trabajadores de cementerios de barcos en los protagonistas de su novela “Cementerio de Barcos“, la primera entrega de la trilogía de “Ship Breaker”, que el sello Minotauro ha publicado en castellano. De hecho es una reedición, pues Fantascy ya publicó este libro en 2010. El autor ha trasladado la acción hasta la costa del golfo de México, para contarnos la historia de el joven Nailer y sus compañeros, que sobreviven desguazando antiguos petroleros y buques mercantes, y malvendiendo lo que recuperan de sus entrañas. Los riesgos forman parte de su día a día, y a las pocas páginas ya vemos como el protagonista de la función, Nailer, está a punto de perder la vida tras caer en una cámara repleta de petróleo, en el que se va hundiendo sin remedio. Una vez superado el trance, tras habernos presentado a Nailer, a su padre alcohólico y maltratador, y a toda la pandilla de desguazadores de barcos, liderados por Pima y al servicio de Bapi, Nailer se encontrará un velero encallado entre las rocas. Y, en su interior, una prisionera y un montón de oro que le podría convertir en un hombre rico con control sobre su destino.

Cementerio de Barcos” (“Ship Breaker“) es la primera entrega de una trilogía ambientada en un mundo postapocalíptico, un futuro en el que se han fundido los casquetes polares y muchos lugares han quedado anegados bajo las aguas. Publicada originalmente por la editorial Little Brown en 2010, Paolo Bacigalupi recibió el premio Locus, el Michael L. Printz a la mejor novela juvenil y fue nominado al premio National Book Award en la categoría de literatura juvenil por este libro. Y es que esta novela es una obra que será muy bien recibida por un lector joven, puesto que sus protagonistas son adolescentes que luchan por sobrevivir en un entorno hostil y que se encuentran ante una situación inesperada que les puede cambiar la vida en función de como la gestionen. Además el autor afronta sin ningún pudor los grandes temas que preocupan a los jovenes de hoy en día, como el medio ambiente, la globalización, el cambio climático o los efectos de la contaminación, y los plantea de forma perfectamente comprensible.

Esta novela es una historia para jóvenes lectores de corte clásico, con un héroe que malvive y sobrevive pero que la vida le ofrece una oportunidad inesperada y una aventura para cambiar su destino. Una variante del “camino del héroe“, en las que el protagonista y sus aliados deben superar obstáculos, tomar decisiones que pueden cambiar su vida y tomar el control de su destino. Todo ello en el marco de una distopía, una ambientación post-apocalíptica rica, compleja y llena de detalles. Un futuro que es una consecuencia directa de los problemas del mundo contemporáneo contra los que andamos luchando cada día.

Cementerio de Barcos
Autor: Paolo Bacigalupi
Traducción: Ariadna Cruz González
Fecha de publicación: Septiembre de 2024
ISBN: 978-84-450-1684-8
Formato: 15x23cm. Rústica con solapas
Páginas: 304
Precio: 18,95 euros