James Bond, con nombre código 007 y con licencia para matar, es un agente secreto británico creado por el novelista inglés Ian Fleming (1908-1964) en 1953, en la novela “Casino Royale“, que saltó por primera vez a las pantallas de cine en 1962 con la película “Agente 007 contra el Dr. No“. Desde entonces y hasta hoy James Bond ha lucido durante cinco décadas los rostros de Barry Nelson, Sean Connery, David Niven, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig, que recientemente ha finalizado su periplo de quince años con “Sin tiempo para morir“.
“Casino Royale” en concreto ha visto hasta tres adaptaciones cinematográficas, con tres James Bond distintos: Barry Nelson en 1954, David Niven en 1967 y Daniel Craig en 2006. Las tres nos ofrecieron versiones libres de la novela original, en la que James Bond es enviado a una arriesgada misión en el casino de una (ficticia) ciudad de la Costa Azul mediterranea, Royale-les-Eaux: deberá ganar en una partida de bacará y dejar en la bancarrota a Le Chiffre, uno de los agentes más crueles y despiadados de la agencia de contraespionaje soviética SMERSH, encargado de su financiación y también dueño de una cadena de burdeles. Pero la descarnada lucha no solo tendrá lugar en la mesa de juego, pues el agente 007, acompañado de aliados como Felix Leiter de la CIA, de René Mathis del Deuxième Bureau francés y de la hermosa Vesper Lynd, deberá enfrentarse a violentos asesinos que intentarán acabar con su vida.
La versión de 1967 de “Casino Royale” quizás es una de las películas más extrañas que se han rodado jamás del agente secreto al servicio de Su Majestad. Para empezar, es una comedia. Una parodia. Una película de humor absurdo repleta de celebridades. Dirigida por John Huston (aunque también participaron Val Guest, Kenneth Hughes, Joseph McGrath, Robert Parrish y Richard Talmadge), con un espectacular reparto que incluye a David Niven, Orson Welles, Peter Sellers, Woody Allen, Ursula Andress, William Holden, Deborah Kerr, Charles Boyer, John Huston y Jean-Paul Belmondo, entre otros, se suele excluir del ‘listado canónico’ de películas de James Bond y se incluye en el listado de títulos apócrifos, junto a “Nunca digas nunca jamás” de Irvin Kershner, el segundo regreso de Sean Connery en mitad de la etapa de Roger Moore.
Esta “Casino Royale” se basa ligeramente en la primera novela de Ian Fleming y nos cuenta como Sir James Bond vive retirado en su mansión escocesa y disfruta de una muy merecida jubilación, pero los jefes de los servicios secretos más importantes del mundo le piden que vuelva al servicio para detener los planes de la misteriosa organización internacional SMERSH, compuesta solo por mujeres hermosas. Sir James no acepta, pero cuando dinamitan su mansión, no le queda otra alternativa que aceptar el trabajo y salir del retiro.
La producción de “Casino Royale” fue un caos, y el resultado fue la consecuencia directa de este desorden. El presupuesto inicial de seis millones de dólares se elevó hasta los doce millones, y el rodaje se alargó mucho más de lo previsto. Sobretodo a causa de la falta de profesionalidad de Peter Sellers. La película es un desastre y tiene muy poca gracia. Puestos a elegir, mil veces antes os recomendamos “La Pantera Rosa” de Blake Edwards.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…