“Bowfinger“, una de las mejores comedias de los años noventa, contó con dos de los mejores comediantes de la historia del cine. Dos actores con trayectorias algo distintas: mientras Eddie Murphy fue un verdadero rey de la comedia en los ochenta y noventa que, tras sumar varios fracasos y polémicas, se apartó del foco mediático y dejó Hollywood a un lado, Steve Martin fue siempre un actor incomprendido que, pese a un talento inmenso, no consiguió despegar más allá de películas tontorronas, comedias familiares y productos menores. Pese a ello, siempre ha estado allí, nunca ha dejado de trabajar, y todos seguimos esperando que le ofrezcan aquel papel en el que pueda demostrar todo lo que lleva dentro.
Protagonizada por los mencionados Eddie Murphy y Steve Martin, además de Heather Graham, Murphy Martin, Steve Robert, Christine Baranski, Terence Stamp y Marisol Nichols, a partir de un guión del mismo Steve Martin y con un director como Frank Oz, un inglés curtido en el cine norteamericano capaz de mil registros (desde “Cristal Oscuro” hasta “La tienda de los horrores“, “Un par de seductores” o “In & Out“), “Bowfinger” tenía todos los ingredientes para funcionar. Y sin la menor duda lo hizo. Es una comedia divertidísima, que se ríe sin pudor de la Meca del Cine, y arranca un montón de carcajadas a los espectadores que disfrutarán tanto de la caracterización de Eddie Murphy como un cateto, como de algunos gags desternillantes (la escena de la autopista) y de los dardos punzantes dirigidos a actores, directores y productores de Hollywood.
“Bowfinger” nos contaba las andanzas de Bobby Bowfinger, un productor y director de cine que se encuentra prácticamente en la ruina. Su última oportunidad puede ser una película que le redima de la pobreza y el paro. Desesperado por triunfar en Hollywood, recluta a un terrible equipo de seres marginales que también sueñan con el éxito: Kit, un novato lleno de ilusiones, Daisy, una chica de revista siempre en busca del éxito rápido y fácil, y Carol, una diva madura que se ha dejado la cordura por el camino. Con su valiosa ayuda, el desesperado y chapucero Bowfinger pone en marcha un plan radical e ingenioso: embaucar a la máxima estrella del firmamento cinematográfico, Jiff Ramsey para que protagonice su peculiar película. El truco para hacerlo será convertir a Jiff en el protagonista del film de ínfimo presupuesto sin que él se entere.
Lamentablemente “Bowfinger” no funcionó como hubiese merecido. Aunque los números fueron favorables (recaudó casi 100 millones de dólares en todo el mundo y había contado con un presupuesto de 55), la sensación es que el film fue poco valorado entonces y rápidamente olvidado. De hecho no suele constar en ninguna lista de las mejores comedias. Quizás al ser una sátira sobre Hollywood y su ‘star system‘, aunque fuese ingeniosa y divertida, pisó callos, fue acogida con frialdad y ofendió a alguien.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…