Clonada a partir de los genes del mutante de las garras y los huesos de adamantium, criada para ser una asesina efectiva y despiadada, X-23 nació en una teleserie animada, saltó luego a los cómics de Marvel y se convirtió en uno de los elementos esenciales de “Logan“, la película que cerraba el ciclo de filmes protagonizados por Hugh Jackman como Lobezno. De su andadura en el cómic hay dos títulos que sobresalen sobre el resto: “Inocencia perdida”, donde se narra su origen, y este “Blanco X“, que es su secuela y nos explica el primer encuentro entre la joven mutante y Lobezno.
Tras escapar de La Fundación, los que fueran responsables de su nacimiento, Laura intenta empezar desde cero una nueva vida. Pero, cuando todos tus días han transcurrido alrededor de la muerte y la destrucción, ¿es posible escapar de las sombras? Con la presencia del hombre cuya existencia permitió la de la X-23… ¡Lobezno!
En las páginas de “Inocencia perdida” conocimos por primera vez a X-23, una mutante creada para ser la máquina de matar definitiva. Provista de un factor curativo acelerado y afiladas garras, Laura Kinney estaba diseñada para ser una asesina perfecta. Sus creadores se habían asegurado de ello: una mente doblegada, sometida y moldeada para matar en respuesta a una sencilla orden. Pero dentro de todos los seres humanos hay un pequeño rincón que siempre se resiste, una voz que exige la libertad, el libre albedrío, el derecho inalienable a tomar nuestras propias decisiones. Además la genética de Laura no es una cualquiera: en las hebras de su ADN se esconde un vínculo con el mismísimo Lobezno, de un hombre llamado James Howlett que ya había conseguido romper esas mismas cadenas que encierran a Laura.
En realidad, el periplo de Laura Kinney ‘X-23’ como clon de Lobezno había empezado algo antes de “Inocencia perdida”, en concreto en el año 2003. Había sido creada por Craig Kyle para la serie animada “X-Men: Evolution“, donde hizo su primera aparición en el cuadragésimo primer capítulo de la tercera temporada, y su primera aparición en los cómics fue un año después, en el tercer número de “NYX“, la miniserie de tono adulto de Joe Quesada y Joshua Middleton, de manera que tanto “Inocencia perdida” como “Blanco X” pueden considerarse aquello que suele llamarse ‘cómics de orígenes‘. No es algo sencillo, pues son obras donde los autores deben dar forma a los cimientos de un personaje, sea héroe o villano, y moldear las motivaciones que arrastrarán para siempre jamás, el peso sobre sus espaldas, los secretos escondidos en el corazón o la sangre en las manos, y el brillo en los ojos. Craig Kyle y Christopher Yost fueron fieles a esta premisa, y tanto en “X-Men: Evolution” como en “Inocencia perdida” y “Blanco X“, nos presentaron a una Lobezna indomable, fiel a los principios de su predecesor, respetuosa con el legado pero, a su vez, moderna y valiente para atraer a una nueva hornada de lectores de cómics de superhéroes.
Sí, Laura Kinney, como Kamala Kahn, Miles Morales, Gwen Stacy o Riri Williams, forma parte de esta joven generación de héroes que ha irrumpido con fuerza y se ha ganado un lugar junto a los clásicos personajes bajo la máscara que han protagonizado la mayoría de las series de cómics de Marvel Comics en los últimos cincuenta años, una apuesta de la editorial por la inclusión y la diversificación de los personajes, en raza, género, orientación sexual o religión, que atendía a las exigencias de una nueva generación de lectores, con una nueva forma de entender el mundo. Como todos ya sabemos, X-23 llegaría a formar parte de la Patrulla-X y recogería el guante de Lobezno tras su desaparición como digna heredera.
En las páginas de la miniserie “X-23: Blanco X” (“X-23: Target X“), seis números publicados originalmente entre febrero y julio de 2007 que Panini Cómics ha recopilado en un tomo integral de su colección 100% Marvel HC, seguiremos el periplo de Laura una vez consigue huir de sus creadores, con la ayuda de su “madre”, la doctora Sarah Kinney, quien le abre las puertas de la libertad a costa de su propia vida. En busca de un nuevo comienzo, la joven mutante se instalará a vivir con la familia de su “tía” en San Francisco e intentará empezar de cero, descubriendo junto a su prima lo que sería el día a día normal de cualquier adolescente norteamericana. Pero La Fundación, los que fueron responsables de su nacimiento, no van a dejar escapar tan fácilmente a su activo más valioso y harán todos los esfuerzos que sean necesarios para recuperarla.
En “X-23: Blanco X” Kyle y Yost nos demuestran el cariño y respeto que tienen por el personaje que ellos crearon. Pero no penséis que todo lo bueno está en los guiones, en esos geniales flashbacks del interrogatorio del Capitán América a Laura, con Matthew Murdock en su papel de abogado defensor. En esta miniserie el dibujante Mike Choi se encargó de dar forma a las ideas de Craig Kyle y Christopher Yost, y el resultado es excepcional. El trabajo de Choi, con un estilo mucho más realista que su predecesor, encaja como un guante.
En resumen “Blanco X“, que forma un pack inseparable con “Inocencia perdida“, nos ofrece el origen de uno de los personajes más interesantes que han aparecido en Marvel Comics en este siglo XXI. Quizás tiene poderes curativos y garras de adamantium, pero esta heroína es mucho más que la versión femenina de Lobezno.
X-23: Blanco X
Autores: Christopher Yost, Mike Choi y Craig Kyle
Edición original: “X-23: Target X” núms. 1 a 6
Fecha de publicación: Abril de 2022
ISBN: 9788411014861
Formato: 17x26cm. Tapa Dura. Color
Páginas: 168
Precio: 23,00 euros
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…