Llegamos al final de la trilogía de Thrawn con este “La última orden” en el que se produce el desenlace de toda la acción que se viene desarrollando desde “Heredero del Imperio” y “El resurgir de la Fuerza Oscura“, y que culmina aquí de forma épica.
Star Wars La última orden
Título original: Star Wars The Last Command
Timothy Zahn
552 páginas
Rústica con solapas
Precio: 22,90 euros
La República asediada se tambalea tras los ataques del Gran Almirante Thrawn, que ha reunido los restos del ejército imperial y ha repelido a los rebeldes con una tecnología abominable recuperada de la fortaleza secreta del Emperador: los soldados clon. Mientras Thrawn prepara su asedio final, Han y Chewbacca intentan formar una coalición de contrabandistas para lanzar un ataque desesperado contra el Imperio. Mientras tanto, Leia mantiene unida la Alianza y se prepara para el nacimiento de sus gemelos: dos nuevos Jedi. La República, abrumada por las naves y los clones liderados por Thrawn, tiene una última oportunidad… enviar un pequeño ejército liderado por Luke Skywalker a la fortaleza que alberga las terribles máquinas de clonación de Thrawn.
Ahí les espera un peligro final: el Jedi oscuro C’baoth dirige la batalla final contra los rebeldes y reúne fuerzas para acabar lo que empezó: la destrucción de Luke Skywalker.
Con La última orden se cierra la trilogía del Gran Almirante Thrawn, esa maravilla que Timothy Zahn regaló a la franquicia de Star Wars y que ésta desaprovechó por completo al no convertirla, inmediatamente, en una trilogía que intentase adaptar la obra maestra que suponen estos tres libros. Como apunte os diré que aunque tengo cómics de Star Wars por casa estos son los últimos libros que tengo de la franquicia galáctica.
En La última orden tocaba cerrar todos los cabos sueltos que Zahn había ido dejando aquí y allá en las dos anteriores entregas y que ahora convergen como los planes del almirante Thrawn en un final apoteósico en el que vemos cómo todos los cuidadosos planes de uno y los desesperados planes de los otros llegan a su culmen final. Uno de esos finales que te obligan a contener el aliento y te hacen lamentar que no haya espacio para más.
Por otra parte también tenemos espacio para los “momentos Jedi” con el enfrentamiento entre C’baoth y Luke Skywalker que también contará con testigos de excepción, a la par que aliados. En efecto, en esta ocasión, con gran criterio, tan sólo Wedge Antilles se involucra en la gran batalla espacial final, dejando para los profesionales lo de plantar cara al ejército de Thrawn.
Lucasfilm debería estar besando el suelo que pisa Timothy Zahn desde que 1991, momento en el que se publicó Heredero del Imperio y Star Wars volvió a las mentes de los aficionados que casi habían olvidado lo que significaba la saga galáctica. Además Zahn creó a los dos nuevos grandes personajes: Thrawn y Mara Jade, que se convierten, en esta trilogía, en miembros del grupo original de pleno derecho y aunque la suerte de uno de los dos resulte ser fatídica ambos son elevados a los altares en esta trilogía.
La popularidad de Thrawn creció más allá de la trilogía de libros de Zahn y poco a poco comenzó a dejarse ver en otros medios como los videojuegos, su debut se produjo en TIE Fighter aunque participó en varios más, en los cómics así como en la serie de animación Star Wars Rebels. Recientemente Zahn ha publicado un libro titulado Thrawn, como os podéis imaginar he comenzado a babear nada más descubrirlo. Aprovecho la ocasión para rogar a Planeta Cómic/Timun Mas que publiquen las dos secuelas de esta trilogía en la llamada serie de la mano de Thrawn (Specter of the Past y Vision of the Future).
Tampoco hay que restar mérito a la creación de Mara Jade que se descubre como un personaje de gran potencial que dejará una gran huella en el sello Leyendas de Star Wars, y en el corazón de muchos fans.
En definitiva, la trilogía de Thrawn no sólo resulta épica y emocionante a lo largo de los tres libros: Heredero del Imperio, El resurgir de la Fuerza Oscura y La última orden, logrando que el lector no pierda el interés en ningún momento, así como que se angustie ante lo que parece una derrota segura de la Nueva Alianza que se enfrenta a un Imperio imparable dirigido por el mejor estratega de todos los tiempos.
En teoría el gran malvado de Star Wars era Darth Vader, para otros el Emperador, pero Zahn logró añadir un nuevo personaje a esta discusión y, con todos mis respetos a las películas, me resulta un villano mucho más interesante y tridimensional.
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