Planeta Cómic nos continúa ofreciendo algunos de los mejores títulos del panorama independiente estadounidense y, en este caso, nos ofrece la continuación de Solo los encontramos cuando están muertos, serie de Al Ewing y Simone Di Meo para BOOM! Studios.

Solo los encontramos cuando están muertos #2  Solo los encontramos cuando están muertos #2  
Edición original: We only find them when they’re dead No. 6-10 USA
Guión: Al Ewing
Dibujo: Simone Di Meo
Color: Mariasara Miotti
Formato: Cartoné, 152 páginas. Color.
17,95€

Segunda entrega de espectacular cómic donde se nos revelan las verdaderas consecuencias de la misión del capitán Malik.

Han pasado cincuenta años desde que el capitán Malik y la tripulación de la Vihaan II se embarcaron en su fatídica misión… y el universo ha cambiado de un modo inesperado. Jason Hauer, uno de aquellos tripulantes de la Vihaan II, tiene ahora 71 años y vive pendiente de un hilo entre los Cosechadores y los Adoradores.

Pero mientras estas facciones religiosas rivales se enfrentan por toda la galaxia, Jason se ve arrastrado al centro del caos, obligado a enfrentarse a su atormentado pasado. Sin embargo, las únicas personas que pueden ayudar a Jason tienen su propio plan secreto, que podría llevarlo a enfrentarse al capitán Malik de un modo totalmente inesperado…

Hace algo más de 3 meses desde que Planeta Cómic sacó el primer volumen de Sólo los encontramos cuando están muertos, una intrigante space opera de Al Ewing, Simone Di Meo y la colorista Mariasara Miotti, que tiene mucha importancia en el resultado final, que nos planteaba un futuro lejano en el que la Humanidad sobrevivía gracias a la rapiña de cuerpos de seres celestiales enormes que aparecían muertos en los confines del espacio y sobre el que las naves de la Humanidad descendían para hacerse con los órganos que más dinero les fuese a reportar. Todo esto lo conocimos a través del capitán Malik y su tripulación quiénes, en la nave Vihaan II, emprendían un viaje hacia lo desconocido en busca del origen de esos dioses. El primer volumen finalizaba con un clliffhanger bestial del que hablaré en las próximas líneas, así que si te adentras en esta reseña te garantizo que habrá spoilers sobre, como mínimo el primer tomo.

En el segundo volumen de Solo los encontramos cuando están muertos damos un salto temporal y es que cuando la Humanidad, por fin, encontró un celestial vivo lo mataron al ir a rapiñar su cuerpo. Pero al reconocer en él al capitán Malik rápidamente se creó una religión en torno a su cadáver, con todas las naves del borde exterior luchando para evitar que se profanase su cuerpo y, rebelión mediante, se hicieron con el poder al que ahora acude la embajadora Marlyn Chen. Una representante del poder del interior del sistema que acude a la civilización que se ha creado en torno al cuerpo del capitán George Malik con el nombre de Vuelo de Malik y que, en resumidas cuentas, pretende retomar el control de la situación y que el flujo de carne, órganos y otras materias que provienen de los cuerpos de los celestiales siga fluyendo.

Lo cierto es que no entraba en mis planes continuar con Solo los encontramos cuando están muertos, tenía prácticamente decidido dejar la serie, principalmente por la decisión artística de hacer que, en todas las puñeteras viñetas, el dibujo de Simone Di Meo se vea ocultado por los reflejos de las luces de las naves, estaciones espaciales y, en fin, cualquier cosa que emita luz es algo que el color de Mariasara Miotti se empeña en tapar. Y aunque inicialmente me parece un gran recurso gráfico, en fin, personalmente me agotaba. Pero es que la historia de Al Ewing tan sólo había comenzado y ya nos ofrecía un cliffhanger bestial en su primer volumen y aquí sube la apuesta cuando las cosas se complican para Marlyn Chen y para los habitantes de Vuelo de Malik pero nada con el nuevo interrogante con el que Ewing cierra la trama en este segundo volumen (el puñetero no me dejará escaparme tan fácilmente de la trama y es que si el primer volumen era de presentación aquí las cosas despegan, pero a lo bestia).

Gráficamente el dibujo del italiano Simone Di Meo me recuerda por momentos a lo que construyeron, y construyen aún, Brian K. Vaughan y Fiona Staples en Saga, aunque pronto vemos cómo el estilo de Di Meo está más orientado a la espectacularidad de los enfrentamientos, ya sea verbales o de acción, parece que Di Meo se recrea en ellos y gracias al color de Mariasara Miotti consiguen recrearnos esa atmósfera de película de ciencia-ficción tan de moda ahora, con fugas de luz en el negativo y donde la luz lo desborda todo, habrá a quién le parezca que es muy efectiva para crear atmósferas y quien diga que es una excusa para dibujar menos fondos y personajes, estaré de acuerdo con ambas partes y también diré que lo acabo por encontrar molesto, es una técnica que me valdría para algunas páginas y momentos oportunos, pero nunca para todo el cómic.

Desgraciadamente ya no voy a autoengañarme, está claro que voy a seguir leyendo Solo los encontramos cuando están muertos porque Al Ewing me ha intrigado hasta extremos asombrosos, y soportaré como mejor pueda los efectos de las luces estroboscópicas de Mariasara Miotti con tal de obtener unas cuantas respuestas sobre el futuro.