Estamos ante el último volumen de “Saga” durante un tiempo, mientras Brian K. Vaughan y Fiona Staples se toman un descanso de un año. Y para despedirse (temporalmente) nada mejor que cerrar el hiriente cabo suelto del bebé perdido de Marko y Alana.
Saga. Capítulo 8
Edición original: Saga #43-48. USA
Guión: Brian K Vaughan
Dibujo: Fiona Staples
Color: Fiona Staples
Formato: Libro cartoné, 152 págs. a color
16,95€
Después de los eventos traumáticos de la Guerra por Phang, Hazel, sus padres y sus compañeros supervivientes se embarcan en una aventura hacia a los confines del universo que les cambiará la vida.
Después del anterior volumen de Saga el corazón se me reblandeció ante los momentos emotivos que me dejaron tocadillo, tocaba ver cómo continuaba Vaughan la historia y cómo se llevaba a cabo el aborto del bebé de Alana y Marko, algo que no será muy sencillo dado que el feto seguramente tendrá aspectos de ambas razas, lo que complica la tarea de encontrar a un médico abortista capaz y que mantenga el silencio… mientras tanto el cuerpo de Alana está sufriendo una serie de cambios mágicos que, bueno, le permiten utilizar la magia a través del cuerpo y sangre de su bebe muerto.
Para ambientar este arco de la trama de Saga Vaughan recurre a un planeta de ambientación western donde va a resultar complicado que alguien se digne en atender a Alana y le libre del tormento que es cargar con los restos de su bebé. Por supuesto la trama nos hará darle muchísimas vueltas al derecho a la vida, a la decisión que debe tomar la mujer que quiere llevar adelante su embarazo, así como a aquellas que deciden interrumpirlo. Vaughan se moja, y obliga al lector a mojarse también.
Además tenemos al resto de personajes danzando por ahí, con especial atención a la química entre Petrichor y el Príncipe Robot IV, que se encargan de la segunda trama de este volumen de Saga aunque no conviene olvidar el capítulo dedicado a La Voluntad, muy interesante.
Saga continua desnudando el alma de sus personajes y reflejando los sentimientos que evoca en sus lectores, los talentosos guiones de Vaughan, que no deja atrás su gran historia de amor REALISTA, un amor en el que hay que luchar día a día por seguir adelante, se combinan a la perfección por esas páginas de Fiona Staples en las que no sólo sabe llevarnos a momentos íntimos sino también trasladarnos la épica de la space opera más pura sin que lo exótico de la raza de los personajes de Saga haga resentirse de emoción y expresividad sus viñetas.
Lo cierto es que esperar la aparición de cada volumen de Saga es algo irregular ya que tanto Brian K Vaughan y Fiona Staples, como sus editores de Image, dan prioridad a la calidad sobre la regularidad, lo que conlleva retrasos y que los tomos recopilatorios también se retrasen. Y más que tendremos que esperar ya que ambos se toman un año sabático de Saga. Aún así merece la pena cualquier retraso por cada soplo de creatividad de ambos autores.
En definitiva, la historia de amor de Alana y Marko continua emocionando mientras una guerra galáctica nos hace temer por el destino de su amor, y de sus razas, en un maravilloso escenario de space opera.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…