Hace unas semanas tuvimos ocasión de reseñar en ViaNews un cómic interesante, “Casos Violentos“, que destaca por ser el primer encuentro del guionista Neil Gaiman con el dibujante Dave McKean. Otra cosa es “Orquídea Negra“, una de las obras más relevantes y transformadoras del cómic contemporáneo que nos sumergía en el género de superhéroes desde un prisma inovador y sorprendente. Aquí Gaiman y McKean demostraron que estaban dispuestos a dejar una huella indeleble en la historia del género,… y doy fe que lo consiguieron.
En una sala de juntas anónima, una superheroína recibe un disparo en la cabeza. Las llamas consumen su cuerpo, y su asesino queda libre…
Después de haber sido asesinada brutalmente a manos de una organización criminal, Susan Linden-Thorne renace en el invernadero del botánico Philip Sylvain. La nueva Susan es ahora un singular híbrido de planta y ser humano, un experimento de Sylvain con el ADN de su amada desaparecida en la que convergen algunos de sus recuerdos de su anterior vida y su nueva identidad. Junto a un segundo híbrido más joven, las nuevas Orquídea Negra deberán investigar los secretos, engaños y traiciones que envolvieron la muerte de la Susan original, enfrentarse a enemigos y villanos que las quieren vivas o muertas, mientras exploran acerca de su biología botánica con la ayuda de inesperados aliados, como murciélagos enmascarados de la ciudad de Gotham, y amigos tan o más extraños que ellas, como avatares del verde que residen en los pantanos.
La historia (en realidad, la Wikipedia) dice que la primera aparición de la superheroina Orquídea Negra es en el número 428 de “Adventure Comics” de DC Comics, publicado en julio del año 1973, en una aventura escrita por el guionista Sheldon Mayer y dibujada por Tony DeZuniga. La Orquidea Negra de Mayer y DeZuniga, alter-ego de Susan Linden-Thorne, era una heroina con superfuerza, invulnerable, capaz de volar y una maestra del difraz y el camuflaje, pero no resultó bien acogida por los lectores y quedó relevada a un papel secundario, arrinconada a una cabecera menor como “The Phantom Stranger” y relegada a apariciones esporádicas en el universo DC… hasta que Neil Gaiman y Dave McKean la rescataron del olvido y le insuflaron el aire necesario para empezar una nueva vida y una oportunidad para renacer de las cenizas. En realidad por poco tiempo, pues la Orquídea Negra original es asesinada en las primeras páginas de este sorprendente cómic y la creación de Sheldon Mayer se convierte en algo muy diferente en manos del bardo de Porchester.
El primer trabajo en común de Neil Gaiman y Dave McKean había sido “Casos Violentos“, una obra publicada originalmente en 1987 por Titan Books en colaboración con la revista “Escape”, en blanco y negro, que contó en su primera edición con un prólogo muy elogioso escrito por una eminencia como el guionista Alan Moore, maestro de los guionistas británicos de cómic. Una obra que nacía del talento desbordante de dos veinteañeros dispuestos a comerse el mundo, así como su ingenuidad y su voluntad rompedora. Este título les abrió la puerta de DC Comics, y la futura editora de Vertigo Karen Berger les ofreció la posibilidad de explotar su potencial en una miniserie de tres números para el mercado americano.
Hoy parece fácil quitar méritos a Berger y asegurar que “Orquídea Negra” era una apuesta ganadora, pero esta afirmación solamente la podemos hacer desde la actualidad, cuando Gaiman y McKean son reconocidos como una de las parejas creativas más potentes de la historia del cómic. ¡Vaya dos artistas mayúsculos! Por un lado Gaiman, de quien ya hemos glosado su figura en muchas otras ocasiones, y por el otro McKean, un artista polifacético que se ha atrevido con medios tan diferentes como la música y la fotografía, aunque sea en los cómics donde más haya destacado. Esto se debe, sobre todo, a la novela gráfica “Batman. Asilo Arkham: Un lugar sensato en una tierra sensata” con la que Grant Morrison y McKean crearon una turbia interpretación del mundo del Caballero Oscuro que ha pasado a la historia o sus portadas para “The Sandman“, mezclando fotografías, pintura, dibujo, piezas de madera y objetos en formato ‘collage’, y su particular estilo, nada convencional, difuminado y voluntariamente deforme, que en otras ocasiones hemos definido como enfermizo pero que es, por encima de todo, impactante.
Publicada entre finales del año 1988 y principios de 1989, la miniserie “Black Orchid” demostró que el talento de Neil Gaiman como escritor y de Dave McKean como dibujante era algo a tener muy en cuenta. Quienes siguen mis reseñas ya saben que el británico Neil Gaiman es un autor por el que tengo devoción. Es mi escritor favorito. Sus obras nos suelen ofrecer un billete de ida y vuelta a un mundo de fantasía muy particular, inclasificable e inimitable, que seduce tanto como sorprende, un universo propio cargado de miedos infantiles, extraño y desosegante pero, a la vez, cotidiano y nostálgico, cargado de un oscuro sentido del humor y, sobre todo, de una imaginación desbordante y fuera de lo común. Y es que Gaiman es uno de los grandes maestros de la ficción especulativa moderna, de quién siempre nos hemos mostrado incapaces de abarcar la totalidad de su figura, e impotentes ante la imposibilidad de desgranar con justicia su amplio curriculum, su brillante carrera, los numerosos premios que lucen en la repisa sobre la chimenea de su casa victoriana en Wisconsin, las adaptaciones cinematográficas de varios de sus relatos, su capacidad creativa, sus brillantes textos para cómics, obras teatrales, ensayos, novelas de ciencia-ficción y fantasía, o su inmenso y galardonado trabajo en “The Sandman” que hoy se considera, unánimemente, un clásico que ha superado los límites del género, referencia y abanderada de las series de autor.
Si Gaiman es un maestro contando historias, McKean es un orfebre ilustrándolas. Es uno de los dibujantes más espectaculares que ha dado el género en los últimos treinta años. Su estilo para “Orquídea Negra“, aunque fuese su segunda obra y estuviese publicada por una de las ‘majors’, es plenamente reconocible y el dibujante ni escondió la mano ni dulcificó su estilo, aunque dejó al margen algunas técnicas con las que había experimentado en “Casos Violentos“. El collage, por ejemplo, casi desaparece de su mesa de trabajo pero la paleta de colores elegida (colores fríos para la naturaleza, púrpuras para la piel de las protagonistas, grises y sepia para los entornos urbanos) es brillante y las arriesgadas composiciones de viñeta y diseño de página que sorprendieron entonces aún hoy nos parecen modernas.
“Orquídea Negra” es una de las creaciones más destacadas del cómic de superhéroes de los años ochenta, como lo fueron el “Miracleman” de los años ochenta de Alan Moore y las aportaciones posteriores de Neil Gaiman, “La Cosa del Pantano” de (de nuevo) Alan Moore, “Watchmen” de (oh, sorpresa) Alan Moore y Dave Gibbons, “El regreso del Caballero Oscuro” de Frank Miller, Klaus Janson y Lynn Varley o la etapa de “Born Again” de Daredevil. Estamos hablando de obras clave que renovaron el género desde dentro, proponiendo enfoques distintos, puntos de vista innovadores y valientes que permitieron que el género avanzase hacia un nuevo estado, más adulto, más moderno, más complejo. Esta historia, que deconstruye y resucita todo un género, narra las asombrosas vidas de Susan Linden, reimagina el origen de la metahumana Orquídea Negra de DC Comics y encarna la nueva madurez en la narración gráfica que revolucionó el medio.
Y en septiembre del 2016 “Orquídea Negra” regresó a las librerías, de la mano de ECC Ediciones, recopilada en una edición de lujo que incluye una profunda introducción del periodista Mikal Gilmore de la revista “Rolling Stone”, una carta que Karen Berger a Neil Gaiman con recomendaciones para mejorar el guión, así como una sección especial con bocetos inéditos y textos preliminares de Neil Gaiman.
Sí, es cierto que la sombra del maestro Alan Moore es alargada en “Orquídea Negra“, y que las referencias y guiños a sus personajes y sus obras son constantes, pero también es verdad que los novatos Gaiman y McKean no se limitaron a reproducir el camino establecido por su predecesor y referente sino que decidieron trazar su propio sendero, dejar su huella personal en el mercado del cómic norteamericano que necesitaba, como el aire que respiraba, el soplo de aire fresco que les iba a proporcionar el desembarco de estos dos británicos en el género de los cómics de superhéroes. Apostar por Gaiman y McKean era apostar sobre seguro: tenían talento, eran ambiciosos, y estaban dispuestos a romper con lo establecido, en el dibujo y en las historias, ignorar los cánones, despreciar los convencionalismos, y arriesgar. El tiempo lo ha demostrado, y el tiempo es lo único que da y quita la razón a las cosas.
Orquidea Negra.
Guión: Neil Gaiman
Dibujo: Dave McKean
Título original: Black Orchid
Editorial: ECC Ediciones
Fecha de publicación: Septiembre de 2016
ISBN: 978-84-16840-44-1
Formato: 26x17cm. Cartoné. Color
Páginas: 176.
Precio: 17,95 euros
A ver, la de abogados cristianos (me la agarras con la mano) me parece tan estúpido... en fin, además ahora,…