Si hace un par de años os enamorasteis de El Dios asesinado en el servicio de caballeros tenemos muy buenas noticias, Sergio S. Morán ha publicado un segundo libro de Parabellum: Los muertos no pagan IVA que mantiene el nivel de la primera entrega.

Verónica Guerra es detective paranormal. Es a quien recurres cuando intentas cazar gamusinos o cuando un licántropo intenta cazarte a ti. Es cura, con recursos, imparable, y necesita unas putas vacaciones.

Acompañaremos a la detective por Madrid, lejos de monstruos, tiroteos y demás rutina. Pero su paz se verá constantemente interrumpida por corrupciones inmobiliarias, saqueos de conventos y tráfico de almas.

La detective tiene que enfrentarse a la cruda realidad: su pasado y sus enemigos no la dejarán descansar.

Ni muertos.

El pasado Salón del Cómic de Zaragoza por fin me pude dar el gusto de hacerme con la primera novela de Sergio S. Morán y, a la par, descubrir que había editado una segunda novela de la protagonista de El Dios asesinado en el servicio de caballeros así que, ya que estaba me hice también con Los muertos no pagan IVA, que es el nombre de esta segunda novela para la que Morán recurrió al socorrido crowdfunding en Verkami que, cómo no, fue un éxito al recaudar más de 20.000 euros (y que hace que me pregunte: ¿cómo es posible que la editorial de El Dios asesinado… le dejase escapar?).

Para bien o para mal toca un nuevo caso de la detective Parabellum en Los Muertos no pagan IVA que el propio escritor resume en algo muy básico:

Robos, desfalcos, drogas y gamusinos. Una novela de detectives paranormales escrita por Sergio S. Morán”.

No sé vosotros, pero yo caigo con eso de cabeza.

Me gustaría poder deciros que he sido una persona paciente y que he paladeado con gusto cada una de las páginas de El Dios asesinado en el servicio de caballeros, tomado una pausa reflexiva y después comenzado a leer Los Muertos no pagan IVA con la misma calma y tranquilidad con la que inicié el primer libro. Y la verdad es que sí, me los he leído al mismo ritmo los dos; al ritmo de quemarme las pestañas mientras iba pasando página tras página, disfrutando como un niño y sin apenas dedicar mi atención a cualquier otro aspecto de mi vida. ¡Hay que devorar estos libros!

En Los muertos no pagan IVA tenemos que saber que encontraremos a Vero fuera de su Barcelona, su lugar de residencia y de trabajo, ya que primero andará por cierto convento perdido de la mano de Dios (por Ávila concretamente) y después de “vacaciones” en Madrid, pero como a toda buena detective que se precie los problemas le perseguirán y será muy complicado descansar, por mucho que su madre (sí, sí, toca conocer a la mamá de Vero y no es lo que os pensáis) le reprenda por no descansar más (y por no dejar ese absurdo trabajo de detective), pero la Iglesia Católica necesita de sus servicios, por mucho que inicialmente, y tras los eventos del convento maldito, le recomienden descansar acabarán por solicitar de nuevo sus servicios en la peligrosa misión de la que no puedo hablaros so pena de chafaros el libro.

Naturalmente Vero no va a tener momento alguno de descanso y va a salir bastante más que magullada, sobre todo porque la muy necia ha cometido el error de engancharse a la ambrosía y no va a ser sencillo poder dejar una droga tan útil en su trabajo así como así. Para colmo no va a haber monstruo que le de un momento de paz, ni siquiera su madre.

En Los muertos no pagan IVA echo de menos lo que se veía en Barcelona: Vero Guerra era conocida y respetada (bueno, al menos conocida), aquí, en Madrid, sólo la reconocen antiguos compañeros de universidad, de bar, etc… y francamente, no es lo mismo por mucho que el resto del libro funcione tan bien como su primera entrega, con una Parabellum volcada en sus casos y una Vero que aún anda renqueante de sus últimas aventuras y que cometerá algún que otro error. Eso sí, quedará muy claro que tanto Vero como Parabellum son dos caras de la misma moneda y, para hacerlo más dulce, el humor será piedra de toque fundamental en el desarrollo de la trama, el humor, un poco de romance y muchas muchas dosis de peligro. Pero se echa de menos el mundo paranormal fascinante que Morán nos descubrió en esa Barcelona de El Dios asesinado en el servicio de caballeros, repleta de razas y personajes curiosos y profundos.

Madrid resulta ser una ciudad un tanto decepcionante si comparamos ambos libros, a fin de cuentas el único lugar realmente especial de Madrid es cierta tasca, y mientras que Barcelona estaba repleta de magia y de lugares mágicos en Madrid tenemos que irnos al subsuelo para encontrar algo parecido.

(y para que nadie piense que esto es Madrid vs Barcelona, yo soy de Zaragoza y a mucha honra es sólo que Barcelona se veía más mágica)

Aún con todo debo reconocer que Los muertos no pagan IVA es un libro de detectives divertido, interesante y lleno de monstruos y sucesos paranormales con ese humor que Sergio S. Morán nos dio a conocer en ¡Eh, tío! o en la magnífica El Vosque y que ahora traslada a sus libros, sólo por eso ya merecería la pena hacerse con estos libros pero es que, además, el muy puñetero no sólo crea un personaje mítico, Verónica Guerra (AKA Parabellum) sino que lo va rodeando de personajes auténticos, para que sus vivencias y sufrimientos nos emocionen más.

En definitiva, es sorprendente que una editorial apueste por el primer libro de un autor popular como Morán para después dejarlo libre y que éste arrase en el mecenazgo de su segundo libro, claro que habiendo leído ambos libros está más que justificado el éxito de Sergio S. Morán y de Parabellum.

¿Para cuándo el siguiente?