“36” de Jerónimo Tristante en un panfleto revisionista y anticomunista. No soy comunista pero soy historiador y creo que el uso torticero e intencionado por parte de pseudohistoriadores revisionistas hace mucho daño a nuestra sociedad, a nuestra Historia…y a la verdad.

36Ficha técnica

  • Autor: Jerónimo Tristante
  • Editorial: Algaida
  • Colección: ALGAIDA HISTÓRICA
  • Código 2961466
  • I.S.B.N. 978-84-9189-708-8
  • Publicación: 17/03/2022
  • Clasificación IBIC: FH
  • Formato: Papel
  • Páginas: 424

Noviembre de 1936. En pleno asedio de Madrid, el teniente republicano Juan Antonio Tornell, adscrito a las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia, recibe el encargo de investigar la desaparición de un fotógrafo británico: Kenneth Lee.

La ciudad es un caos. Las tropas nacionales están a un paso de Madrid y en cualquier momento podría desencadenarse la ofensiva final. Es el peor momento para tratar de impartir justicia y la mejor oportunidad para asesinos sin escrúpulos.

Tornell lo sabe, pero desconoce las complicadas ramificaciones del caso que trae entre manos. El Gobierno de la República quiere localizar a Kenneth Lee para evitar un conflicto con los ingleses, cuyo apoyo quiere recabar. Pero también lo buscan otros organismos gubernamentales e incluso agentes enemigos. ¿Por qué es tan importante ese fotógrafo británico?

Lo que parece ser una interesante novela ambientada en la Guerra Civil, en un Madrid asediado por los fascistas, se convierte en un panfleto revisionista que hace un uso torticero de la Historia.

Tornell, teniente comunista de ideales firmes es el protagonista de la investigación de un fotógrafo inglés. En su camino se cruza la bella miliciana anarquista pareja del inglés, otro idealista, esta vez un espía fascista en territorio republicano, y una quintacolumnista falangista que lucha para vengar a su prometido muerto en los primeros días, y fracaso, del Alzamiento fascista.

La huida del gobierno republicano a Valencia, la toma de poder por parte de los delegados soviéticos enviados por Stalin, el protagonismo de Santiago Carrillo, la muerte de Durruti, las checas, los paseos, Paracuellos…todo este contexto sirve al autor para tratar de equiparar la violencia republicana con la fascista, equiparar el salvajismo de un bando con otro…La historiografía ha desmontando cualquier equiparación, cualitativa y cuantitativamente, entre ambos bandos. No solo el número de muertos y desaparecidos es muy superior en el bando fascista sino que el exterminio de rojos y republicanos no fue espontáneo sino un plan premeditado por la cúpula golpista y en la que participaron todos los estamentos del bando fascista. Algo que parece olvidarse en las páginas de “36”: la novela de Jerónimo Tristante que se suma al mensaje fraudulento y revisionista de la extrema derecha en el estado español. Por mucho que cada vez que se comenta una matanza provocada por los republicanos el autor saque a coalición otra fascista, el tufo revisionista es más que evidente.

Incluso el tratamiento de los personajes se hace desde un punto de vista manipulador; el héroe republicano acaba renegando del Partido y dejando su cargo para ir al frente asqueado por lo ocurrido en Paracuellos, pero el héroe fascista no tiene ningún problema ético ni moral por las matanzas y atrocidades cometidas ya no en su bando, sino por su subordinada en el grupo de espías que actúa en Madrid. Las dos protagonistas también son puestas frente a frente, mientras a la miliciana libertaria se le da un aire de “fulana” por el uso de su sexualidad, la falangista mata, folla y comete todo tipo de atrocidades justificadas por la venganza de la cruel muerte de su prometido, obviando el autor que su prometido era un falangista que participó en un Golpe de Estado para acabar con un régimen democrático. El fotógrafo inglés que horrorizado por la matanza de Paracuellos huye a zonas fascista donde parece no sentirse molesto por los horrores fascistas. Y por si fuera poco la guinda de acusar a los comunistas de matar a Buenaventura Durruti.

No soy comunista pero soy historiador y creo que el uso torticero e intencionado por parte de pseudohistoriadores revisionistas hace mucho daño a nuestra sociedad, a nuestra Historia…y a la verdad.