Después de tener un gran éxito en las espaldas, el autor y de la ilustradora de “La ovejita que vino a cena“, vuelven a escribir y dibujar un nuevo cuento con los mismos personajes, “Los lobos que vinieron a cenar“, con un lobo que ya es vegetariano y su mejor amiga la ovejita, rompiendo todos los estereotipos marcados por la sociedad, de que no pueden ser amigos; por lo que el libro trata la amistad, de las diferencias y de aceptar a los demás de tolerancia, de generosidad y de sentimientos propios.
Los lobos que vinieron a cenar
Autor: Steve Smallman
Traductora: Vanesa Pérez-Sauquillo
Sello: BEASCOA
Formato, páginas: TAPA DURA, 32
Medidas: 272 X 237 mm
ISBN: 9788448852115
Edad recomendada: A partir de 4 años
Precio con IVA: 14.95€
Una ovejita, cuatro lobos hambrientos y unos VALIENTES animales del bosque dispuestos a evitar la catástrofe. Pero a veces las cosas no son lo que parecen…
La evolución que hace el lobo en el primero, esta vez es diferente ya que el lobo descubre los problemas que tiene por simplemente ser un lobo, nadie quiere jugar con él y además el resto de animales piensa que la ovejita está en peligro. Por lo que se da cuenta que no es tan fácil tener amigos aunque se quiera. Con el lobo se pueden identificar muchos niños y niñas en el recreo, donde aunque todas las personas son diferentes, parece ser que no todas encajan.
Además de aprender algo con el cuento, lo principal y por la razón por lo que lo compraría seria porque hace reír, que es lo difícil realmente de hacer, un cuento breve y sencillo que te enganche y sea divertido. Me gusta que sirva para distraernos.
Un lenguaje muy sencillo que pueden entender hasta las personas más pequeñas de nuestros hogares y del colegio. Además es un cuento para leerlo en voz alta, los autores nos lo ponen muy fácil ya que le dan ese toque de inmadurez a la ovejita que parece que aún no sabe hablar correctamente. Esta inmadurez le sirvió en el primer cuento para tener una fe ciega en el lobo y nunca pensar que podría comerle.
Muchas veces buscamos cuentos en que el lobo no tenga su perfil maléfico, pues hay que añadir este cuento a este listado, ya que en el primer libro si se puede ver que al principio no es que el lobo fuera bueno sino que en lo que él quería que fuese su cena descubrió el cariño y la amistad y prefiere esta amistad y el cariño que le ofrece la ovejita que comérsela y se lo trasmite a sus amigos lobos que van a visitarle.
Es gracioso como el resto de los animales del bosque no ve que esa amistad sea buena e intentar, sin preguntar a la ovejita, el salvarla porque creen que está en peligro de ser comida. Al final no acaba como estos animales desean. Nos dan una nueva lección, donde todos los personajes son aceptados como son y lo mejor, que pueden vivir juntos a pesar de las diferencias.
En este humor que cuenta la historia es muy importante como acompañan las ilustraciones, las caras del lobo (que lo dicen todo) y lo asustados que están los animales, es lo que nos hace reír, incluso más que la historia en sí. Por lo que el trabajo de la ilustradora tiene el mismo valor que el escritor.
El autor es también ilustrador, es más, fue antes ilustrador y luego se lanzó a escribir, ha estado vinculado laboralmente siempre al mundo educativo y sobre todo a la infancia (trabajo en Sesame Street “Barrio Sésamo”) así que tiene una trayectoria y experiencia que le da seguridad de qué es lo que quiere este menudo público.
La ilustradora, mucho más joven que el autor, trabaja para editoriales de diferentes países y ya han trabajado en otros proyectos juntos.
En definitiva, con este cuento me he reído, pero creo que me esperaba reírme más, no sé si es porque tenía las expectativas muy altas o porque aun no lo he leído a mis sobrinos y entonces no se si nos lo íbamos a pasar tan bien como con el primero.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…