Con el título de “Las Reinas de Sangre” la editorial francesa Delcourt, y Yermo Ediciones en nuestro país, han puesto en marcha una colección de cómic histórico dedicada a glosar la figura de personajes femeninos de relevancia, reinas y princesas de Francia que con sus acciones, sus decisiones y su carácter han dejado huella en las páginas de la Historia, poco generosa con los papeles femeninos en el reparto principal. Tras los dos volúmenes sobre Isabelle de France, ‘Louve de France’, el testigo llega ahora a manos de Aliénor d’Aquitaine y su ‘Leyenda Negra’.
En el año del Señor de 1137, Leonor, condesa de Aquitania, con solo quince años, se convirtió en la reina de Francia. Humillada en público por su suegra, tratada como una cría por el consejero del rey, apartada completamente de los asuntos del reino, la joven mujer se jura a sí misma de que conseguirá el lugar que le corresponde en Francia. Mujer de grandes dotes políticas, capaz de las más terribles intrigas, una amante pérfida y sublime, Leonor cambiará con sus propias manos el curso de la Historia.
Tras el buen sabor de boca que nos dejó el trabajo de Jaime Calderón, Thierry y Marie Gloris y Johann Corgié con el díptico dedicado a Isabelle de France (1295-1358), ‘Louve de France’, un personaje esencial en la turbulenta historia común de ingleses y franceses, con “Leonor: La Leyenda Negra” de Simona Mogavino, Arnaud Delalande y Carlos Gómez toca retroceder doscientos años en el tiempo para conocer a Leonor (1122, Poitiers – 1204, Anjou), Aliénor en francés, hija de Guillermo X, duque de Aquitania, y de Leonor de Châtellerault, miembro de la casa de Poitiers, desde 1137 por derecho propio duquesa de Aquitania y Guyena y condesa de Gascuña, y que por matrimonio con Luis VII de Francia llegaría a ser reina consorte de Francia y, más adelante tras la anulación de su matrimonio, reina consorte de Inglaterra por su enlace con Enrique II de Inglaterra. Como en el caso de Isabel, estamos hablando de una mujer de armas tomar y un carácter indómito, capaz de forzar a su primer marido y rey de Francia a permitir que le acompañara durante la Segunda Cruzada hacia Oriente Medio, con el fin de conquistar Tierra Santa, de promover la rebelión de los tres hijos del rey Enrique II de Inglaterra contra su padre, de convertirse en regente de los dominios angevinos durante las ausencias de su hijo Ricardo (el mismísmo Ricardo Corazón de León) tras la muerte de su marido y después de un largo encierro o de, con ya más de ochenta años de edad, viajar hasta Castilla, cruzando los Pirineos, para escoger entre sus nietas, las infantas de Castilla, a la esposa del futuro rey Luis VIII. Una mujer dotada de una fuerza y una personalidad poco habitual para la época, reina dos veces y madre de tres reyes, que la convirtieron en un personaje esencial de la larguísima historia de encuentros y desencuentros entre los dos poderosos reinos a ambos lados del Canal de la Mancha.
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La agitada vida de Leonor de Aquitania, y en concreto la corriente historiográfica crítica con el legado y los actos de la soberana, es la base que toman los dos guionistas, la italiana Simona Mogavino y el francés (nacido en Zambia) Arnaud Delalande, para dar forma a la historia narrada en “Les Reines de Sang. Alienor: La Légende Noire” y que plasma en imágenes el talento del ilustrador argentino Carlos Gómez. A ellos se añaden Erwan Le Saëc en los storyboards, y Claudia Chec y el español José Luis Río en el color. Una trilogía que Yermo Ediciones publicó en octubre del pasado año 2014 en un único volumen integral y que nos ofrece el relato de la vida de Leonor desde su boda con Luis VII de julio del 1137 hasta su regreso de las Cruzadas desde Antioquía, pocos años antes de su anunciada e inevitable separación del rey de Francia. Todo ello construido por los guionistas y el dibujante en un marco excepcional, un tiempo de conflictos en la Vieja Europa, una época convulsa, de constantes rivalidades por obtener territorios y expandir los propios, y donde la conspiración, las traiciones, las intrigas palaciegas y las alianzas establecidas mediante el matrimonio y la diplomacia evitaban cruentas guerras que regaban en sangre los campos de batalla de Europa. Y con personajes bien construidos y fieles a lo que los cronistas nos contaron, incluyendo al piadoso y pusilánime Luis VII, llamado Luis el Joven, su madre Adela de Saboya a quien la historia define sin tapujos como ‘una mujer fea’, Raimundo de Poitiers con quien la relación con Leonor pudo exceder a lo puramente familiar, Bernardo de Claraval, el abad Suger y, evidente, Leonor. Por un lado la adolescente Leonor de quince años que, caprichosa, descarada y de comportamiento emancipado, acostumbrada a vivir el ambiente cortesano liberal de una de las cortes más cultivadas y exquisitas de Europa, encontró la francesa fría y austera, aburrida y conservadora y, por el otro, la Leonor más madura, que gobernaba sin amedrentarse a la hora de resolver asuntos políticos, económicos o militares, capaz de dirigir la segunda Cruzada o de despreciar al rey de Francia, su marido. Una mujer única, que transgredía las normas habituales, cuya ‘leyenda negra’ se construyó desde el clero francés, que se encargó, bajo una mirada notablemente misógina, de dibujar un personaje caprichoso e insensato, una mujer avariciosa y egoísta, que en realidad se enfrentó con pasión a un mundo dominado por los hombres. Para algunos, una de las primeras feministas de la Historia.
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Con nuestro paladar acostumbrado a las delicatessen que nos ofreció el barcelonés Jaime Calderón en el díptico dedicado a ‘La Loba de Francia’, no puede negarse que el trabajo del dibujante argentino Carlos Gómez (Córdoba, 1964) supera con creces el listón establecido y demuestra que no todo es Calderón, aunque algunos de nosotros habíamos llegado a pensar que no sería posible volver a disfrutar de un cómic de este género sin el trabajo de sus manos.
Alumno de Víctor Hugo Arias, podríamos llegar a comparar su estilo con el trazo vigoroso y fluido de Breccia y incluirlo como prestigioso miembro de autores que representan a la escuela de historietas argentina, visto así como los maestros Zanotto, Mandrafina o Lalia. Carlos Gómez había estado curtido en las galeras del mundo de la publicidad y la ilustración antes de dar el salto cuando reemplazó a Alberto Salinas en el dibujo de la serie “Dago” con guiones de Robin Wood, y tras recibir el premio Yellow Kid al dibujante extranjero del XXII Salone Internazionale dei Comics, del Film di Animazione e dell’Illustrazione de Roma, se encargó de un personaje con tanta historia a sus espaldas como el Tex de Sergio Bonelli Editore. Y un año después Delcourt Editions llamaba a sus puertas. Los franceses, como se demuestra con la lectura de “Leonor. La Leyenda Negra”, sabían perfectamente lo que se hacían al elegir a este dibujante.
Su grado de detalle en cada escena, tanto en las escenas con primeros planos de los personajes expresando sus emociones como en las escenas panorámicas de ciudades y paiajes, como el abrumador plano contrapicado de la construcción de la abadía de Saint-Denis o los documentados edificios de Antioquia y Constantinopla, reproducidos (más bien reconstruidos) con precisión, y su facilidad para resolver con orden y criterio escenas con numerosos personajes, como fiestas palaciegas, calles populosas y, por supuesto, campos de batalla son dignas de elogio. Sí, Gómez salda con un sobresaliente todos los retos creativos que los guionistas le van planteando a lo largo del tríptico. Incluido el esfuerzo de componer unas páginas y unas viñetas con una abundancia de diálogos y bocadillos repletos de texto. Con la ayuda inestimable del color de Claudia Chec y el español José Luis Río, que otorgan un broche de oro al trabajo de Gómez y lo dotan de la textura y calidez de la que carece el dibujo a lápiz, enfriando la piedra de los escenarios en el interior de los castillos cargados de tapices, dando profundidad a los paisajes y las escenas en exteriores, oscureciendo los tonos para dar un aspecto más sombrio al segundo álbum, y sobretodo ayudando a iluminar las páginas de un cómic donde la luz de las antorchas, los fuegos de las hogueras (y de los incendios) y la luz del sol en Oriente, con tonos más dorados. Un complemento cromático necesario para el trabajo de un buen dibujante, que puede ayudar a alcanzar la excelencia en las planchas, como es el caso, pero que podría haber echado al traste todo el esfuerzo de los lápices y las tintas del ilustrador al que sirve.
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Como ya manifestamos amargamente a raíz de la publicación del primer volumen de “Isabel de Francia”, nos volvemos a lamentar una vez más: ¿porqué no somos capaces de desarrollar y potenciar aquí un género tan interesante como éste BD histórico, que los franceses saben explotar como nadie, de manera que iconos esenciales de nuestra historia, la común y la individual de cada uno de los reinos que confluyen en la península ibérica, no pasen desapercibidos e ignorados? Isabel I la Católica, Juana Enríquez, Violant d’Hungria, Leonor de Guzmán, Urraca de León y Castilla, Ermessenda de Carcassona, María de Molina, Elisenda de Montcada, Blanca de Navarra, Petronila de Aragón,… y muchísimas más. ¿Porqué no se puede emular una colección como “Las Reinas de Sangre” en una serie de cómic histórico escrito, dibujado y publicado en nuestro país? El poder que en la Edad Media ejercieron algunas las mujeres de la realeza no es un hecho exclusivo de Francia, ni de Leonor, Isabel, o Frédégonde, sinó que en todos los rincones de la Europa medieval destacaron esposas, amantes, madres, hermanas o concubinas, que jugaron papeles importantes, incluso cruciales, y participaron en acontecimientos relevantes de la Historia. Insisto: si en el país vecino pueden publicar un cómic que cumple, además de entretener, una función didáctica al enseñar con un formato ameno y de lectura fácil acontecimientos relevantes de la su historia, seamos humildes, aprendamos la lección y copiemos el modelo.
Leonor: La Leyenda Negra.
Guión: Simona Mogavino y Arnaud Delalande
Colección: Las reinas de sangre
Dibujo: Carlos Gómez
Edición original: “Alienor: la légende noire” nums.1 a 3 (Delcourt)
Editorial: Yermo Ediciones
Formato: 23x32cm. Cartoné. Color
Páginas: 168
Precio: 36 euros