La editorial Libros de Kultrum ha anunciado la publicación de “Monty Python Autobiografía“, una obra esencial para los aficionados del eterno e inimitable grupo de humor surrealista, fundado en Reino Unido a finales de la década de los años sesenta, formado por John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones, Michael Palin y Graham Chapman.
Como todo el mundo sabe, o debería saber, Monty Python logró un gran éxito televisivo con la serie “Monty Python’s Flying Circus“, emitida en la cadena británica BBC desde el 5 de octubre de 1969 hasta el año 1974, y más adelante trasladaron su repertorio de humor hasta la gran pantalla con “Los caballeros de la mesa cuadrada“, “La vida de Brian” o “El sentido de la vida“. Es difícil escoger entre lo mejor de los Monty Python, seguramente porqué toda su obra es insuperable.
La colección Cult Room de la editorial Libros del Kultrum ha anunciado para este mismo mes de noviembre la publicación de “Monty Python Autobiografía“, una edición a cargo de Bob McCabe, con traducción al castellano de Álex Gibert, que incluye 600 páginas de la vida y obras de estos británicos geniales. Una autobiografía autorizada por sus autores.
Es esta, y no otra, proclámese con toda la pompa, la autobiografía autorizada por sus autores –y desautorizada por sus protagonistas y delatores–: la oficial, la jibarizada, la más asequible y, sin duda, «completamente diferente» a cualquier edición anterior de la misma. Un feliz arrebato de impudicia testamentaria que da noticia, a menudo con versiones de lo más contradictorias y dispares, de cuanto brotó de las muy enfermas mentes de tan mal avenido, irrepetible y añorado sexteto.
Cuenta la leyenda que en 1969 d. B. (después de Brian), seis ingleses (bueno, uno era galés… y se coló en el cenáculo también un polizonte estadounidense) se dieron cita en el restaurante Light of Kashmir de Hampstead, en Londres, para acometer la redacción a doce manos del guion de una comedia televisiva por encargo de la BBC. Para tan noble fin decidieron escudarse tras la figura de un imaginario agente teatral sin escrúpulos, poco fiable y no menos fanfarrón que atendería al nombre de Monty Python. Y «se armó la gorda». Monty Python’s Flying Circus, desopilante serie zurcida a base de ingeniosas recreaciones, bullas inconexas, delirantes barbaridades y toda suerte de inanidades y animaciones preinfográficas, deformó, trituró y reescribió las reglas de la comedia televisiva británica, ahí es nada; y aún hoy en día, cuatrocientos años más tarde (bueno, poco menos de cincuenta, en realidad), sigue hablándose de semejante disturbio cómico en el universo mundo.
A los célebres duelos futbolísticos entre las selecciones de meditabundos filósofos (griegos y alemanes), las recreaciones de grandes batallas interpretadas por aguerridas y muy respetables ancianas, y a la venta fraudulenta de animales domésticos difuntos, seguirían sus no menos célebres incursiones en el mundo del celuloide con Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, La vida de Brian o El sentido de la vida.
He aquí, en sus propias palabras, y con furtivos extractos de sus diarios, la historia completa de tan infame y genial compañía teatral.
Pues yo recuerdo está película con mucho cariño. Quizás no llegue al nivel de Toy Story o Gremlins pero... ¿qué…