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El director vasco Julio Medem, reconocido por su singular obra cinematográfica con títulos como “Lucía y el sexo“, “Los amantes del Círculo Polar“, “Vacas“, “Caótica Ana” o “Tierra“, exploró las entrañas de la mentira en “La ardilla roja“, una película que merece ser reivindicada, donde todos mienten, engañan, ocultan, fingen y aparentan, en un juego peligroso pues los personajes van cayendo, mentira tras mentira, en un espiral de engaño y enamoramiento del que cada vez es más difícil salir indemne. Obtuvo el Premio de la Juventud y del Público a la Mejor Película Extranjera en el Festival de Cannes.

La película del director donostiarra Julio Medem, su segundo largometraje, protagonizada por Nancho Novo, Emma Suárez, Carmelo Gómez, Karra Elejalde, María Barranco, Cristina Marcos, Elena Irureta, Ana Gracia, Mónica Molina, Chete Lera, Txema Blasco o Susana García, entre otros, nos narraba como, en una noche de verano, un desesperado Jota intentaba suicidarse tras ser abandonado por su gran amor. En ese momento de crisis, antes de lanzarse al mar, ve caer en la arena de la playa a una chica que ha tenido un accidente de moto. A consecuencia del golpe la joven sufre una amnesia total, no recuerda ni su nombre, ni de dónde viene, ni siquiera sabe el color de sus ojos. Jota, aprovechándose de esta situación, le hace creer a la chica que es su novia desde hace cuatro años.

Una vez levantada la estructura de la obra, donde dos personajes juegan a mentir y ser engañados, la acción se traslada hasta un camping junto a un pantano llamado “La ardilla roja”, donde ella intentará recuperar su memoria y él procurará por todos los medios que ni ella, ni nadie, descubra la mentira.

En resumen, “La ardilla roja” es tanto una comedia romática como un thriller de misterio y una intriga psicológica, y quizás es un poco de ambas. Y todo, envuelto en el celofán de la primera mentira, desencadenante de todas las mentiras que vienen detrás, del amor y del deseo, pero contrapunto de la turbadora amnesia de Lisa (¿o Sofía?) y la metáfora de la ardilla, un animalito hábil y escurridizo.

Julio Medem cuenta en su página web que “La ardilla roja” fascinó a Stanley Kubrick y que éste recomendó a Steven Spielberg que tuviera en cuenta a este director para futuros proyectos. No nos sorprende, pues las películas de Medem, sobretodo las primeras, tienen elementos que podrían encajar en la obra del director de “El Resplandor” o “Eyes wide shut”.

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