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Ambicioso drama en torno a un infiltrado del FBI en el movimiento de las “Panteras negras” en el Chicago de los años 60’s del siglo XX. Digo ambicioso porque pretende muchas cosas, no todas con éxito: recrear la época de tirantez político-social que se vivía con una comunidad negra de Estados Unidos que ejercía presión para ganar su sitio, describir ambientes y lugares de los bajos fondos en los que se mueven los personajes, mostrar las complejidades de una sociedad enmarañada por grupos de intereses diversos… y en ese maremágnum habla sobre los entresijos de unos y otros, condicionados por relaciones de todo tipo. No es una película de visión fácil, es densa, caleidoscópica, con una narración que avanza a “hachazos” y que a veces retrocede en el tiempo y no pretende la empatía del espectador con ningún personaje concreto (si acaso del Fred Hampton con el que Daniel Kaluuya ganó un merecido óscar como actor secundario), sólo que sea testigo de un mundo complejo en conflicto. En el momento de su estreno una película muy apropiada para hacer taquilla o ganar espectadores. A parte de la estatuilla de Kaluuya ganó el óscar a mejor canción y obtuvo 4 nominaciones más (mejor película, actor de reparto para Lakeith Stanfield, guión original y fotografía).