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Hay algunas frases del mundo del cómic que son inconfundibles, y hasta los menos aficionados al medio serían capaces de reconocer. El “I’m A Poor Lonesome Cowboy” que canturrea Lucky Luke al final de cada álbum, el “Yo no estoy gordo, es que soy bajo de tórax” con el que Obélix se lamenta, el “¡Mil millones de rayos, truenos y centellas!” del capitán Haddock… y el mítico “Quiero ser califa en lugar del califa” de Iznogud, el visir que conspiraba y tramaba planes retorcidos junto a su fiel Dilá Laraht para acabar con el orondo y bondadoso califa Haroun El Poussah y asaltar su lugar como señor de Bagdad. Pero, como todos sabemos, Iznogud nunca alcanza su objetivo y fracasa una vez tras otra, de manera que, incansable, lo vuelve a intentar con planes cada vez más descabellados.

Iznogud (ingeniosa traslación del inglés “Is no good“) es un personaje creado por el guionista René Goscinny y el dibujante Jean Tabary y su primera aparición se remonta al año 1962, en las páginas de la revista “Record”. Curiosamente, las primeras entregas se titulaban “Las aventuras del califa Harún El Pussah” (“Les aventures du calife Haroun El Poussah“) pero pronto cambió su título para reconocer al protagonista real de la obra, el malvado y desafortunado visir Iznogud. Tras la desaparición de la revista “Record” en 1968, la serie se mudó a Pilote hasta 1977. Tras la muerte de René Goscinny, Jean Tabary asumió las tareas de guionista y consiguió los derechos del personaje tras un litigio con Dargaud y creó Éditions de la Séguinière para publicar sus propias historias. Siguió adelante con las desaventuras de Iznogud y empezó a explorar historias más largas que las que había desarrollado su compañero. El protagonista de la función, Iznogud, no cambió: siempre será un villano falso, tramposo y ambicioso, aunque también un fracasado sin suerte, como el Coyote de los Looney Tunes. Si algo puede salir mal, saldrá mal.

En total han publicado un total de treinta y un álbums de este icono del cómic francobelga: catorce de René Goscinny y Jean Tabary (el último, “Les Cauchemars d’Iznogoud“, en 1979), trece más de Jean Tabary en solitario (el último, “La Faute de l’ancêtre“, en 2004) y cuatro de otros autores (los hijos de Tabary, Nicolas y Stephane, entre ellos).

El famoso lema de Iznogud, “Quiero ser califa en lugar del califa“, ha trascendido al personaje y se emplea a menudo cuando se habla de luchas de poder, enfrentamientos entre líderes y subalternos, y aparece en numerosas columnas de opinión políticas para ejemplificar a los secundarios que no quieren permanecer en la sombra y conspiran para derrocar a su líder para ocupar su lugar. Ejemplos, los hay a docenas.

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