Cuando uno puede presumir de haber sido el responsable de la ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos (Londres 2012), haber dirigido una película considerada una referencia del cine más independiente y transgresor (“Trainspotting”) y, además, lucir un Óscar como mejor director en la repisa de la chimenea de casa (“Slumdog Millionaire”), ¿qué más le queda por hacer?
El director británico Danny Boyle saltó al estrellato en el año 1996 con “Trainspotting“, basada en la novela homónima escrita por Irvine Welsh y su segunda película tras “Tumba abierta“. Y junto a él, claro, también se gano su hueco en Hollywood el desconocido actor Ewan McGregor, que poco después fue elegido para interpretar a Obi-Wan Kenobi en la precuela de “Star Wars“. Ambientada en el Edimburgo de los suburbios, “Trainspotting” nos presentaba la dura historia del pícaro, enfermizo y, a veces, simplemente inconsciente Mark Renton, un veinteañero escocés, un marginado de la sociedad, un hijo de los bajos fondos de Edimburgo, que vive rodeado de un puñado de colegas, Sick Boy, Spud y Franco, todos ellos perdedores, pendencieros, truhanes, psicópatas y yonkis, jóvenes autodestructivos que pasan sus días bajo los efectos de las drogas mientras se encaminan directos a un pozo sin fondo. Pero Mark tiene la oportunidad de escapar de ese destino funesto.
Protagonizada por Jonny Lee Miller, Robert Carlyle, Peter Mullan, Ewem Bremner, Kevin McKidd o Kevin Allen, además del mencionado McGregor en el papel protagonista, “Trainspotting” es ya todo un clásico de culto que tuvo secuela hace unos pocos años, muy inferior a la original. En su momento provocó cierta polémica y controversia por sus personajes heroinómanos y, como tal, que pudiera ser interpretada por una romantización o normalización de las drogas. De hecho Bob Dole, el que fue candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en 1996, la acusó de promover el consumo de drogas entre los jóvenes pero dicho debate ya se había producido, y superado, unos años antes con la novela de Irvine Welsh.
Con un presupuesto de apenas 1,5 millones de libras, la película fue un rotundo éxito de taquilla y recaudó en todo el mundo 48 millones. Es inevitable señalar también como clave en el éxito de la película a su potente banda sonora, con presencia de bandas como Blur, Pulp o Elastica en plena eclosión del Britpop. Y no, Oasis no está en la banda sonora porque uno de sus líderes, Noel Gallagher, no apostó por ella porqué no entendió de que iba la película (¡pensaba que era una película sobre trenes!).
Dicen que Danny Boyle rechazó hace algunos años la posibilidad de convertirse en ‘Sir’ y ser condecorado como caballero de la reina de Inglaterra porque quería seguir siendo “un hombre del pueblo”, pero la realidad es que su cine iconoclasta, arrollador y rompedor como el que nos ofreció en “Trainspotting” no ha vuelto a aparecer en su filmografía, y se ha rendido algo a las reglas de Hollywood. Una pena.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…