Es curioso constatar que algunos de personajes más destacados de la literatura de fantasía son albinos. Uno, el elfo oscuro Drizzt de la casa drow Do’Urden de Menzoberranzan, miembro de la temida, caótica, retorcida e imprevisible raza de los elfos oscuros, creado por el escritor norteamericano Robert A. Salvatore para el universo de los Reinos Olvidados. Otro, el brujo errante y cazador de monstruos Geralt de Rivia creado por el escritor polaco Andrzej Sapkowski. Y en tercer lugar, aunque el primero en orden y relevancia, Elric de Melniboné, emperador de la Isla del Dragón, nigromante y hechicero, siervo del señor del caos Arioch, encarnación del Campeón Eterno y portador la Espada Negra, creado por Michael Moorcock. Uno de los mejores personajes de la historia de la literatura fantástica.

Elric, el último emperador de Melniboné, conocido como el Lobo Blanco, el Campeón de Arioch, el Albino o Asesino de Mujeres, es una de las encarnaciones más conocidas del Campeón Eterno, como también lo son Corum Jhaelen Irsei, Dorian Hawkmoon, Erekosë, Jherek Carnelian o el conde Urlik Skarsol. Un héroe condenado con múltiples aspectos y en diferentes realidades. Emperador, guerrero y hechicero de la decadente Isla del Dragón, este personaje es el antihéroe protagonista de una saga esencial en la historia de la literatura fantástica escrita por el británico Michael Moorcock.
Con una primera aparición fechada en 1961, en el relato “The Dreaming City” publicado en la revista “Science Fantasy”, Elric es el personaje protagonista de una serie cerrada de ocho libros (“Elric de Melniboné”, “La Fortaleza de la Perla”, “Marinero de los mares del destino”, “El misterio del lobo blanco”, “La torre evanescente”, “La venganza de la Rosa”, “La maldición de la Espada Negra”, y “Portadora de Tormentas”), emperador a su pesar, guerrero y hechicero de la decadente nación de Melniboné, albino y de naturaleza débil, portador de las espadas Tormentosa y Enlutada, inevitablemente solitario, maldito, títere de fuerzas superiores, sin control sobre su destino y condenado a servir como peón para preservar el eterno equilibrio entre el Orden y el Caos.
Maestro de maestros, Moorcock es uno de los más prolíficos autores de fantasía épica, creador de la saga del Campeón Eterno cuya obra ha obtenido los premios más prestigiosos del género, incluyendo Nebula, August Derleth, British Fantasy, World Fantasy, Campbell Memorial o Guardian Fiction. Sí, en la lista falta el Hugo, pero su influencia en el género y su relevancia como punta de lanza del movimiento regenerador de la fantasía occidental más clásica (la llamada ‘New Wave’) es tan grande que nadie le negará su lugar en el Olimpo, entre los más importantes autores de la literatura fantástica.
“Elric: Tormentosa” de Julien Blondel, Jean-Luc Cano, Didier Poli, Robin Recht y Julien Telo (aunque los créditos también mencionan a Scarlett Smulkowski y Jean Bastide), es la segunda entrega de una nueva adaptación al noveno arte de las funestas aventuras de Elric de Melniboné, que inauguró “Elric: El Trono de Rubí” y que publica en castellano Yermo Ediciones.
Antes de estos dos álbums, las aventuras del Emperador de Melniboné han visto numerosas adaptaciones previas al cómic, realizadas por autores tan reconocidos como Francesco Biagini y Chris Roberson (“Elric: El equilibrio perdido” publicada en castellano por Panini Comics, en el año 2012), Roy Thomas y Barry Windsor-Smith, P. Craig Russell y Neil Gaiman (“Elric: Portadora de Tormentas” publicada en castellano por Planeta DeAgostini), Walter Simonson (“Elric: La forja de un hechicero” también de la mano de Planeta DeAgostini, en el año 2007), Michael T. Gilber, Howard Chaykin, Mike ‘Hellboy’ Mignola, el ilustrador y portadista Brom, George Freeman, Jan Durseema o el pionero Jan Cawthorn, entre muchos otros, pero el mismo Michael Moorcock ha señalado, como se podía leer en el prólogo del primer álbum, que esta versión es la que más se ajusta a la visión que él tiene de su personaje. Y en esta segunda entrega es Alan Moore, ¡el mejor guionista de cómics del mundo!, quién se rinde a esta saga y la califica como la mejor adaptación al cómic de las novelas de Elric.
En “Elric: Tormentosa” acompañaremos al emperador Elric en busca de su pérfido y traicionero primo Yyrkoon, que ha secuestrado a Cymoril tras frustrarse el complot para ocupar el trono. El albino deberá abandonar el trono de rubí desde el que reina y ponerse en la cabeza del ejército, través de los mares y hasta los Reinos Jóvenes, a la caza de Yyrkoon. Para conseguir su propósito Elric deberá rendirse a su funesto destino, que le predice desgracia y muerte, y aliarse con poderes tan aterradores como Arioch, el Señor del Caos, o Straasha, señor de los océanos, y empuñar la más terrible de las armas: Tormentosa, la espada que marcará el destino de Elric, de la decadente Melniboné y del mundo entero, que tiene el poder de absorber las almas de aquellos a los que arranca la vida.
No hay que olvidar que el protagonista de la saga no es Elric, aunque lo parezca. No, este desgraciado personaje que gobierna con desgana una nación que había regido el mundo durante diez mil años es un simple títere al servicio de poderes mucho mayores, una cáscara de nuez a la deriva en los mares del destino, una pieza en el tablero de la guerra eterna entre el Orden y el Caos, y las novelas de Moorcock en realidad nos estan hablando de Stormbringer y de Mournblade. Sí, la saga de Elric de Melniboné es en realidad la historia de dos espadas con consciencia y voluntad propia, la Tormentosa y la Enlutada, de cómo fueron descubiertas y del papel que desempeñaron en el destino del mundo.
El primer volumen ya lo constataba, pero este segundo volumen confirma que la adaptación que han llevado a cabo Julien Blondel (“Akademy”) y Jean-Luc Cano, y la tríada de dibujantes formada por Didier Poli (“Le Petit Prince”), Robin Recht (“Totendom, Julius” con Xavier Dorison) y Julien Telo originalmente para Glénat con el título en francés “Elric: Stormbringer”, es brillante. Cincuenta páginas espléndidas, que se hacen cortas, repletas de aventuras, brujería, traición, épica y espadas. Dos espadas negras.
Es una evidencia para los seguidores y lectores de las novelas de Elric que el aire de decadencia que se respira la Isla del Dragón, un imperio de diez mil años de reinado interrumpido en sus últimos estertores, está reflejado con brillantez, y que la crudeza indiferente e inmisericorde de sus habitantes, como se constata con el trato vil que deparan a los humildes habitantes de los Reinos Jóvenes que acogen a Elric y sus hombres, recoge todo lo que Moorcock quería transmitir en sus novelas. A eso le añadimos el diseño de vestuario (el doctor Burlón luce un atuendo de evidentes reminiscencias sadomasoquistas con toques de los cenobitas del “Hellraiser” de Clive Barker, la armadura negra de Elric recuerda mucho a las ilustraciones de Brom,…), la ambientación (esa impresionante cueva volcánica de los dragones, las orillas espinosas de Melniboné, las ruinas de la antigua ciudad de Dhoz-Kam, el trono carmesí,…), las criaturas (el conjuro de carne al que se enfrentan en Dhoz-Kam, ), la caracterización de los personajes (el aterrador rostro infantil de Arioch, la locura en los ojos de Yyrkoon, los señores elementales Gome y Straasha que no se muestran pero que se insinuan en todo su esplendor,…) e incluso los objetos más pequeños o inignificantes que completan las escenas (las crueles cadenas, ganchos, pinchos y demás) para convertir este cómic en un trabajo sobresaliente.
Como ya afirmamos en “Elric: El Trono de Rubí”, Blondel y su colaborador Jean-Luc Cano han conseguido llegar hasta el alma de los libros de Moorcock, pero los lápices de Didier Poli y Julien Telo, el entintado enérgico de Robin Recht y el color cálido y oscuro de Scarlett Smulkowski consiguen transmitir las sensaciones adecuadas tras un largo proceso de concepción y maduración muy fecundo en cambios (como se puede apreciar en los extras del álbum), demostrando que esta obra, de autores franceses y edición francesa, tiene mayor margen de desarrollo, más recorrido y más libertad creativa que las versiones anteriores de las aventuras de Elric de Melniboné, casi todas anglosajonas.
En conclusión, que si cuando reseñamos “El Trono de Rubí” no dudamos en afirmar que Yermo Ediciones había acertado con su apuesta por esta obra, que ha acumulado elogios, críticas positivas y halagos, no dudamos que estos se ampliarán con “Tormentosa”. Y si la primera entrega de “Elric” sirvió para que, cuando Yermo Ediciones daba sus primeros pasos, quedara clara su voluntad de dejar huella en el mercado del cómic en nuestro país apostando por lo mejor del cómic en formatos tradicionales pero muy cuidados, “Tormentosa” llega con la editorial asentada como una realidad firme y segura. Así pues… ¿para cuándo la tercera entrega?
Ésta es la historia de Melniboné, la Isla del Dragón. Es una historia de tragedias, de monstruosas emociones y de elevadas ambiciones. Una historia de traiciones y altos ideales, de agonías y grandes placeres, de amores amargos y de dulces odios. Ésta es la historia de Elric de Melniboné, gran parte de la cual sólo recordaría el propio Elric en sus pesadillas. (de “Crónica de la Espada Negra”)
Elric: Tormentosa.
Guión: Julien Blondel y Jean-Luc Cano
Dibujo: Didier Poli, Robin Recht y Julien Telo
Color: Scarlett Smulkowski
Editorial: Yermo Ediciones
Fecha de publicación: Noviembre de 2014
Título original: Stormbringer
Edición original: Glénat Editions (Francia)
ISBN: 9788494325922
Formato: 23,5×31,2cm. Cartoné. Color.
Páginas: 56
Precio: 16,00 euros
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…